Agosto 2013. Sábado 31.
MARTIN FERRAND Y LOS PROGRES.- IN MEMORIAM.
In memoriam de Manolo, claro; porque los llamados progres, de tan buen pedigrí en el tardofranquismo, crecen ahora como las setas, salen como los caracoles, una tarde de sol después de la lluvia. Decía Martín Ferrand: Villán ve a un progre, son perfectamente reconocibles, y sale corriendo. Hoy, querido Manolo, no corro porque estoy cojo de las dos piernas. En tiempos, un progre era un muchacho a contracorriente, una tendencia de progreso. Hoy es una falsificación: un sucedáneo de la izquierda. Si me apuran, un sucedáneo del liberalismo. Hay progres de derechas y de izquierdas, circunstancia que no entiende Boadella. Me propuse reunirlos un dia para discutir la cuestión; ya no podrá ser.
Hablábamos hace dos, quizá tres semanas, le habían cortado una pierna y se me ocurrió un chiste macabro: "como nunca has escrito con los pies, no la necesitas". La cosa era más grave y él lo sabía y yo lo sabía. Pero un dolor no debe entorpecer nunca una conversación entre caballeros. Nunca trabajé con él en los inmensos campos que Manuel Martín Ferrand abrió al periodismo. Y ni el ni yo sabiámos por qué. Nuestra relación era de lectores, lectores recíprocos y fieles. Ultimamente calibraba el estado de su salud por los dias que no aparecía su columna de ABC. Y entonces llamaba a Rosalía o a Angel de Barutell. Cuando hace unos dias volví a echarlo en falta ya no me molesté en llamar a Rosalía; supe que esto se acababa. Adiós al almuerzo con Boadella, adiós al encuentro con Angel de Barutell. Adiós, de forma irrevocable, a su columna diaria en Abc.
Un gran aficionado al teatro, las reuniones para el Mayte era la ocasión más propicia para afilar la lengua, para entrar en la profundiddad del teatro con un envoltorio amable de ligereza y frivolidad. De La visita de la vieja dama, (Dürremat, María Jesús Valdés, Pérez de la Fuente) dijo que era "un montaje ferroviario". Se acabó la discusión; menos conmigo porque a mí ese montaje de Juan Carlos me gustó; el riesgo de una Valdés casi desnuda.
Generoso en el juicio de los amigos; conversador implacable. E insuperable. Con él, como se decía de Picco della Mirándola, podia hablarse de omne re scibili et quacumque allia. Es decir, de todas las cosas que podían saberse y de algunas más. Descansa amigo; el dolor es el gran fracaso de los hombres. Y de Dios; no digo si Dios existe, porque nuestro común amigo Barutell, lo da por seguro. Y, para mí, lo que dice Angel Barutell va a misa.
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