La metáfora de Rebeca y la señora Danvers
Arde Madrid, castillo famoso; y no en
Fiestas, como el Madrid de Moratín y
la corrida caballeresca, sino en reyertas, dimisiones políticas, corrupciones
varias: puerto de arrebatacapas y arrebatatodo. Dos actos que congregaron al
“todo Madrid”, sinécdoque a la contra que designa el todo por la parte: el 26
por la noche, la despedida de Marcos de
Quinto que se va a Atlanta como jefe supremo de Coca Cola; 27 por la
mañana, a las 9,00, en el Ritz desayuno multitudinario con Casimiro García Abadillo. Estos saraos, cojo como Quevedo y el malvado Ricardo III, me distraen de los objetivos que me van
quedando tras haber soñado, tan terca como inútilmente, la revolución: dar
remate a Sonetos de la nueva impostura y
a Una vida de teatro, memorias
políticas y teatrales que salen con una rara y turbulenta fluidez
desprejuiciada. Sólo queda el recuerdo, o sea las cenizas de una vida: “miré
los muros de la patria mía”.
Los rojos melancólicos, no tienen,
por el momento, partido político, pero les gusta tener patria. Aunque, como
Kubrik en Senderos de Gloria, estén
convencidos de que el patriotismo es el último reducto de los canallas. O el
primero.
El presentador de Casimiro García Abadillo, Carlos Alsina, hizo una presentación
ingeniosa, acaso demasiado sutil para las mentes del común. Deslizó una metáfora cinematográfica la película Rebeca, de Hichtcock, en Manderley, como analogía del
Mundo. Lo único que, a mi entender, quedó claro tras el ágape matutino, es que
en el Mundo no hay ninguna señora Danvers.
Pero sí hay soportes duraderos por su juventud y calidad, como Antonio
Lucas y Jabois, que equilibran
la tendencia fascistoide de algún otro. Y que superarán, ampliamente y por fortuna, mi récord de 5000 (cinco mil) artículos en El
Mundo: como Messi el récord de goles de mi difunto amigo: Telmo Zarraonaindía.
Garcia Abadillo: en corto y por derecho
Por lo demás, todo bien. Casimiro, en
corto y por derecho, trazó un panorama de la prensa y de España, sombrío por su
clarividencia y rotundidad: es necesaria una Nueva Transición; y esa transición
la liderará el Mundo, tanto en la modalidad digital como papelera. Esto nos alegró gozosamente el madrugón a quienes nos sigue
gustando mancharnos las manos con tinta y los periódicos con pringue de churros y café. En el Ritz, hotel que sigue
fascinándome por su romanticismo decimonónico, algunos cadáveres o
cadáveras políticos/as y otros que lo serán pronto, a poco que Podemos levante
el pie del acelerador. La fuerte campaña de demolición contra Podemos, por
parte de dos partidos en escombros putrefactos como PSOE y PP, ya ha empezado.
De una forma u otra habrá pactos que estrangulen a Podemos.
Gente de teatro, pocos, a esa hora criminal.
La Farándula celebra que Casimiro García Abadillo sea el único director de
periódico que pisa los teatros, algunos de los cuales lo tienen ya en el corte,
aunque no pueda ir a los estrenos. Luis María Anson, en cosas de teatro, es punto y aparte. A Enrique Cornejo le miro siempre los
gemelos de oro de la camisa en los que su amigo Umbral decía que Enrique llevaba la efigie de Franco; no hay tal;
es Carlos III. Juan Carlos Pérez de la
Fuente, desde el teatro institucional, ha sido quien ha hecho,
probablemente, un teatro español y de progreso, lo que puede parecer un contradiós, pero es verdad.
Lo cual no se lo ha perdonado ni la progresía ni la caverna.
Progresía y caverna como negaciones.
Tranquilos, siempre he dicho que la progresía es la negación de la
izquierda; y que la caverna es la ausencia de
la derecha europea y liberal que España necesita. Umbral lo creía de Mariano Rajoy y vean ustedes como está la
cosa. Por lo demás, Juan Carlos prepara un Quijote de Arrabal y yo espero que éste acierte más de lo que acertó en su deplorable Dalí versus Picasso. Con Pérez de la
Fuente no hay problema. Sabe que yo no respeto el off the record y menos aún la
confidencialidad de la posible noticia.
Se notó el alarmismo de los comensales
cuando el director del Mundo aludió a Podemos y a Cataluña, como peligros inmediatos
de una III República que acabaría con el tambaleante
trono heredado por Letizia y Felipe VI.
Algunos, muchos, siguen prefiriendo como José
Calvo Sotelo, el protomártir, una España roja a una España rota; menos
lobos.
Modelo de periodismo el desayuno del Ritz: en una
hora menos dos minutos se había liquidado presentación, ponencia y preguntas.
Luego en los bares de al lado, a
conspirar o, simplemente, a cotillear: es el riesgo de levantarse temprano; las noches son más
aplacientes y frívolas: vino y dicen que, todavía, también mujeres; la
conspiración de la lujuria. Marcos de Quinto y los beatnik
Interrumpo aquí mi soliloquio. La despedida de Marcos de Quinto hacia la cumbre de Coca Cola, la contaré mañana. Marcos
y yo siempre acabamos hablando de la Generación Beat, de la que daré pronto,
eso espero, noticia teatral; y de su
padre, José María de Quinto, un
revolucionario del teatro en la España de la autarquía, que se desvió, por desgracia
para el teatro, a los caminos de gran
ejecutivo multinacional. Ni en el Ritz
ni en la fiesta de Coca Cola, tuvimos tiempo para hablar de esto. Y a partir de
ahora, seguro que mucho menos.
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