BULOS, ACTRICES Y CASTINGS
A quienes procedemos del
ejercicio del periodismo diario en la redacción de un periódico, no nos
sorprenden las urgencias con que Carlos Gil, el patrón de esta nave llamada
ARTEZ, _siempre a punto de zozobrar y
siempre a flote¨_ Nos preocupan, naturalmente, sus achaques, más como amigo que
como mandamás. Si algo enseña y a algo obliga el ejercicio del periodismo
diario es la rapidez. No se piden preciosismos de estilo, ni filigranas del
pensamiento. La sencillez de expresión y
la claridad no siempre son perceptibles en la prensa y a veces, al leer los
periódicos que ya muy raramente compro, me asaltan algunas dudas y no pocas certezas. Aceptada pues la necesidad de las urgencias
como inherente a la propia naturaleza del periodismo, vayamos a la elección del
tema del cual vamos a escribir hoy. Carlos
Gil, no impone ninguno, pero a mí se me ocurren para este número, varios temas posibles
y de actualidad, circunstancia de la
cual el periodismo no puede prescindir.
Por ejemplo, el asunto Ramón Paso,
mi amigo, acusado de abusar de actrices,
o a aspirantes a tales, en los castings,
cosa que no me creo ni borracho, aunque muchos me dicen que puedo estar equivocado; otro, tema podría ser el cambio climático
o el genocidio que en Palestina están perpetrando los nazisionistas de Netanyaju y sus derivas internacionales
que pueden llevarnos a una III guerra mundial, que sería la última, pues no
quedaríamos nadie para contarlo. Como consecuencia colateral, personalmente esto
me llevaría a desmentir la filosofía de Luis Miguel Dominguín. Éste formaba
parte del cartel de Linares la tarde fatídica que Islero mató a Manolete. Gitanillo de Triana, el tercero, murió
tiempo después en accidente. Lo que llevó a Luis Miguel, sobreviviente, a
sentenciar: “siempre ha de quedar alguien para contarlo”.
Cuentan lenguas apócrifas y
viperinas que Luis Miguel, ya una celebridad, cuando se
acostó con Ava Gardner, definida
como “el animal más bello del mundo”, consumado el acto, el seductor legendario se levantó raudo de la cama; y que ante la perplejidad
de Ava, todavía sobria pues aún no había empezado a
beberse toda España y parte del mundo entero, respondió; “voy a contarlo”. Tan sublime importancia atribuía a haberse acostado con
Ava; y tan españolísimo era el autoproclamado número uno de la tauromaquia, en
las Ventas del Espíritu Santo de Madrid,
que si no daba al viento una aventura amorosa de este calibre, ésta
carecía de importancia. Reconozcamos que,
en cosas de catre, los españoles somos somos
como niños.
La autoproclamación de número uno, por parte de
Luis Miguel, era una respuesta a la pretensión de Antonio Ordóñez de alzarse
con el cetro de la tauromaquia que, para
sus partidarios, era cuestión resuelta,
nadie igualaba a Ordóñez. Entre ellos, Juan Gómez Soubrier,
periodista, escritor, personaje un tanto ambiguo en sus fidelidades de amistad y …..jugador de mus, deporte que también practica el director de este papel. Cuando alguien
nombraba a Antonio Ordóñez, Soubrier, ordenaba “de rodillas, mortales”.
Yo prefería a Chenel, el gran Antoñete, que desdeñaba el mus. Era jugador de póker. Cuando Javier Reverte, Celedonio Perellón, genial pintor erótico,
y yo publicamos El libro del Mus, se acabó la discusión.
Para los anales de la historia musística, queda una partida memorable entre Gregorio Ordóñez meses antes de ser
asesinado por ETA, Fernando Fernández Román, comentarista de corridas de toros en
televisión española, Gómez Angulo concejal
de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, por el PP. Fernando y yo, arrasamos sin
discusión. También considero razonables adversarios de mus a Manuel Leguineche, el Fari, taxista y cantante; y el propio Rey Emérito, Juan Carlos de Borbón, hoy
Rey Lear sin patria, acusado de apropiación indebida de caudales y percepción
de comisiones ilícitas. A éste, le dediqué un ejemplar del libro con la
siguiente dedicatoria,
“por ser de origen divino
La Treinta y Una Real
Cayó de abuso
En desuso.
Juegue Majestad con tino
Pues sería desatino
Equivocar el camino
Por la Treinta y Una REAL”.
Para los no versados en la
materia, la Treinta y Una Real consiste en TRES SIETES y una figura, la Sota de Oros preferentemente, e imbatible.
Pero volvamos a Luis Miguel que se ha colado de rondón en este artículo gracias a Ava y a Bosé. El dedo índice hacia las alturas, era también una respuesta a Hemingway, partidario de Ordóñez. La noche celebérrima de Ava, y la necesidad de contarla, es circunstancia a la que doy poco crédito. Luis Miguel era un seductor nato, sin proponérselo. Hubo suicidios de hermosísimas mujeres el dia que Luis Miguel enmaridó con la Bosé, in memoriam. Se casaron en un viaje relámpago a las Vegas. Lucía cuenta en sus memorias que nada más conocerse, en la fiesta de presentación de Muerte de un ciclista, clave en la filmografía de Juan Antonio Bardem y de Lucía Bosé, huyeron del barullo y se pasaron tres días con sus noches en una suite del Palace Hotel fornicando hasta la extenuación. Vamos a ver, pues, cómo se resuelve el asunto Ramón Paso, cuya inocencia, con perdón, a mi me resulta más facil aceptar que su culpabilidad. Con perdón también de Natalia Millan, gran actriz, que me reprocha que yo le siga apoyando a tal "monstruo"
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