LA MAGIA DE LAS HOGUERASY EL RECUERDO DE CANEJA
Ayer, 24 de junio dia de San
Juan, noche de las hogueras, correspondía que hubiese felicitado a Juan
Manuel Caneja, in memoriam, por cumplir CIENTO CINCO años. Lo hago
hoy, que tanto da un dia de más o de menos. Caneja ha entrado en la eternidad y
es un pintor de culto. Hace unas semanas o meses un miembro de la familia Ordaz,
unos de sus mejores y primeros amigos en
Palencia, me llamó para comunicarme que había heredado de sus padres un Caneja y
que si yo podía certificar su autenticidad. No tuve inconveniente pues me
pareció un Caneja genuino sin ninguna duda. Le sugerí algunos posibles compradores
y casas de subastas. De los primeros canejianos fervorosos, generosos y desinteresados
fue Rafael del Valle. Y Gonzalo Santonja., historiador del toreo, historiador y ,estudioso de la novela social española, al que Isabel, tan mercurial siempre, unas veces quería mucho y otras quería menos. Canejista de
primerísima hora, por pura y simple admiración a su universalidad, recuerdo a
un médico, Antonio Encina que sabía poco de pintura; un
cirujano manco, y miembro de Alianza Popular, derechona. Los alcaldes yo creo que no tienen que saber de pintura, tienen que escuchar a los que saben y gestionar las decisiones. Por ejemplo, Heliodoro Gallego, decisivo en las cuestiones de la Fundación. Después de Isabel Fernandez Almansa, in memoriam, mujer de Caneja,, un bellezón modelo de Balenciaga, miembro del Socorro Rojo, creo
que soy uno de los que mejor conoce su obra. No es demasiado difícil, pues
según Juan Benet, ingeniero metido a novelista con Herrumbrosas lanzas,
Juan Manuel es pintor de un solo cuadro mimetizado hasta el infinito.
Yo creo que Benet sabía de pintura menos que de novela.
Cumplido el protocolo y liturgia de las
felicitaciones, cumple ahora volver al dia San Juan y las hogueras. Para mí,
esta fecha está unida indefectiblemente a Barcelona, la ciudad luz donde se
celebra, o al menos se celebraba, por todo lo alto en la década de los sesenta
y setenta del pasado siglo, cuando yo andaba por las Ramblas y el Raval. Esa
noche me enamoraba sin remedio y, a la mañana siguiente, siempre me sentía
desgraciado, pues sabía que la mujer elegida no iba corresponderme. A veces sí me
correspondía y entones era peor porque temía perderla.
Como del 24 de junio, onomástica
de Caneja y el 26 junio, cumpleaños de Ana van sólo dos días, la
celebración la hacíamos en nuestra casa el dia 26 por la noche. El 24,
Isabel buscaba un restaurante con pedigrí de buena bodega y se llevaba a
algunos amigos. La Chocolatería de la calle Libertad solía ser la
elegida, con el cabreo homérico de Martín Sáez, pintor de un expresionismo irreverente y canalla, porque no
le permitían sentar a la mesa a una preciosa perrita que tenía. ¡Felicidades, Juan
Manuel¡ Felicidades, Isabel. Per Omnia saecula saeculorum
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