Sofia Loren y la Ava Gardner española.
Sofía Loren,
el sueño pecaminoso e inmortal de varias generaciones, vendrá a España, al
Teatro Español traída por Pérez de la
Fuente; no sé cuándo ni cómo, pero el rumor es ya noticia, que es a lo que aspiramos todos los
periodistas. Charo López, a la que
en tiempos dimos en llamar la Ava
Gardner española, también es noticia. Tan gloriosa y mítica belleza hará, también
en el Español, la puta y reputa, vieja y revieja Celestina, de Rojas,
pasada por Ron La La. Un desafío para Charo López; un gozo para todos nosotros.
Melancolía, añoranza. Y eterna gratitud a Pérez de la Fuente.
Por otra parte la gente se pregunta
por las desavenencias entre Tomas Pandur director de Fausto y el más internacional de
nuestros actores de teatro Antonio Gil.
A dos días del estreno. Se sabrá el Jueves dia 20 en el Valle Inclán. Las
causas de la incomprensión, no
estrictamente profesional según fuentes bien informadas, interesan a ellos solos y a
los demás nos traen sin cuidado. Interesa
sólo lo que veamos en el escenario.
La función del crítico.
Un
país sin pensamiento crítico es
un rebaño que solo atiende el silbo del pastor o a los ladridos del perro. Pero hemos de convencernos de que el opinante no
es un agente de ventas de un producto. Con aciertos
y desaciertos, propios de toda actividad intelectual o zopenca, el crítico debe tender a una dolorosa
neutralidad olvidándose de sus propios gustos. Difícil circunstancia si consideramos que todo artista se cree un genio en posesión del don. El deber del creador es considerarse único,
sin llegar a la estupidez o al ridículo de
evidencias indestructibles. Justo
todo lo contrario de lo que debe hacer un crítico de toros, de teatro o de lo que sea. De lo contrario, el crítico acabará
en viajante de paños de Sabadell.
Mafias negras y mafias rosas
Almorzaba el otro dia con un amigo
que ha mandado mucho en cosas de la farándula y que seguirá mandando. Más que
mando, podría decirse autoridad moral; en
penumbra casi siempre. Siempre apostó por el teatro de agitación, que hace
pensar. Y con la despreocupación que le da su edad y su prestigio, afirmó: “a Eduardo Galán, Ultima edición le dará problemas. Como se los dió Maniobras, acaso más. Y no estoy comparando a Galán con la masacrada Generación
realista”. En Maniobras, un oficial borracho violaba a una soldado guapa (Olaya Escribano) y un director de teatro se pasaba por la piedra a
un joven aspirante, también guapo, creo que Arestegui, hoy en El Zoo de
cristal.
Lo de la soldado violada no gustó a los
centuriones. Y lo del director sodomita no gustó a la profesión, aunque tampoco
la pilló de sorpresa. Última edición irritará
a políticos y a periodistas: “las cloacas del poder, las cloacas del
periodismo”
Al hilo de esta lucubración genérica,
salió a relucir el tema de las mafias; las políticas y económicas, las
mafias criminales, (mafias negras) las mafias del teatro, las mafias de la pintura que son mafias de otros color. La más leal
y fiel a sus miembros, en cualquiera de sus versiones, es la mafia rosa. Mi amigo, el del off the
record, remató: “esa la conozco bien, aunque hay honradas y honestas excepciones,
claro”.
Yo conozco mejor la mafia rosa de
Welingtonia 4, donde vivía Vicente
Aleixandre, la mafia más cerrada,
pese al gran poeta que recibía a
todo el mundo sin condiciones. En teatro, decía mi amigo, el del off the record
(anonimato), con una amplísima sonrisa cómplice, el que nace “guapo y hétero”, llegará sin duda, mas
con algunas dificultades.
Cuando la Oprobiosa, con toda
diversidad sentimental perseguida y ultrajada, muchos
firmábamos proclamas y
convocatorias: “yo también he abortado”, “yo también soy maricón”. Lo verdad es
que firmábamos todo lo que nos pusieran delante.
Las mafias son grupos fácticos de
poder y de presión. En algunos casos responden a un instinto de autoprotección, eso está claro. En otros,
son afinidades sentimentales y sexuales también autprotectoras. O patrióticas. O
intereses de clan y de partido; como la mafia de los Pujol y su lugarteniente Artur
Mas, por ejemplo.
Escaparate de librería.
Historia del Teatro Ingles.-
Ediciones ADE. Colección Teoría y Práctica del Teatro. Desde los orígenes prehistóricos hasta la irrupción
de Shakespeare y el esplendor de los
Tudor. Un magnífico estudio de Antonio
López Santos que cuestiona la veracidad,
siempre discutida, de la
ausencia de la mujer en los
escenarios. Y que profundiza en la
relación del teatro con el rito, la paganidad inicial y su entronque posterior
con las distintas confesiones.
El diccionario. Autor, Manuel Calzada Pérez.
Editorial ArtezBlai. No es un
diccionario cualquiera, sino el diccionario de María Moliner, que no es propiamente un diccionario, sino una
historia de cómo se fue escribiendo ese
diccionario. O sea una obra de teatro, sobre una figura estelar de la
lexicografía española; una mujer “de su casa”, republicana, zurcidora, cocinera,
que entre los pucheros encontraba las palabras, como Teresa de Jesús encontraba a Dios. Tras
la incivil guerra del 36, María no halló a Dios, sino la represión, la depuración, la soledad y,
algo más terrible para una mujer que trabajaba con palabras: el alzheimer. El diccionario ha sido Premio Nacional
de Literatura Dramática 2014.
Señoritos chulos, fenómenos, gitanos y flamencos.- Autor. Eugenio Noel.
Editorial Almuzara.
Tengo cierta debilidad por Eugenio Noel: un mártir, un apóstol.
Puede que le hubiera gustado ser torero, pero se pasó su apostolado combatiendo
y denigrando la flamenquería y el “matonismo” de los toreros y los aficionados.
Le apoyaba Unamuno y buena parte del
98. Murió, pobre y solo, en una Casa de Beneficencia. Berenice ha dedicado muchos esfuerzos a
dignificar su figura. Por ejemplo, su magnífico diario o autobiografía. Respeto
a un mártir como Noel. Pero estoy más de acuerdo con Blanco White: el mal de España no son las corridas, sino religión y mal gobierno. Pues en esa
seguimos.
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