viernes, 11 de marzo de 2022

 

NEVENKA 

Nevenka en el recuerdo; acosada, vilipendiada y sola.

Ignoro a cuento de qué, quizá por la celebración del Dia de la Mujer o por  una serie televisiva que ha retomado el caso,  alguien ha traído a colación la historia de Nevenka Fernández, la bella concejala de Hacienda del Ayuntamiento de Ponferrada, acosada sexualmente por Ismael Alvarez, su alcalde del PP, al que tuvo el valor de denunciar.  Todo el pueblo, de derechas naturalmente,  repudió a Nevenka, también de derechas y del PP, creo. Las peores fueron  las mujeres que vieron en el  alcalde un acosado y en Nevenka una acosadora.  O, por lo menos, una consentidora ambiciosa y aficionada a los hoteles de lujo donde alguna vez había pernoctado invitada por el Ayuntamiento del que era concejada.  Las feministas le dieron de lado arguyendo que ¨´no le tenían confianza¨´.  En el peor de los casos, si algo había habido entre alcalde y concejala, había dejado de haberlo, y NO es NO, aunque el edil máximo diga SÍ.  Juan  José Millas, columnista de El País,  salió en  defensa de la chica y  publicó un libro, Hay algo que no es como me dicen. El caso Nevenka contra la realidad.

  Nevenka ganó el juicio,  pero tuvo que expatriarse a Londres, me parece. Mientras, el infame Ismael Alvarez, siguió campando a sus anchas y volviendo a ganar las elecciones. Y ahí sigue, supongo, si no la ha palmado. De vez en cuando aparece en Twiter una cuenta con el  nombre de Nevenka Warning,  culta y discreta,  que para nada alude al caso e ignoro si es ella misma.

 Viví intensamente aquellas jornadas hace años, aunque no llegué a conocer personalmente a aquella mujer mancillada. Tampoco conocí a Ismael, el infame. Se celebraba la Feria del Libro, creo recordar, y me habían invitado a hacer una lectura de  SONETOS DE FUEGO Y NIEVE,  editado por Hontanar, una modesta editorial de Ponferrada que, según me dijeron luego sus dueñas, habían hallado en los sonetos  un respiradero a sus estrecheces. Quise, en solidaridad con Nevenka, suspender la firma y presentación, pero me aconsejaron que no lo hiciera, que las andanzas )sic) de la concejala ¨´nada tenían que ver con la literatura )sic). Me harté de firmar ejemplares y, como mi fuente de ingresos era el periodismo y no la poesía,  les cedí todos los derechos y posibles reediciones. Los primorosos y descarados desnudos eróticos de Modesto Roldán, un gran pintor onubense del exilio y la diáspora, fueron decisivos en el éxito del libro. Pero todo esto es ajeno a Nevenka Fernández, una mujer de derechas que se atrevió a denunciar en aquellos tiempos  todavía  obscuros, a un alcalde convencido del caciquil derecho de pernada. Como creo que ya he dicho, Nevenka ganó el juicio, pero no le sirvió de nada, dada su absoluta soledad. Tuvo que hacer las maletas y marcharse.

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