LUIS RUBIALES, UN MAFIOSO CORRUPTO, TRINCADO POR UN BESO.
Hacía mucho tiempo que no veía yo
a este país tan encendido y enfrentado, partido en dos mitades. Este país
llamado España siempre ha sido dado a la discordia y la gresca. Siempre hemos estado enfrentados en dos bandos;
blancos y negros cuando el liberalismo ilustrado, rojos y azules más reciente y
más trágicamente, Joselito y Belmonte, Pérez Galdós o Valle Inclán. Pero lo de ahora rebasa, al menos desde mi humilde punto de vista, todo
lo previsible e imaginado. O Luis
Rubiales, el depredador, o Jenni Hermoso, la virgen libérrima y ultrajada. La causa y motivo inmediato ha
sido un beso al parecer robado, por un depredador infame apellidado Rubiales,
llamado Luis y seleccionador nacional del equipo de mujeres futbolistas
campeonas del mundo del que Jenni es parte y estrella. Y se ha armado el cirio. A Luis Rubiales autor de numerosos tropelías,
sexuales y económicas, solo o acompañado
de terceros, colaboradores necesarios, es un delincuente sin escrúpulos y le han
trincado por un beso. Le ha pasado algo
parecido al famoso gánster de Chicago, Al
Capone, con el cual, parecer, tiene ciertas semejanzas de comportamiento. A Luis Rubiales le va a
caer la mundial y lo van a dejar en pelota picada, solo, acaso en la cárcel y
con razón vilipendiado.
Mi feminismo lleva el lastre del machismo en que he sido
educado. El beso, tal como se ve en las fotografías, no es sólo un ósculo de
felicitación entre camaradas triunfantes, sino un beso intenso y compartido, un
beso de costumbre ejercitada. Puede que fuera un beso repetido, nada nuevo, y
legítimamente ejercitado otras veces y
con todo derecho. Ignoro la relación
íntima y estricta que pueda haber entre Rubiales, el depredador,
presidente de la Federación Española de Fútbol de cuya teta ha mamado en
términos escandalosamente lucrativos y
de dudosa legalidad. Pero el encontronazo del morreo, incluido el salto de
Jenni enlazando sus fibrosas piernas de
atleta en la cintura de Luis Rubiales, es verdaderamente espectacular. Y remata la futbolista eres un crac. Todo parece indicar que entre ambos, aparte la
dependencia técnica entrenador y jugadora, pudiera haber una relación de otra
índole. No nos incumbe averiguar su naturaleza y duración, eso es cuestión de
la esposa de Rubiales y del novio o compañero de Jenni, si lo tiene o tuviera.
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