PAN
Pan llanco de Colmenar Viejo
No hace muchos años todavía,
cuando yo empecé a considerarme tan colmenareño como palentino de Torre de los
Molinos, o casi, hijo adoptivo de Colmenar, éste tenía fama de amasar y cocer el menor pan de
la comarca, en una panadería situada a la salida del pueblo, camino de Miraflores y de Hoyos de Manzanares, cerca de la plaza de toros. Los
fines de semana los catetos de Madrid, que salían al campo a las estribaciones
de la montaña de la Pedrera, a comerse la tortilla de patatas hacían cola ante
esa panadería que ignoro si sigue existiendo. Supongo que la manera artesanal
de hacer el pan ya no se usa, pero los que nacimos en una aldea de Castilla la
tenemos muy presente y ha marcado nuestros
gustos paneros. Comíamos pan
blanco y reciente todos los días, pan candeal. Un lujazo. Y enocasiones de escasez de trigo, pan de centeno que no estaba del todo mal.Aunque algunos, no
muchos, prefirieran el pan “más posado” Se trataba de unos usos solidarios
establecidos, sin que a nadie se le pasara
por la imaginación saltárselos. Los rebojos,
o sea el pan duro, se usaba para hacer
sopas de ajo hervidas en cazuela de Pereruela o
para dárselos a los galgos de liebres,
que no sé por qué, los preferían
al pan reciente. En Torre de los Molinos, mi pueblo, había un horno, de propiedad privada y uso
colectivo. Cada dia le tocaba cocer a un vecino, el cual repartía la hornada
entre los demás vecinos, operación que se repetía a diario. Amasar el pan, darle forma redonda, con más o
menos miga según gustos, marcar sus coscoritos exteriores que era la parte más
preciada, meterlo en el horno con una pala muy larga, y con ella retirarlo
cuando se consideraba cocido era un rito observado con precisión. La temperatura
del horno se consideraba adecuada según el color que adquiría el barro de su
bóveda. Nadie que no haya pasado esta experiencia artesanal puede valorar cabalmente
la calidad del pan, ni en Colmenar Viejo
ni en ninguna parte. O sea, que diría PacoUmbral, el cual popularizó en sus
artículos una muletilla que hizo fortuna entre su numerosos lectores, “iba yo a
comprar el pan”.
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