viernes, 30 de octubre de 2020

Pablo Lozano in memoriam; un caballero del toro

 

 

Ha muerto Pablo Lozano, “la muleta de Castilla”; forjador de toreros, sobre todo. Dentro del toro era una figura respetada y admirada: se lo ha llevado por delante el marrajo del coronavirus.  De los Lozano fue el que menos traté. Tenía para las relaciones públicas la misma falta de disposición que tengo yo. Sin embargo, todo el mundo sabía que era una viga maestra que apuntalaba la fecunda saga. Tuve más trato con Jose Luis, inteligencia pura; cordialidad que nunca ponía mala cara ante una crítica adversa, pero capaz de discutir todos sus puntos; tanto los favorables, a la contra, como los desfavorables, también a la contra. Pablo Lozano, me parece recordar, era hombre de campo, veedor de toros para lo cual tenía, al parecer, especial sagacidad. José Luis era la diplomacia y Manolo Lozano, al que más traté de los hermanos, en mi época de crítico del Mundo, se había apartado totalmente de la burocracia taurina. A éste, yo lo veía en las Ferias, especialmente en Pamplona que nunca se perdía y en cuya plaza de la Misericordia entraba siempre comiendo un helado; lo veía en compañía de Javier Aguirre y de Esperanza Roy, la gran vedette de las piernas de oro, la ¡!gran actriz!!!, de quien había sido novio y con quienes mantenía una amistad leal. Una vez que le hice a Esperanza una crítica de teatro muy favorable, Manolo me llamó emocionado. Tuvimos el proyecto de publicar su apasionante biografía, pero se quedó en proyecto.

A Pablo Lozano siempre le consideré de la raza noble de los tratantes que con un apretón de manos sellaban un trato inamovible. Como torero no llegué a verlo y tengo que dar por buena su leyenda. De la última generación de los Lozano, frecuento las redes, que me ponen a parir por mi defensa de los toros, aunque hace siglos no veo una corrida, con Fernando  que continúa ligado, me parece, a cuestiones taurinas. Y, de vez en cuando, cambio impresiones con Pablo, gran escultor desplazado, tengo esa mala sensación, por los asuntos de toros. Para mí, sería de lamentar que se perdiese un escultor a cambio de un taurino. Por lo demás, la pandemia  que se ha llevado por delante a Pablo Lozano,  va a cambiar, está cambiando ya,  muchas cosas. Todo es provisional menos la muerte. Requiescat in pace.

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