España ¿antisemita? Quevedo contra Góngora
Muchos en España, entre los
cuales me cuento, no podemos desligar la cuestión judía del conflicto que los
palestinos mantienen con el Estado de Israel. Ni cerrar los oídos a
poetas como Mahamud Darwis, Mahamud Sobh nacionalizado español
hace muchos años, Fadwa Tuqan o Salim Yubrán que se alza airado
contra lo que considera nuevo nazismo de este Estado. El prestigio intelectual del
catedrático de la Universidad Complutense,
Pedro Martín Montávez impulsó
esta línea de pensamiento durante mucho tiempo. El poeta Salim Yubrán escribió
¨´Ay almas de los muertos
En las cárceles nazis
¡Si supierais vosotros.
Si supierais!!¨´
Yo no sé si sociológicamente
España es un país antisemita. Los expulsamos en 1492 y hubo que readmitirlos
porque para el desarrollo de la vida comercial y burocrática su presencia era
imprescindible. Rastros hay en la tradición
española que podrían atestiguarlo.
Expresiones insultantes como perro judío aplicadas a una persona despreciable. O la palabra judiada
que designa una mala acción, una acción que perjudica o hiere a otra persona. O
en la toponimia, pueblo o castillo de Matajudíos en la provincia de
Palencia, por ejemplo. En Carrión de los Condes nació y vivió el Rabí
Dom Sem Tob, cuyo pensamiento en
forma de proverbios y sentencias tuvo que justificar diciendo que éstos, sus proverbios, ¨no son de menor importancia porque judío los diga¨.
Con esto no estoy comparando el
antisemitismo español con el genocidio nazi perpetrado por Hitler. La
oratoria del Caudillo, torpe reflejo de la genuina perversidad histriónica hitleriana
, en sus discursos de la plaza de Oriente, era habitual su obsesiva referencia a la conspiración marxista, masónica y judaica. Digo oratoria, incluso en
los escritos del franquismo, porque este nunca fue un pensamiento ni una
ideología, sino un sentimiento. He concluido hace pocos días la relectura de un libro turbador La
lengua del III Reich, de Victor Klemperer filólogo y judío.
Orgulloso de su germanidad y de ser judío, Klemperer fue sometido a todo
tipo de maltratos, humillaciones, privaciones y vejámenes. Sobrevivió y en 1960 publicó el
libro citado. Su pensamiento básico, a mi entender, pudiera ser
la paradoja de sentirse orgullosamente judío y a la vez orgullosamente alemán;
inseparablemente. Y el razonamiento científico y desapasionado, menos de lo que
Klemperer quiere y pretende, es que Holocausto, está explícito y anunciado en
el romanticismo alemán. Lo demás fue un lento envenenamiento a través del uso
tóxico y viciado del lenguaje. Todo, Mein Kamp, la biblia hitleriana,
está ahí en las palabras que pueden actuar como dosis pequeñas de arsénico. Uno
las traga sin darse cuenta, parecen no surtir efecto alguno y, al cabo del
tiempo se produce el efecto tóxico¨. Cita textual. Sobre el posible
antisemitismo español relean la historia, analicen el insidioso concepto cultural
y político de ¨´la pureza de sangre hidalga¨´. Y vayan a Quevedo, inagotable
fuente, feroz antisemita más allá de sus
trifulcas poéticas y estilísticas con Góngora, judaizante, al que gustaba de
amenazar, ¨´yo te untaré los morros con tocino, Gongorilla¨´. Cita
también aproximada y de memoria.
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