Escaparate de librería. Título; Palabra de director.
Autor; PedroJ Ramírez, Editorial Planeta. Páginas 668. Precio 23,30 Euros.
Palabra de redactor.
PedroJ Ramírez ha
publicado un libro de casi setecientas páginas, primera parte de unas memorias
por las que pasa la historia de la España democrática, sus meandros, sus
cloacas, sus héroes y villanos. Me llega en un momento, apartado
de la Villa y Corte, dedicado a la poesía pura, mi aspiración de siempre, y
escribiendo las propias memorias que aparecerán la próxima primavera; desconfío de las Memorias incluso de
las mías.
En la contraportada, PedroJota
confiesa textualmente ¨´había cosas que sólo podía contarlas yo”. Contar y
callar. Toda narración tiene siempre esa contrapartida, ese doble juego. Es un
libro ameno, político, cortante a veces como el filo de una navaja barbera. Se
lee como una novela negra de Raymond Chandler, o Dassiel Hammet, sin
que falten hampones, muertos, detectives
corruptos y damas elegantes de enigmática y turbadora belleza medio oculta por un sombrero. Todo un
bestiario anticomunista, pues PedroJota es un liberal a la americana que
recela del comunismo, cosa que le interesa dejar clara en Palabra
de director. También quiere dejar
claro que, aunque estudió en Pamplona, en la Universidad del Opus, él
nunca fue del Opus ni de lejos.
Trabajé con plena libertad en el Mundo
de Pedro Jota Ramírez, pero nunca fui del equipo de Pedro Jota, que naturalmente se componía de
quienes lo siguieron cuando Juan Tomás de Salas, su amigo y cómplice en
tantas cosas, lo fulminó alevosamente de Diario 16, por razones políticas. Entré en el
Mundo recomendado por el pintor Pepe Lucas, vecino
y amigo de Alfonso de Salas, el hermano ¨Cain¨¨ del presunto Abel,
Juan Tomás. La cosa fue así. Me
llamó un dia Mari Carmen García, secretaria de PedroJota, a la
que Umbral llamaba la MariGuapi. ¨´Pedro quiere hablar contigo¨´, me dijo. No
nos conocíamos personalmente, pero yo sabía que no simpatizaba con el comunismo
y él sabía de mi militancia en el Partido. Y sabía algo que PacoUmbral
había escrito en el prólogo a mi primer libro de poemas, mi poesía social y
política tan denostada por los estetas; ¨habrá un antes y un después de Javier
Villan en la poesía social, la belleza y perfección formal con que debe afrontarse
la expresión poética, política y
literaria¨. Más o menos, pues cito de memoria.
Pedro Jota me propuso
hacer la crónica taurina de la inmediata Feria de Abril, lo cual
molestó mucho a la redacción de Andalucía, pues Carlos Crivell, médico, tenía
mucho prestigio como crítico independiente y riguroso. Muy pronto, al compartir
página en la edición del sur, Carlos y yo llegamos a ser razonablemente amigos.
Tomé la propuesta como una ofensa, pero disimulé diciendo que yo no sabía distinguir un estoque
de una banderilla y que no iba a dejar la crítica de teatro que venía haciendo
en El Independiente de Pablo Sebastián y Cesar Alonso de los
Rios. A lo primero respondió que ya
aprendería a distinguirlos y a lo segundo, el teatro, que hablaríamos a partir de
cómo me desempeñara en la Feria de Abril.
Le contesté que me lo pensaría y me fui al chalet de Colmenar Viejo, donde Ana me esperaba con las maletas
preparadas para un viaje de placer y excursión. La MariGuapi llamaba en
esos momentos para decirme, ¨´tienes hotel reservado en Sevilla, puedes pasarte
mañana a recoger el billete de avión y
dinero para gastos¨.
Traigo esto a colación porque es reflejo del carácter resolutivo del
Jota, de quien se decía, y no sé si se sigue diciendo, ¨´PedroJota no tiene corazón¨. Y
porque explica también la naturaleza de este libro Palabra de director, testimonio
implacable contra el felipismo como ideología, como conducta moral, como rapiña
económica y como sistema de gobierno: y contra Felipe González, responsable de todos esos males. Y contra Alfonso
Guerra y su hermano Juan, el conseguidor todopoderoso de los cafelitos.
En tiempos, Ramirez había saludado, como redentor, en Diario 16 a Felipe González, al
cual buena parte de la izquierda, ya tildaba de traidor y desleal.
Palabra de director tiene algo de Ciudadano
Kane, de Orson Wells, sin Roseboud enigmático, y algo de Primera Plana, la
película de Billy Wilder que
refleja el desmesurado y casi irracional amor por el periodismo. Relata también el flechazo recíproco, personal
y político, con José María Aznar, al que llevó en
volandas a la jefatura de gobierno trazándole su hoja de ruta como consejero áulico.
Y jugando al padell en un club paredaño del periódico, el Abasota creo que se llamaba y que era
también restaurante de buena carta, variada y moderada de precio. Todo eso está en Palabra de director que
es imprescindible leer. Como Palabra de redactor, mi aportación solo
puede añadir circunstancias personales canalizadas
a través de Fernando Baeta y Juan
Carlos Laviana, directores adjuntos y maestros de periodismo. El
otro que yo tenía y sigo teniendo por maestro es Manuel Hidalgo, que me
encargaba la laudatio de PacoUmbral , cuando este sacaba algún
libro o cuando simplemente respiraba.
La intención de PedroJota al encargarme las dos críticas, teatro
y toros, firmadas ambas con mi nombre sin pseudónimo para la de teatro que yo pretendía,
era muy clara; acabar con la hegemonía taurina de Joaquín Vidal y el País,
y llevar lectores de toros a teatro
y lectores de teatro a toros. Si coincidía un estreno importante con una feria
taurina, la preferencia sería el estreno de Madrid y los toros competencia del
corresponsal de la zona. Lo que consideré una indelicadeza al principio, la
crónica de toros, me ha dado más nombradía,
si alguna tuviere, que todos mis libros de poemas y de viajes.
Corcuera versus el Mundo
Sobre los abruptos encontronazos,
a propósito de las negociaciones con ETA, entre
el Jota y el bronco y mercurial ministro del Interior, sí puedo
decir algo, pues pasaba por allí y me cayeron chuzos de punta, inesperadamente y
sin motivo. En una de mis crónicas taurinas,
con sentido del humor más o menos acertado, contaba que en una taberna del Barrio de Santa Cruz, célebre
por su caña de lomo y su Manzanilla de Sanlúcar, me había encontrado a Corcuera
disfrazado de lagarterana. El encuentro fue real, pero que
fuera vestido de lagarterana, no. Fue el pretexto para que el ministro ladrara
furiosamente en una emisora de radio al leer la crónica, ¨´en
el periódico de Pedro Jota, me odia hasta el crítico taurino¨. Yo
levanté el pie del acelerador, pues se trataba de un Ministro del Interior.
Y aunque la democracia, decían, había destruido todos los antecedentes políticos y peripecias , el brazo de un Ministro del
Interior, puede ser muy alargado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario