sábado, 14 de octubre de 2023

 

Hispanidad; conquista, evangelización y lujuria

Con dos días de retraso, una nimiedad cuando se trata de un devenir de siglos, me sumo al enconado debate, en España todo se encona, sobre el Descubrimiento y la Conquista e América. Mi idea del patriotismo es muy limitada y siempre he desconfiado de quienes se autodefinen como patriotas. Por lo tanto mi idea de HISPANIDAD es también limitada y acaso no del todo acorde con la ortodoxia adoctrinante. En cualquier caso, estas celebraciones no deben hacer olvidar otro genocidio, muy verdadero, de hoy dia. El genocidio que perpetran contra los palestinos los nazis israelitas.

El Descubrimiento fue, además de Descubrimiento, una conquista. Y las conquistas no se realizan con preces, aunque en esta ocasión también,  sino con arcabuces y cañones; la cruz  y los curas iban  tras la espada muy cerca.  Y a veces en la misma mano.  La líbido exaltada de los soldados españoles ante la belleza de las indias nativas, hizo el resto; el mestizaje, creo yo,  fue cosa de lujuria creadora; aunque Ruben, indio y mestizo, lo atribuya a una exaltación del espíritu evangelizador inmaculado.  No es esta vertiente del poeta nicaragüense, que puso patas arriba la estética romántica y  realista de la poesía, la que más me interesa. Su poema Lo fatal me parece una cumbre    de la poesía universal y nada tiene que ver con el tema que nos ocupa.  Vean solamente la primera estrofa.

Dichoso el árbol

Que es apenas sensitivo,

Y más la piedra dura

Porque ella ya no siente;

Que no hay mayor dolor

Que el dolor de estar vivo

Ni mayor pesadumbre

Que la vida consciente

Hernán Cortés y la hermosa Malinche es el ejemplo más claro de intercomunicación espiritual y carnal,  la erótica del poder, según el mestizo genial y dipsómano  que amaba a España y a Francisca Sánchez, Francisca Sánchez, acompáñame, una campesina  analfabeta a la que Rubén enseñó a leer y escribir y a la que  fue infiel, dicen,  a troche y moche con quien se terciara. Quizá Rubén Darío, grandísimo poeta del modernismo y la hispanidad, se excedió en los elogios al mestizaje y a su propia condición de mestizo fervoroso. La sed de oro de los españoles que se embarcaron con Colón, nobles arruinados, despojos de la sociedad y muchos con cuentas pendientes con la justicia, no aventuraba demasiadas delicadezas. Pero es cierto que aquellos hombres rudos y pendencieros, dejaron un idioma, el glorioso español, que hoy hablan millones de personas.  Y que desterraron el canibalismo de aztecas, mayas e incas, y los sacrificios  humanos,  a la vez que acababan con unas culturas milenarias. Hasta aquí, pues, mis celebraciones en torno a este dia mágico de la Hispanidad tan querido y loado, y no digo que sin razón,  por tantos españoles.

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