BERTIN OSBORNE DE GARRAFON.
Yo creí s que Osborne era una marca de coñac. Y
parece que así fue y quizá sigue siendo, no estoy muy al tanto. Soy de vino Rioja
o Ribera del Duero, tinto gran reserva y los licores me revuelven el
estómago. Sin embargo, carezco de prejuicios y no hago ascos a un un jerez
seco, un Moriles o un Montilla. Bertín Osborne es, sobre todo un
señorito andaluz. Un señorito andaluz de fusta y de espuela, de los
que Salvador Távora cantaba
¨Señor que viene a caballo
Y no da los buenos días,
Si el caballo cojeara
Otro gallo cantaría.
También canta, o algo así, y hace cosas en televisión, pues fotogenia y desparpajo nadie le va a
negar, programas que no divierten a la gente, pero tampoco la hacen pensar. Para
hacer pensar hay que reflexionar primero,
y eso
no es frecuente en los betines osbornes al uso. Recibe en su casa
a los invitados a los que agasaja generosamente. Y tiene, o tenía, un
restaurante en Madrid calle la Cruz, me parece, esquina a Carrera de
San Jerónimo, El rincón de Bertin Osborne, por donde yo pasaba en
taxi cuando volvía del Teatro Español . Nunca entré en el Rincón.
Para discutir la obra que habíamos visto, los amigos tomábamos vino y su
gloriosa ensalada de tomate en Viña Pé, una taberna taurina con fotos de
Lola Flores, Manolete, Caracol, el Pipo, que fue el inventor del Cordobés,
dedicadas y una del Pelos, también dedicada, dando la vuelta al ruedo. También había fotos, de curas con teja y manteo y alguna monja, de
películas de Fellini. Pero lo mejor, la ensalada de tomate, el chorizo,
salchichón de Vich y no infrecuentemente, para los clientes asíduos, cecina
de León . La última vez que cené allí, de mesa y a la
carta, fue me parece recordar, con Denis
Rafter, una noche que había representado con gran éxito los Sonetos de Shakespeare
en el Español. El último almuerzo fue con mi adorada Helena Pimenta, directora
de la Compañía Nacional de Teatro Clásico entonces. Quedó maravillada de
la comida, aunque Helena no es grastrónoma de pedigrí. En Viña Pé quedaba yo a menudo con Fernando
Conde, el de Martes y Trece, el de más talento, que se independizó por
su cuenta. Fernando Conde era amigo de Curro Vázquez, torerazo. Y pasábamos
más tiempo hablando del natural o la verónica de Curro que de teatro. Bueno,
felices pascuas a todos, incluidos los Bertinis y los osbornes de garrafón.
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