sábado, 21 de septiembre de 2013

TODO EN ORDEN; FRAN HA VUELTO.

Septiembre. Dias 20 y 21; viernes y sábado.

Dias de intensa actividad social y postal. Ha empezado la temporada de Teatro que, en Madrid, al año, mueve más gente que Las Ventas y el Bernabeu. O sea que el teatro funciona, pese al IVA caníbal. No sé si esto lo ven los medios de comunicación; el Mundo, gracias a Manu Llorente, resiste....Todo es cuestión de afición y sentido histórico. Conforta ver en el Valle Inclán las caras conocidas y queridas; y en escena : Teatro de Arte de Moscú y un Chejov raro. Cuando Serrano Suñer gitó "Rusia es culpable", muchos patriotas españoles se fueron a la División Azul: no habían tenido bastante con una guerra...Ahora oimos,  "viene los rusos" y muchos salimos disparados al teatro Valle Inclán para aplaudirlos. Buen trabajo, buen festival dirigido por Fernando Cerón, "Una mirada al mundo". Su señorito, Ernesto Caballero aplaude. Tenemos pendiente Caballero y yo, con Javier Cacho  -un palentino ilustre aficionado al toro y a peregrinar    por Tierra de Campos- un encuentro cumbre: toros y Camino de Santiago. Nada de teatro; Ernesto debe de temer que le recomiende autores, actores y directores españoles; así que solo toros y Camino. Nunca le he recomendado a iluminadores o escenógrafos. Para eso está Raymond el más universal y moderno de nuestros plásticos teatrales. Ana Garay ha desaparecido  y anda, creo, por las Américas. Cada vez que veo a Ernesto, hala, un aluvión de autores y directores, venga tio  recuerdar lo putas que lo pasaste  en tiempos. El director de CDN prometió apoyar al autor español, sin chauvismos, y parece que lo va cumpliendo. En el entreacto de El duelo le cuento el tributo de las cien doncellas que los cobardes castellanos pagaban a los moros y fueron liberadas por una manada de toros patriotas y bravos. Esa escena está esculpida en la fachada  de la Iglesia de Santa María, de Carrión de los Condes, y supongo no le ha pasado inadvertido ni a él ni a su guía Javier Cacho.
En el estreno de "El duelo", Fran. O sea que todo en orden. De golpe, como una iluminación, Fran. Le dí dos besos: volvemos donde solíamos. Ana le dio otros dos  y diálogo; muchos estrenos compartidos y discutidos, sobre todo en La Abadía. Vinos en el Imperio, -el mejor Cigales, el mejor verdejo, el mejor Ribera del Duero- pocos, porque el universalismo de Fran es de buena crianza. Yo soy un aldeano dado al vinazo, la chistorra y los torreznos. Si los Kennedy de USA querían parecerse a los Garrigues de España, no creo que Fran haya querido nunca parecers a Jackie, Onasis cuando mataron a su marido John. Fran es Fran; Fran a secas, eso la define. Es la esposa de Antonio Garrigues. Es la mujer corcho, la que emerge siempre y hace flotar a los demás. La mujer fuerte de la Biblia. Establecido este principio, todo en orden. Antonio Garrigues es un autor teatral casi clandestino; y un excelente poeta que no está en la pomada. Ansón, compañero de pupitre en el Pilar,  le acusa de haber traicionado teatro y poesía para ganar dinero con un famoso   bufete de abogados. No es verdad, creo yo. Garrigues sigue escribiendo poesía y artículos de política y economía, haciendo teatro en su casa, como los Baroja  en  El mirlo blanco.
Otro estreno de postín, en el Matadero Roberto Zucco, un Koltés letal. En primera fila Pedro Casablanc que acaba de regresar de su aventura con Peter Stein; con  él todo el equipo mexicano y español de Tirano Banderas  que en España hiciera en 1974 el gran López Tarso. Aplaudieron a rabiar, y no parecía que fuese cortesía estrenista, a la gente de Roberto Zucco. Como "novela de tierra caliente" definió el gran don Ramón de las barbas de chivo, Tirano Banderas. Me llega una tarjeta de Vustrid Kalminari y Larry Talbot desde Catania: el Vesubio en erupción. Solo los aficionados a la gran poesía sabrán que Vustrid Kalminary y Larry Talbot son los alter ego de Carlos Alvarez, el autor de Aullido de Licántropo, libro que recordaré mañana o pasado.
Javier Otaño me manda una entrevista del Diario Vasco con Xabier Egaña, un pintor al que conocí cuando era profesor de dibujo en Aranzazu, cerca de Oñate. Egaña me contó infinidad de cosas. Y es el Oteyza vasco de la pintura mural un poco menos cascarrabias; está pintando una Iglesia grande, con frescos imponentes. Me dijo hace muchísimos años que, aparte el significado vasquista de Aranzazu, lo más importante era el pórtico de Oteyza: trece apóstoles él sabrá por qué; y las pinturas de Lucio Muñoz y las puertas de Chillida, y Néstor Basterrea para decorar el ábside. Una obra de arte que estuvo paralizada un tiempo y tuvo que autorizar el Concilio Vaticano II. Le preparé a Xabier Egaña una exposición en la Galería Orfila y había más maderos de la secreta que público y eso que el Ya había aireado la exposición. Cuando cerramos, Egaña, Leyva y yo nos fuimos de vinos para respirar. Xabier Egaña me regaló un cuadro con mucha materia hecho con trozos de ornamentos de misa. Algunos amigos, de mucha fé, me piden que se lo regale; yo tengo menos fe, pero el cuadro es mio. Y un recuerdo, además, de que Egaña y  yo no acabamos en la DGS.  
        

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