La cultura necesita otra clase de apoyos.
El presidente Ignacio González entregó
ayer los premios de Cultura de la CAM. Grandes luminarias de las distintas
ramas del arte y de la historia, entre las que destaca Concha Velasco. Lo mejor, la afirmación de González de que hay que
apoyar la cultura, y de que es contrario al 21% de Iva. Valen los premios, pero el rebaje del IVA es
mejor. Sobre el IVA piensa lo mismo que Cayo
Lara que hace un mes prometió a los empresarios de teatro que haría todo lo
que estuviese en su mano. González también hará lo que esté en su mano, no
sabemos cuánto y qué está en su mano.
En cuestiones de cultura todo es aleatorio y
provisional. Y no sólo por parte del PP. Por ejemplo, esperamos que la gente de
Podemos, muy entretenidos con el programa económico, digan algo sobre la
cultura. Esperamos mucho de Pérez de la
Fuente a la cabeza de los teatros municipales de Madrid; pero ¿qué
capacidad de maniobra le queda, con las municipales en puertas, salvo traer a Sofía Loren y a la Ava Gardner española?. Aún recuerdo el idilio de Charo López con Antonio Chenel. Nos citaba el torero a
algunos amigos en el hotel Foxá después de una corrida en Las Ventas y, cuando
llegábamos, ya salía disparado en el coche, con Charo, dándonos plantón.
Natural.
Marcos de Quinto que estás en los
cielos.
Marcos de Quinto se va a Atlanta como
alto cargo de Coca Cola. Tiempos turbulentos en Coca Cola de España con el follón
de las embotelladoras en controversia con un sindicalismo que no es Marcelino Camacho, ni siquiera Nicolás Redondo, y pretende hacer de Fuenlabrada la mítica Perkins
de Marcelino. Me han explicado el fondo del asunto, pero confieso que no acabo
de entenderlo. De nuevo recurriré a Juan José Litrán para que me lo aclare.
Con él tengo que seguir hablando de teatro.
Sobre su marcha al corazón del Imperio,
si tuviese suficiente confianza, le diría a Marcos aquello de la películas del
Oeste, yo que tú no lo haría forastero. Pero, como no la tengo, no se lo digo.
Sí puedo decir que echaré de menos los encuentros sobre teatro al que siempre
protegió -Premio Valle Inclán, Premios Buero Vallejo que, supongo, quedan
blindados-. Y sus conocimientos de Ginsberg y de la Generación Beat. Mucho
tiempo hemos pasado discutiendo sobre la
posibilidad de convertir en obra de teatro Testimonio
de Chicago, que ya tengo
prácticamente concluido. Marcos es hijo de José
María de Quinto, un revolucionario del teatro en los 40 y 50.
A Marcos de Quinto le dijeron adiós el otro dia
cientos de personas en una gran
Fiesta. Su hijo Coke, músico y
cantante, entonó una canción de los Fitipaldi que Marcos acompañó con voz
emocionada y queda. Para que siga la emoción, le recuerdo el arranque de Aullido, sobre el que tanto hemos hablado y que él, me parece,
llegó a traducir: “I saw te best minds of
my generation, destroyed by madness (…) angelheaded hispters burning for the
ancien heavenly conection to the starry dynamo in the machinery of nigtt”; he
visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura (…) cabezas
de ángel ardientes a causa de la celeste conexión con la estrellada la
maquinaria nocturna”. Releyendo a
Ginsberg, amigo Marcos, te hago la
pregunta: “America, whem will end the human war?. Cuándo acabaremos con la
guerra?. Buen viaje, amigo
Isabel, colosal plantel de actores/actrices
Me colgué de la serie Isabel hace un par de meses. No sabía
hasta entonces que existiera a pesar de que, conocedores de mi inquietud
primordial por la interpretación, algunos amigos me habían advertido de un gran
reparto. Fue lo primero que me llamó la atención, por encima de disquisiciones
históricas y la fastuosidad de interiores y exteriores: una constelación de
estrellas, la mayor parte de ellas
acreditadas por el teatro; Pedro
Casablanc, Ernesto Arias, García Millán, Guillen Cuervo….. Michelle Jenner en la católica reina y Rodolfo
Sancho en el Rey Fernando, fue
el primer impacto. Y Eduardo Poncela,
por ejemplo, en el cardenal Cisneros; pero la que de verdad me dejó definitivamente
colgado fue Irene Escolar en Juana la Loca; y Jacobo Dicenta en el consejero del Archiduque, Juan Manuel Belmonte. Esto no excluye, en
absoluto, la valoración global del mejor elenco que vieron los siglos.
Irene Escolar se manifiesta en un registro no habitual en su teatro: la
ferocidad vengativa, los delirios de amor, la enajenación del odio. Y la dura,
implacable serenidad, con que ajusta cuentas con Felipe el Hermoso en el último capítulo. Tremenda e inquietante
Irene Escolar. Jacobo Dicenta se reafirma como uno de los mejores del paisaje actoral español; la doblez de
consejero de don Felipe, la astucia: un malo perfecto y sin exageraciones.
Parece que se prepara la serie sobre Carlos
I. Si mantiene el tono acabaré colgado de la infame televisión española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario