lunes, 14 de octubre de 2013

DUDAS ANTE "MI" MUSEO TAURINO. ¿EL FIN DE LOS TIEMPOS?

Hoy es lunes, dia de descanso para la gente de teatro. O sea que ni tengo obligaciones ni ganas de escribir de nada. Además, esto del blog no hay quien lo entienda. En algunas entradas las visitas se disparan y, en otras, incomprensiblemente,  descienden; por ejemplo, Qué pasa en Cataluña, de Chaves Nogales, ha tenido un nivel bajo comparado con otros. Que trata de España, titulo robado a Blas de Otero, tampoco rompió la barrera del sonido. O sea que nunca se sabe. Algún amigo me consuela; tranqui, apenas llevas un mes y ya has tenido visitas razonables y algunas espectaculares, y más 550 seguidores en Twiter. Acostumbrado como estoy en el Mundo a masas de lectores, sobre todo en toros, no sé lo que entienden mis amigos por espectacular y por razonable. Dedico el lunes, con las pocas fuerzas que me quedan de la mortal sesión de fisioterapia en la clínica dela APM, a organizar el desastre de mi biblioteca y a embalar los libros taurinos que van a ir al Museo Taurino de Colmenar Viejo; y a rescatar del fondo de los armarios dibujos y cuadros de toros, que también van a Colmenar. Soy un sobreviviente de rehabilitación y masajes y, como de costumbre en estos casos, Ana trajina y yo dirijo y contemplo: la viva imagen del patrón y del obrero, metáfora que estoy seguro le va a gustar mucho a Ana. No es  que yo sea un negrero machista, que acaso también; es que estoy cojo, cercano ya a la minusvalía. No es cosa de agravar mis insuficiencias con esfuerzos físicos sobrehumanos.

Pese a todo, experimento la tragedia de ver cómo se desmembra una biblioteca de unos 15.000 volúmenes, que hemos tardado 40 años en acumular . Los libros son crueles, necesitan su espacio, imponen su dictadura: o ellos o nosotros. No hay sitio para todos. En cada libro está una parte del alma, de  nuestras vidas. Durante años no se ha tirado nada, hasta el mínimo opúsculo, un prospecto, cuatro hojas mal encuardenadas, tenía un respeto y un hueco. Hay que empezar a seleccionar, no hay otra. Un dia escribí en uno de mis poemarios  que más me gustan y que diseñó primorosamente Sergio Ramírez, Indicios y desmemorias: "Creyó que el conocimiento le libraría de la pasión/   y descubrió la pasión del conocimiento". Sergio Ramírez era, y supongo que sigue siendo, un gran diseñador y muy buen pintor. Lo descubrí en la Universidad Politécnia de Madrid, muy joven , trabajando él de conserje y yo de jefe de prensa. Lo rescaté para el arte y para el diseño en lo que es un verdadero talento. No sé que habrá sido de él,  pero Indicios y desmemorias me lo ha traido a la memoria. Diseñó  para Akal y para Molinos de Agua magníficos libros. Y le preparé una exposición , creo que en Orfila , con un prólogo del Rector de la Politécnica, Rafael Portaencasa, que no sabía nada de pintura. Portaencasa tampoco sé si sabía de política, pero una vez me lo encontré en un hotel de la Habana y se puso muy nervioso. Portaencasa se portó muy bien conmigo,  sobre todo a raiz de que yo lo viera en Cuba y él no me viera a mí;  se decía que era del Opus. No sé qué haría en Cuba; sólo sé lo que hacía yo.

Acumular una biblioteca es una obra de toda la vida y, de golpe,  ese montón de sentimientos, privaciones, lecturas e insomnios se torna  doloroso cuando se agrietan en una tarde. Lo hecho, hecho está y no me arrepiento de que parte de mi vida retorne a Colmenar Viejo donde he vivido y pienso seguir vivido momentos maravillosos. Cerca de  dos mil volúmenes de literatura taurina; me quedo con medio centenar para no cortar de golpe con mis aficiones . Tengo la sensación de que con ellos se va una época; como si los toros, la corrida, memoria histórica y cultural de este país, se fuera al carajo. Como si el destino de la Fiesta fuera ese: el Museo de la Historia. No quiero ponerme melancólico, pero presiento que con esos centenares de libros se van cientos y cientos de tardes, de artículos, de polémicas. Hasta aquí hemos llegado y lo que tenga que pasar pasará. Los toros me han dado muchos amigos, grandes emociones, alguna áspera controversia. Tantos amigos   que, cuando dentro de dias,  aterrice en México para hablar de teatro con la UNIR, Ignacio Amestoy y otros colegas,  algunos  me esperarán  en el aeropuerto para hablar de toros como hacemos en los aledaños de las Ventas por mayo  y en el Arenal de Sevilla por abril.
Ana sigue empaquetando libros, sin gran pena, porque nunca tuvo pasión por los toros. Mataría, en cambio, si le tocan su biblioteca de narrativa, española y extranjera, que es lo que más ocupa de la casa.  A cada libro le echo  una mirada que  solo yo sé descifrar: "estos, Fabio, !ay dolor! que ves ahora/ campos de soledad, mustio collado". No tardando mucho las baldas de la librerias y las paredes, serán un erial. Porque con los libros, mandamos también al museo de Colmenar casi un centenar de dibujos y de cuadros taurinos; no es que sea el Museo del Prado, pero hay piezas  notables y la mayor parte de ellas dedicadas.

En estas reflexiones, me sorprende una llamada de Luis Santos, viejo amigo de complicidades y aventuras. Luis es muy alto, muy alto y se casó con  Pilar de Miguel, buena  amiga mia, que  era muy baja, muy baja y muy guapa y muy roja. Luis me dice que quiere publicar algo y que le oriente. Luis me dice que ya no sabe dónde está; de sus viejos referentes políticos, Althuser enloqueció y estranguló a su mujer, cosa que Luis Santos no ha hecho con Pilar. Poulantzas, dice, se tiró desde un séptimo piso, circunstancia que a mí me había pasado inadvertida o he olvidado. Quedamos en vernos. Luis era de los pocos que no confundía el marxismo científico de Althuser con un difuso humanismo que era por donde el revisionismo carrillista queria colarnos    -y de hecho lo coló- la ortodoxía althuseriana: una visión y una versión muy española.

Algunos amigos me piden que publique en este blog mis extinguidos Sonetos de la impostura que, en los 80  por poco me echan de España. Haré algo mejor y más sorprendente, palabra. Pero antes, para hacer dedos como los pianistas, quiero recuperar un poema taurino-cachondo de los 90 dedicado a mi amiga Laura Tenorio en un rifirrafe  que tuvo con el torero Oscar Higares. Laura se hizo ganadera, de Martín Peñato, y supongo que sigue siéndolo, además de tuitera muy activa y estudiosa de grandes disciplinas. Laura me contó la historia, un poco bronca, de Oscar Higares y yo lo resumí así: Higares: "tú Tenorio?. Vamos anda/ Me duras un muletazo;/ me doblo, te doy distancia/ bajo la mano, te aprieto/ me ciño y, sin despeinarme/ te domino y te someto". Respuesta de Laura: "Tú un muletazo?. Lo dudo./ Gurripinas y mantazos./ ¿Doblarte?./ Eres muy alto,/ !Jesús que tío tan largo!/; parece un espantapájaro. / Antes de que te des cuenta/ chopo, poste, vara larga/ te meteré un tornillazo/. El son de esta sevillana/ merece toreo grande./ O un cante por soleares/ o un suspiro de Triana/ Y no un chotís verbenero/ de un matador teatrero/ esaborío y cateto". !Va por tí y por Triana!. Si te gusta este recuerdo , difúndelo en Twiter donde tienes tantísimos seguidores. Y no vuelvas al periodismo; esto está peor que lo de Oscar Higares. 

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