Pablo Pombo, PINTOR de CRISTO
Con motivo de un intenso cambio
de impresiones con mis viejos compañeros de Seminario, Aproniano y Mariano
Antolin, he retomado la idea de que el CRISTO de LOS TOREROS, de Pablo Pombo,
que motivó la discusión y yo conservo en mi casa en lugar preferente, encierra en sí toda la cristología pombiana; y
del cual, de ese Cristo derrotado y sufriente, pudiera extraer yo un SERMON de las SIETE
PALABRAS con que Cristo crucificado, entregó a los hombres su legado. Por otra parte, Pombo deja otros Cristos triunfantes
en iglesias y catedrales, véase el
Cristo de la Almudena, Madrid, loado por obispos y cardenales. El propio Pombo
se definió como ¨´pintor de Cristo¨´, en su más amplia acepción. Y así podría
atestiguarlo su viuda Olvido, que amorosamente lo rescató de su malditismo
bohemio y, ya viuda se dedicó a actriz ignoro con qué éxito, pues yo abandoné
el teatro.
No estamos en Semana Santa, pero
da igual. Ahí va mi Sermón
Primera Palabra, PADRE, PERD´0NALOS
P0RQUE NO SABEN LO QUE HACEN. Generosidad…, pero ignorancia de Cristo
agonizante. Los verdugos sí sabían lo que hacían. Cumplían órdenes de las
autoridades romanas. Y en el peor de los casos cumplían designios divinos. De
ahí, quizá, la perdonanza.
SEGUNDA PALABRA. Al ladrón bueno,
a su lado crucificado. HOY ESTARÄS CONMIGO EN EL PARAISO. Flagrante
injusticia. Y al ladrón malo, que le den. ¿ Por qué uno era bueno y el otro
malo?
TERCERA PALABRA. MUJER HE AHÍ
A TU HIJO. Evidencia que no necesita comentario. Madre, no te quedas sola.
CUARTA PALABRA. Dios mio ¿por
qué me has abandonado? Si él, que era el padre, el hijo y el Espriítu
Santo, no lo sabía ¿Quién iba a saberlo? Aquí hay un ¨´contradios¨ dicho sea
con todos los respetos.
QUINTA PALABRA. Tengo sed .
Sitio, en términos exactos. Y más lógicos dada la situación.
SEXTA PALABRA, Todo se ha
consumado. Es decir, cumplí lo previsto y ordenado. Al pie de la letra,
como habíamos pactado los TRES, tu mismo, yo mismo, el Espíritu Santo. Me temo
que esto, UNO y TRINO, no van a entenderlo las almas sencillas. Pero ahí queda.
SEPTIMA PALABRA. En tus manos
encomiendo mi espíritu. Normal, qué
otra cosa podía encomendar, teniendo el cuerpo hecho un guiñap0?
Dios escribe recto en renglones
torcidos. Ya ven, amigos mios, dónde me ha llevado el Cristo de los toreros,
de mi amigo Pombo que R.I P. en la gloria de su pintura. Antes como
crítico de arte me habría limitado a hablar, de colores, trazos, bibujo y
perspectivas. No somos nadie
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