martes, 18 de noviembre de 2014

RUEDO IBÉRICO. UN PAIS SIN PENSAMIENTO CRÍTICO ES UN REBAÑO.


Sofia Loren y la Ava Gardner española.

Sofía Loren, el sueño pecaminoso e inmortal de varias generaciones, vendrá a España, al Teatro Español traída por Pérez de la Fuente; no sé cuándo ni cómo, pero el rumor es ya  noticia, que es a lo que aspiramos todos los periodistas. Charo López, a la que en tiempos dimos en llamar la Ava Gardner española, también es noticia. Tan gloriosa y mítica belleza hará, también en el Español, la puta y reputa, vieja y revieja Celestina, de Rojas, pasada por Ron La La. Un desafío para Charo López; un gozo para todos nosotros. Melancolía, añoranza. Y eterna gratitud a Pérez de la Fuente.

Por otra parte la gente se pregunta por las desavenencias  entre Tomas Pandur director de Fausto y el más internacional de nuestros actores de teatro Antonio  Gil. A dos días del estreno.  Se sabrá  el Jueves dia 20 en el Valle Inclán. Las causas de la incomprensión,  no estrictamente profesional según  fuentes  bien informadas, interesan a ellos solos y a los demás nos traen sin cuidado.  Interesa sólo  lo que veamos en el escenario.  

 

La función del crítico.

Un  país  sin pensamiento crítico es un rebaño que solo atiende el silbo del pastor o a los ladridos  del perro.  Pero hemos de convencernos de que el opinante no es un    agente de ventas de un producto. Con aciertos y desaciertos, propios de toda actividad intelectual o zopenca,  el crítico debe tender a una dolorosa neutralidad olvidándose de sus propios gustos. Difícil circunstancia  si consideramos que todo artista se cree un genio  en posesión del don.  El deber del creador es considerarse único, sin llegar a la estupidez o al ridículo de   evidencias indestructibles. Justo todo lo contrario de lo que debe hacer un crítico de toros,  de teatro o de lo que sea.  De lo contrario, el crítico  acabará  en  viajante de paños de Sabadell.

Mafias negras y mafias rosas

Almorzaba el otro dia con un amigo que ha mandado mucho en cosas de la farándula y que seguirá mandando. Más que mando, podría decirse  autoridad moral;  en penumbra casi siempre. Siempre apostó por el teatro de agitación, que hace pensar. Y con la despreocupación que le da su edad y su prestigio, afirmó: “a Eduardo Galán, Ultima edición le dará problemas. Como se los dió Maniobras, acaso más. Y no estoy comparando a Galán con la masacrada Generación realista”. En Maniobras,  un oficial  borracho violaba a una soldado guapa (Olaya Escribano) y  un director de teatro se pasaba por la piedra a un joven aspirante, también guapo, creo que Arestegui, hoy en El Zoo de cristal.

 Lo de la soldado violada no gustó a los centuriones. Y lo del director sodomita no gustó a la profesión, aunque tampoco la pilló de sorpresa. Última edición irritará a políticos y a periodistas: “las cloacas del poder, las cloacas del periodismo”

Al hilo de esta lucubración genérica, salió a relucir el tema de las mafias; las políticas y  económicas, las mafias criminales, (mafias negras) las mafias del teatro, las mafias de la pintura que  son mafias de otros color.  La más leal y fiel a sus miembros, en cualquiera de sus versiones,  es la mafia rosa. Mi amigo, el del off the record, remató: “esa la conozco bien, aunque hay honradas y honestas excepciones, claro”.

Yo conozco mejor la mafia rosa de Welingtonia 4, donde vivía Vicente Aleixandre, la mafia más cerrada,  pese  al gran poeta que recibía a todo el mundo sin condiciones. En teatro,  decía mi amigo, el del off the record (anonimato), con una amplísima sonrisa cómplice, el que  nace “guapo y hétero”, llegará sin duda, mas con algunas dificultades.

Cuando la Oprobiosa, con toda diversidad sentimental perseguida y ultrajada,  muchos  firmábamos  proclamas y convocatorias: “yo también he abortado”, “yo también soy maricón”. Lo verdad es que firmábamos todo lo que nos pusieran delante.

Las mafias son grupos fácticos de poder y de presión. En algunos casos responden a un instinto  de autoprotección, eso está claro. En otros, son afinidades sentimentales y sexuales también autprotectoras. O patrióticas. O intereses de clan y de partido; como la mafia de los Pujol y su lugarteniente Artur Mas, por ejemplo.

Escaparate de librería.

Historia del Teatro Ingles.- Ediciones ADE. Colección Teoría y Práctica del Teatro. Desde los orígenes prehistóricos hasta la irrupción de  Shakespeare y el esplendor de los Tudor. Un magnífico estudio de Antonio López Santos que cuestiona la veracidad,  siempre discutida, de la  ausencia  de la mujer en los escenarios.  Y que profundiza en la relación del teatro con el rito, la paganidad inicial y su entronque posterior con las distintas confesiones.

 El diccionario. Autor, Manuel Calzada Pérez. Editorial ArtezBlai. No es un diccionario cualquiera, sino el diccionario de María Moliner, que no es propiamente un diccionario, sino una historia de cómo se fue escribiendo  ese diccionario. O sea una obra de teatro, sobre una figura estelar de la lexicografía española; una mujer “de su casa”, republicana, zurcidora, cocinera, que entre los pucheros   encontraba las palabras, como Teresa de Jesús encontraba a Dios. Tras la incivil guerra del 36, María no halló a Dios, sino  la represión, la depuración, la soledad y, algo más terrible para una mujer que trabajaba con palabras: el alzheimer. El diccionario ha sido Premio Nacional de Literatura Dramática 2014.

Señoritos chulos, fenómenos, gitanos y flamencos.- Autor. Eugenio Noel. Editorial Almuzara.

Tengo cierta debilidad por Eugenio Noel: un mártir, un apóstol. Puede que le hubiera gustado ser torero, pero se pasó su apostolado combatiendo y denigrando la flamenquería y el “matonismo” de los toreros y los aficionados. Le apoyaba Unamuno y buena parte del 98. Murió, pobre y solo, en una Casa de Beneficencia.   Berenice ha dedicado muchos esfuerzos a dignificar su figura. Por ejemplo, su magnífico diario o autobiografía. Respeto a un mártir como Noel. Pero estoy más de acuerdo con Blanco White: el mal de España no son las corridas, sino   religión y mal gobierno. Pues en esa seguimos.

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