sábado, 9 de octubre de 2021

 

Luis Espada, el legendario presidente de Las VENTAS

Ha muerto hace  algunas semanas, a los 90 años de edad, por Covid y otras dolencias añadidas, Luis Espada,  el mejor presidente de las Ventas que yo he visto. Ni un minuto de silencio ha guardado la que dice ser y llamarse primera plaza del mundo in memoriam de Luis Espada, me cuentan. Me llega la noticia de su muerte con retraso a través de Emilio Martínez. Ambos, cuando ejercíamos la crónica taurina, éramos seguidores del polémico presidente que un dia de San Isidro llegó a devolver siete toros por manifiesta invalidez. Siete toros en la primera plaza del mundo, mientras los Chopera, empresarios, se llevaban  aterrorizados, las manos a la cabeza en el callejón y anunciaban por megafonía que no había más sobreros. Si no había más toros era evidente que la corrida habría de suspenderse y devolver el importe de las entradas. Hubo más toros No sé si fue en esta ocasión cuando yo  llegué a llamarle el EMPERADOR del Palco, calificativo que recibió con su habitual estoicismo y sentido del humor.

 Luis Espada, además de comisario de policía, como era preceptivo para presidir las corridas,  era pintor y poeta; yo escribo versos y por entonces hacía crítica de pintura lo cual, según Espada, da una visión plástica del toreo enriquecedora, opinión que yo compartía y sobre la que he escrito con frecuencia. Con todo, su  seña de identidad era la defensa del toro íntegro y con su trapío correspondiente. Le gustaba el flamenco y era mejor palmero, lo cual no es fácil, que cantaor. A mi también me gusta el flamenco, y me atrevía a cantiñear, hoy no me atrevo, con grandes dosis de audacia. Recibía yo por ello el reconocimiento de los flamencos y la gitanería, en especial de Fernando Terremoto, que me decía ¨´tienes conocimiento, pero no tienes poé¨. Yo elogiaba siempre a Luis Espada en mis críticas, salvo raras y extremas ocasiones, su labor en el palco presidencial,  lo cual tenía un doble efecto; ganarme las simpatía del gentío y excitar la cólera del señor Lamarca, el peor presidente, después de Pangua que otorgó el rabo a Palomo Linares, recompensado, según el perverso Alfonso Navalón,  con 500.000 pesetas por los Lozano, apoderados de Palomo. Donde estés, amigo mio, y eras cristiano practicante, creo recordar, ¡!va por ti!!. Vaya por ti esta laudatio laica en sustitución de ese minuto de silencio que los aficionados de pro y de bien dedican a los difuntos ilustres.

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