VERSOS CONTRA LAS BALAS
Un grito por la paz, una oración, un lamento; una defensa de
la inocencia ultrajada, la herida abierta del hombre al que no le basta su fe
en la DIVINIDAD para enfrentarse al actual horror del mundo. Ni su comunión con su esposa, ni su fe en el padre
ARRUPE, que fue, creo, Superior de la Compañía de Jesús. No estoy muy al tanto
de este tipo de jerarquías. Recordemos otros libros de Jesús FIGUERES ,?Porqúe lloras,
ARRUPE.? O A ella, Y Principiando, o Esperando el principio, sin pretensiones por mi pate de exahustividad,. Jesús Figueres entre la mística y la pasión por el hombre creyente y
desvalido. Formalmente, retoma la disposición tipográfica del verso
roto, escalonado, fragmentado. Tendencia que algunos poetas practicaron hace tiempo y que no llegó a cuajar en estilo dominante, tampoco lo pretendían. Trataban de resaltar visualmente,
la importancia del pensamiento que les interesaba poner de relieve. Libro sencillo, elemental, sin retórias y del que los siguientes versos pueden ser su mejor definición y análisis: "Silencio. Mis niños duermen./ Que pare el trueno de la metralla/ y el silbido de las balas" Libro inusual, por distinto, dentro de un panorama poco alentador de la actual poesía
española que sigue anclada, creo, entre
un esteticismo heredado de los novísimos de Castellet y el clasicismo de la
generación de los cincuenta. Acostumbro a decir, cuando me preguntan sobre poetas jóvenes actuales, que yo me
quedé en Quevedo o a lo sumo, en la Generación del 27. No es verdad del todo. Llegué también a Federico García Lorca, asesinado por el fascismo, a Miguel Hernández, el mito sacro de mi generación hoy ochentona, a Juan Ramón , su "poesía pura",sus manías de neurótico y su Premio Nobel, "no lo toques ya más/ asì es la rosa"; a Luis Rosales, jefe que había sido de la falange granadina, con su hermano Pepiniqui los cuales no pudieron salvar a Lorca, refugiado en su casa, donde, como casa de faangistas, lo creían seguro. También he llegado a Blas de Otero, Salvador Espriu y su La pell de brau. Claudio Rodríguez, a Pere
Gimferrer y algunos otros. Quiero decir con esto que no me quedé en Quevedo, nada más., aunque reconozco leer poca poesía actual y que mi interés por la lírica ha disminuido notablemente. "Malos tiempos para la lírica", que dijo Bertold Brecht.
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