viernes, 23 de junio de 2023

 

PRIMERA VISION  de MARIA CASARES. 

FEMINISMO SUPREMO de UNA REPUBLICANA

Acabo de recibir el último libro de Sabela Hermida, escritora y actriz gallega, María Casares frente ao espello. Editions Xerais.  Maria Casares, una mujer bellísima. Nunca  se me ocurriría  empezar así un artículo, mujer bellísima,  si no estuviera convencido de que su inteligencia y su talento son también superlativos. Fascinante, universal, gallega, antifranquista, republicana, hija de Casares Quiroga el último presidente de la República contra la que se alzó un general golpista y traidor, Francisco Franco Bahamonde, el genocida. María Casares un mito de la escena francesa y una desconocida en España. Sin victimismos María Casares reflejó su aventura de transterrada en su autobiografía, Residente privilegiada.  Sabela Hermida, gallega, actriz también como la Casares  y posiblemente la máxima autoridad en estos momentos sobre el tema. Frente ao espello. Qué espejo, podría uno preguntarse, pues los espejos en que se reflejó y se refleja María Casares son múltiples y diversos. La memoria, el apasionado magisterio  de Maria Casares necesitaba un libro, no uno más, y ya lo tiene.

No es la primera vez que Sabela se aproxima a la colosal figura de María Casares. Se doctoró con una tesis sobre ella y el pasado año encabezó los fastos de su centenario patrocinados por el Ayuntamiento de A Coruña.  En ellos me cupo el inmenso honor de participar con una pequeña obra de teatro, Política sentimental.Dialogo necesario entre María Casares y Albert Camus. Corro el riesgo, y si es preciso, retiro lo de obra de teatro. Sigo pensando que el teatro es un lenguaje sagrado, mucho más que literatura dialogada, que el teatro no es literatura. Es palabra, in principio erat verbum, pero se trata de palabra dramática. A don William Shakespear me remito. Y en última instancia a la autoridad de Antonin Artaud, sumo sacedrote del teatro del gesto, que llegó a teorizar sobre lo mismos en El teatro y su doble, si mal no recuerdo. A lo más que puede llegar es  Soy quizá buen dialoguista, pero no soy autor.  Interpretada por Sabela Hermida y Germán Torres, dirigida y escenografiada por David Fernandez de Loaysa, se convirtió en uno de los acontecimientos de la sala Guindalera. Recientemente se ha repuesto en la Sala Tribueñe, de Irina Kourbescaya. Y luego seguirá por los caminos de España. Supongo.

El nuevo libro de Sabela Hermida, podría decirse que es lo más definitivo que se ha escrito sobre la Casares y viene ilustrado con fotografías de este símbolo supremo de la España antifranquista y transterrada en compañía de los españoles más representativos del exilio gallego y galleguista, exilio español a fuerza de ser gallego. Digo que es lo más definitivo sobre María Casares, pero no estoy muy seguro. Sabela Hermida sigue investigando en esta personalidad poliédrica e inabarcable. Sí me parece necesario resaltar la magnífica edición del texto, elegante y cuidada. Tapas duras en suave ocre, tirando a vainilla y guardas negras, portada con un retrato a línea de la actriz, de un expresionismo duro y ciego, ojos que ven sin mirar. Todo ello obra de Andrea Gil de la Concepción, a partir de una caricatura hecha por Luis Seoane..

Conocí a María Casares cuando ya en democracia, la Santa Transición, vino a España a representar El adefesio, de Rafael Alberti. Pese a la presencia tórrida, bella  y joven  en el reparto de Victoria Vera, aquel acontecimiento fue un fracaso, relativo si se quiere,  pero fracaso al fin y al cabo,  que afectó negativamente a María Casares,  mito universal desconocida e ignorada en su propio país. Yo aún estaba lejos de hacer crítica de teatro y me limité a hacer algún reportaje entusiasta para algunas revistas. El Adefesio sirvió también, de pasada, para demostrar que Rafael Alberti era un mediocre autor de teatro, que nuca se libraría de la sombra de Federico García Lorca. La dirección de José Luis Alonso, tan eficaz y creadora otras veces, tampoco contribuyó  a levantar tan precaria circunstancia. María Casares era hija de Casares Quiroga, último presidente del Gobierno, antes de la asonada.  Hubo de exiliarse con el advenimiento de la Cruzada contra el comunismo iniciada por Franco y la Iglesia Católica, que firmó la  infame Carta de adhesión al Alzamiento. Toda la Iglesia Española la firmó, menos el  obispo de Álava, y el de Barcelona, Vidal i Barraquer. De la vida y obra de María Casares quedó constancia en su autobiografía, Residente Privilegia.

Quizá el mayor acierto de Sabela Hermida es vincular radicalmente la vida y la obra de la actriz al existencialismo y llevarlo radicalmente a su concepción del teatro y de la vida. No hay teatro sin vivencias, sin vida radical y vertiginosa, ambos vida y teatro se retroalimentan. En consecuencia, parece que María Casares no se privó de nada, ni de gozos, placeres o sufrimientos . Menos de éstos que de aquéllos, pues la obra y vida de Casares, con o sin Albert Camus fue constante celebración.

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