Entre las calamidades de toda índole de estos dias, la apertura de la Sala Javier Villán en el Museo Taurino ha sido una de las alegrías que iluminan, siquiera fugazmente, las sombras de nublados varios, esos que a veces ensombrecen el Cielo de Colmenar; uno es uno y su gente. Siento que Gaby, la madre de Ana, no haya podido disfrutar de su hija, firmando la donación de cuadros y libros, hablando al personal y los miembros del Ayutamiento para explicar el sentido y las razones de la donación. En compensación allí están la otra hija, Yolanda y los nietos, David y Diana y dos amigos de toda la vida, Bernardino alias Tadeo, el cantero y Concha su mujer. Tras el acto institucional, el portavoz de Izquierda Unida reclama que si hay más libros y más cuadros, todo Colmenar Viejo está dispuesta convertirse en Museo y Biblioteca, más o menos; una forma de refrendar la gestión cultural que con Ana y conmigo ha llevado a cabo el equipo municipal del PP. Luego viene Paloma, también de IU, a la que conozco desde niña no sé cuántos años hace. No es aficionada a los toros, yo creo que los detesta como mi ahijada Diana. Paloma se queda extasiada ante un grabado del retrato que le hizo Buero Vallejo a Miguel Hernández en la cárcel de Porlier. Miguel Hernández fue redactor del Cossio y don Francisco le quitó el hambre antes de la guerra y logró que le conmutaran la pena de fusilamiento por la cárcel, a la que el poeta no sobrevivió. De los concejales del Psoe no conozco a nadie y, además, están diezmados, casi aniquilados por su propio partido que practica la táctica de tierra quemada de su jefe Rubalcaba; pero también han firmado un acta aceptada por unanimidad.
Nos vamos a tomar un buen clarete de Cigales y los edilas siguen hablando de política: Supongo que los plenos son menos apacibles, pero así es la política municipal. Ir por la calle con el alcalde, Miguel Angel Santanaría es una peregrinación; me recuerda cuando iba por Palencia con Heliodoro Gallego o lo que cuentan los coruñeses pasaba con Francisco Vazquez. Todo el mundo los para, todo el mundo los abraza, todo el mundo les cuenta sus cuitas y se interesa por la familia. Son los alcaldes eternos; al menos mientras la eternidad la marquen las urnas. En política me dice Miguel Ángel Santanaría "el único futuro que debe preocuparnos es el del pueblo. Mientras, todo es presente que es una forma de amarrar el porvenir imprevisible". Ójala fuera esa la política de Estado, respondo yo. Me entero que el padre de Miguel Angel Santamaría es un señor mayor que anda por allí apoyado en dos muletas, parándose curioso ante cada cuadro. Todo me recuerda cuando Heliodoro
Gallego me invitó a dar un pregón en el Teatro Principal de Palencia entre maceros y fanfarrias: sudaba. Luego, estuve bien o, por lo menos, mi hermana Elisa lloró mucho. Aquí no sé si he estado bien o mal y quien lleva la voz cantante, seca de sintaxis, pero muy jugosa de estilo sentimental es Ana. Luego le recordamos a Paloma mis tiempos, cuando con el embajador Puente Ojea, ateo militante ante la Santa Sede, Lurdes Ortiz, Javier Alfaya, Antonio Elorza, Jaime Sartorius, Cristina Almeyda y algunos más fundamos el Grupo Indepediente de IU. Entre esos algunos más , estaba uno que acabó siendo portavoz del Psoe de no sé qué cosa. Un dia Puente Ojea y yo nos levantamos de una reunión y dijimos ahí os quedais; "para ser una sucursal del Psoe, nos afiliamos directamente" No nos afiliamos a nada, claro. Me habían comisionado con Sartorius para ir a hablar con Achile Ocheto, que nos explicara los secretos del Olivo. Devolví los billetes.
El Alcalde paga los Cigales, los Rueda, los crianzas de Rioja: y los boletus, las croquetas, la chistorra, los boquerones y la paella. !Viva el señor Alcalde!. Vuelvo a Madrid con la sensación agridulce de que con esta donación taurina se queda atrás mi vida de cronista. Aunque no del todo; puede decirse que hace 45 años aprendí a ver toros en la vieja plaza de Colmenar. Otro detalle taurino-pictórico: Antoñete, el gran maestro, y José Diaz, -algún cuadro suyo está en esta sala- en época de penuria, pintaron juntos de blanco y almagre los mojones de la carretera de Madrid a Miraflores. Y luego ahí los tienen: un grandísimo del toreo y un grande de la pintura
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