Almuerzo político
Uno de los
ideólogos de Podemos en la sombra, me invita a almorzar. Es un veterano marxista con el que llevo discutiendo de Marx, Lenin, Gramsci y otras minucias
por lo menos 40 años. Siempre encallamos en lo mismo; ¿fue Gramsci el que abrió
la puerta al eurocomunismo que luego Carrillo
y su tropa convirtieron en una socialdemocracia de corte estalinista? El policentrismo de Togliatti, ¿es culpable de algo?. Mi amigo está en la cocina de Podemos y sabe
lo que se cuece en sus pucheros.
De hecho le interesan menos nuestra viejas disputas que la
posición actual de Podemos, y su espíritu hegemónico dentro de la izquierda. A mí me pasa igual y
si he aceptado su invitación es por si logra aclararme algunas ideas que tengo
confusas. A mi amigo se le ha encallecido un poco su antigua y sutil
dialéctica. De hecho mi definición de Podemos como partido reactivo no le dice
nada y la pérdida de un millón de votos la atribuye a la estrategia equivocada
de Iñigo Errejon cipayo de
una derecha que lo está utilizando.
No admite posibles errores de conjunto ni una desilusión
del electorado podemita. El argumento me suena como recurrente en las luchas
fratricidas de los partidos comunistas. Pablo
Iglesias de nada tiene culpa: es un Lenin
engañado por un torpe advenedizo
manipulador.
Iñigo Errejón está condenado; que, estando
tan lejos de Trotsky y su revolución
permanente, es un apóstol de la traición condenado por Stalin. Indago si esa presunta derechización no pudiera ser una
estrategia posibilista para captar nuevos espacios expansivos. No hay nada que
hacer; los hechos son los hechos y la sangría de un millón de votos la ha
producido la herida de Errejón. Si no hay traición, hay equivocación, que se
vaya a casa. Leo en las redes que Pablo Iglesias ha prohibido su participación en las tertulias
de Hora 25, una empresa privada. Bobadas,
Pablo Iglesias no manda en empresas privadas.
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