Malos tiempos para la lírica. JVILLAN
Eso dijo me parece, Bertold
Brecht, hombre de teatro total, marxista de corazón y autor dramático cuya
primera aspiración, con su teatro era divertir. Luego vendría lo del
compromiso, la historicidad, el distanciamiento tan mal entendido por la tribu
española de la Farándula. Perseguido por el nazismo refugió en EE UU, patria entonces de la libertad y hoy gendarme del universo,
terrorista en Israel contra Palestina. En la biblioteca de mi despacho, de mi
dacha, copyrith PacoUmbtal, en la sierra madrileña reposan sus obras completas,
nueve tomos º con olor a historia, a papel subrayado, doblado, manoseado.
Respeto las exigencias de la tecnología y las admiro, pero me cuesta adaptar mi
lectura a esas exigencias. Malos tiempos, pues, para lírica y yo me atrevería afirmar que también para,
la épica y la dramática. Y no se trata de culpar a la democracia, el menos malo
de los sistemas políticos, según dijo me parece Winston Churchil. La democracia
o es el pérfido disfraz de la dictadura o lleva en su propia naturaleza el
germen de su destrucción. Esa es la cuestión. Tampoco se trata de culpar de todo a la derecha. La derecha,
al menos hasta que llegue un sociedad sin clases, que Marx teorizó y Lenin no
acabó de dibujar del todo, calificando el imperialismo como la última dase del
capitalismo. La derecha es un elemento necesario para el equilibrio democrático,
máxima aspiración de la sociedad de estos tiempos tan malos para la lírica. Lo que ocurre es la derecha española no es que
sea ágrafa e inculta, es que no es una derecha ilustrada y está directamente
sin civilizar.
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