jueves, 12 de septiembre de 2013

Contra Morante de la Puebla

Septiembre dia 12 jueves

Nadie se alarme. Jaime Gil de Biedma escribiò un poema que se titula Contra Jaime Gil de Biedma   y sobrevivió. No hay ningún dato   que nos demuestre que Gil de Biedma se amaba  más a sí mismo menos  de lo que, como aficionado, amo yo el toreo Morante de la Puebla. Las verónicas  o los naturales de José Antonio el Grande de la Puebla, forman parte de mi vida, como puede formarlo toda la Generación del 27 o Góngora o Quevedo, por ejemplo. Así que este alegato  Contra Morante, el de la Puebla  exige una explicación y esa explicación, como decía Pepe Isbert en Bienvenido Mr. Marshall,   os la voy a dar. Mi paso,  fugaz, por el Renacimiento estos dias de cenobio y meditación, me ha abierto los ojos: Morante es un torero genial y un pésimo teórico.
A los pocos minutos de concluir la corrida goyesca de Ronda, rompí mi ensimismamiento y hablaba con Carlos Crivell y poco después leía a Zabala de la Serna en Orbyt.  Magia, toreo puro, genialidad. ¿Los toros??; má o menos como todos los de Ronda.  Crivell ha visto las últimas 30 corridas goyescas y  yo me las sé porque en las noches abrileñas a la vera del Guadalquivir me las ha contado. La  entrevista de Zabala, el dia anterior, había caldeado el ambiente desde  el título que engancha y te atrapa,  sobre el tiempo y la perenidad del arte. Solo que el tiempo, a veces, puede ser bastante cabrón. Y el arte es un enigma. Y en estas cosas la gente del Renacimiento, y yo creo que Morante forma parte de él, es muy puntillosa. "El tiempo borrará todo lo que no es arte", me parece que afirmaba Morante; atribuir al tiempo una función de arbitraje sobre la naturaleza del arte es una cuestión peliaguda. Y medir la eternidad del tiempo, también. En esto, al definir lo sublime de un muletazo, nos movemos casi siempre por metáforas: se pararon los relojes, por ejemplo. O un pase de cartel que es lo más estático y congelado del tiempo y acaso sea esa la idea que tenemos de la eternidad: un cartel de toros, un reloj parado. Cosa que no entenderían, por citar solo dos nombres, ni Leonardo ni Miguel Angel.
Luego,  está la idea del movimiento y la imagen modélica de Antonio Ordóñez, con las zapatilladas enraizadas en la arena,  o los pies juntos de Manolo Vázquez. Puede que esa paradoja,   se deba al sevinallismo del toreo rondeño de Morante. Sí, aludo a Ronda y a Sevilla unidas. Pero no queda claro. Supongo que lo  del toreo en movimiento se refiere a ganar terreno en las verónicas, a  la traslación necesaria para ponerse en los terrenos exactos y no para quitarse de ellos, o sea la espantá, no infrecuente en los toreros de magia y duende; o  para guiar el discurso de la corrida en todos sus tercios; o para las chicuelinas al paso, por poner un  ejemplo de toreo movido.  Cuando hablamos de quietud en el toreo, cosa que a veces hace admirablemente Morante, todos sabemos a qué nos referimos: pies quietos sin perder pasos en el embroque. Sin quitarse.
Por último está lo de la técnica. En esto también Morante tiene una frase fantástica y maravillosa, aunque para mí indescifrable: "la técnica no deja sitio al alma". No es así. La técnica es un medio, un instrumento , un conocimiento. Si al utilizar la técnica, precisa y necesaria,   un  artista pierde el alma es  porque no tiene alma; circunstancia que, obviamente, no es el caso de Morante. Aun recuerdo la escandalera que provocó hace años mi afirmación de que Morante, además de duende y embrujo, tenía valor y técnica; sacrilegio. La idea de un Morante poseido por los demonios o por los ángeles, al albur de unas fuerzas incontrolables,  es lo que fascina a la gente. Existe la inspiración, por supuesto, existe el misterio. Pero cuando llegue la inspiración, decía Picasso, que te pille trabajando. O sea con el pincel, la tela o la muleta en sus sitio.

2 comentarios:

  1. descubro tardísimo este comentario; torpezas mias. Os ví el otro dia; una gozada de interpretación, sobre todo. Ya tendría que haber salido la crítica. Ay, los periódicos.....

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