Machacos.
Los Machaco, peña antisistema, aunque
la presida un juez ya jubilado, Mariano
Tomás Benitez, se curó en salud y este año declaró, antes de la
Feria de Sant Jaume, desiertos su principales premios. Sin embargo, el Jurado
de la Diputación, cada vez más y gaseoso y evanescente, se ha apresurado a declarar triunfador a Miguel Abellán. Eso está muy
bien pues Miguel Abellan anda
últimamente entre el síndrome de mira quien baile y mira quien muere. No hay
tarde que el toro no le dé una buena zurra y lo mande a la enfermería de la que
sale con más apariencia de muerto que de vivo, justo en el momento oportuno. No
es el único; JT en Granada salió a matar su toro que Finito de Córdoba había
`pinchado ya dos veces. Cambiar revolcones por orejas está empezando a ser
costumbre perversa. Todo el mundo, menos el propio Rafaelillo seguramente,, un coloso sin el
añadido de desmayos y crucifixiones, creía que el murciano, tras su faenón al
Cuadri, sería el triunfador. Pero no fue así; le faltó quizás una cornada, una
puesta en escena trágica. De habérmelo dicho yo lo hubiese asesorado sobre el arte de interpretar; o Fernando
Muñoz que con Mayty se pasa la vida entre Valencia y el Foro viendo teatro. Mas parece que esas lecciones
de interpretación Abellán no las necesita.
Los Machacos han cambiado sus normas este año,
y han admitido en una de sus cenas tradicionales a una mujer: Anya Bartels una mujer alemana
y fotógrafa. Excelente fotógrafa y supongo
que excelente alemana; la pasión alemana por JT. Me parece muy bien esa apertura, pero hay que tener cuidado, pues aunque sea entre
amigos, en el momento en que se miente a
JT, puede declararse la III Guerra Mundial. Estando presentes Juan Manuel Mompó
y Mariano Tomás la posibilidad de un armisticio siempre es posible. Pero
conviene no tentar al destino pues sabido es que lo carga el diablo. La I
Guerra fue el magnicidio de un Archiduqe; la II, la necesidad de espacio vital
para el III Reich. Sólo nos bastaba, para una tercera conflagración, el mito de
un torero. Pudiera ser. Aunque mientras se mantengan Juan Manuel y Mariano Tomás
al frente, el riesgo disminuye.
Además el otro dia decubrí las dotes diplomáticas de
Marcelino, el portavoz de los Machaco y la mesura de Carmelo, el cocinero. Y me
reafirmé en que Javier Mompó no apaga los fuegos con gasolina, sino que es la
conciencia más radical de la peña y, si me apuran, de la mejor afición
valenciana, con mucho temple. Lástima que no estuviera Enrique Amat, al que llaman el Pluma por
su condición de periodista, para levantar acta. Como Enrique Amat no estaba
levanto acta yo.
Si en el anterior ágape, víspera de Fallas,
describí a Marcelino, el portavoz, como el polifónico, dada su múltiple y
diversa capacidad expositiva, hoy lo propongo
como Embajador Plenipotenciario de la diplomacia machaca. Con Carmelo de secretario personal y escriba. Con independencia de
los gustos y aficiones por un torero u otro, la cena fue un milagro:
gastronómico, taurino y si me apuran político. No estalló la III Guerra
Mundial, lo cual a las cuatro de la mañana, es digno de reseñar y la cena de Carmelo, fue de cinco tenedores. Mientras atendía a los fognoes, no podía atender a la discusión; mejor.
David
Loaysa, invitado también, al que los toros le traen al fresco, pues es
teatrero y fallero y escenógrafo, resumió algo que, bien mirado, pudiera ser digno de Manuel
Mompó y Mariano Tomás; “No habeis hablado de toros, sino de mitos y de dioses.
Y un mito, un ser público, un dios como parece ser JT, tiene la obligación de
aceptar críticas y reproches. La cosa no
es solo aprovecharse del tirón de la fama, sino aceptar también sus servidumbres”.
Lo que quedó meridiano y diáfano es la diferencia entre la dialéctica
germana y la mediterránea. Es como la diferencia entre el toreo sevillano y una capea.
La Diputación ha publicado hace poco hace
poco un espléndido libro en el que se
recoge el pensamiento taurino de Mariano
Tomás, silente casi toda la noche, sus artículos en Levante, Las Provincia y El Sol. Y sus
libros que aúnan el rigor del magistrado y la fluidez de un periodismo fresco y
bien hilvanado, su tauromaquia joselitista, (Miguel Arroyo), la larga secuencia
de una vida de aficionado. Como en
términos estrictos no hemos hablado de toros, le prometo leerlo esa misma noche
o al dia siguiente antes de que empiecen las sesiones del Congreso Taurino y
otras Artes en la UIPM. Aunque buen
parte de esos artículos Toreajes ya
los conozco; incluso me sirvieron como base de conversación con José María
Aragón, su amigo del alma y cirujano de plaza,
en cálidas noches como ésta, un
poco menos turbulentas.
En próximas entradas del blog, analizaré la razón o
sinrazón del nombre de esta peña que he calificado de antisistema, a pesar de
que la presida un magistrado, y su tesorero sea un hombre honrado sin fondos
que malversar. Y aunque los hubiera,
tampoco. Machaco, Machaquito. Anís o torero. A las cuatro de la madrugada, el
último Machaco sabe a gloria.
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