domingo, 6 de octubre de 2013

LA CORONACIÓN DE FANDIÑO TENDRÁ QUE ESPERAR

No hay dia felices, pero sí algunos que se aproximan a la felicidad. De haber abierto ayer Fandiño la Puerta Grande Alcalá, pues todos contentos. Esta Feria de Otoño, con los adolfos como remate, se había programado a mayor honra y gloria de Ivan Fandiño; o la había programado él, que viene a ser lo mismo. Los adolfos, muy serios, con trapío y con pocos kilos, no dieron más de sí: pitones astifinos y mucha leña y un cuerpo musculado y recio. La falta de raza hundió todas las apariencias. Hubo  un toro, el cuarto, que hubiera soñado Fandiño para su consagración definitiva; pero ese toro le tocó a Ferrera, que ya no tiene nada que conquistar y está consagrado.

Casi todo el dia fuera de casa. Javier Cacho nos había invitado a Ernesto Caballero y a mí a comer en Casa Sierra. Javier Cacho es abogado experto en los derechos sanitarios de los animales y, por lo tanto, experto en los derechos de los toros. Tengo que preguntarle si le alcanza a su especialidad  los derechos de los toros afeitadas, descastadoa, cojos y rencos. La comida,  buena;  Ernesto Caballero es un neófito en cuestiones taurómacas y cumplimos solo a medias un acuerdo previo: no  hablar ni discutir de teatro. Pero siempre ocurre lo mismo; hablamos de teatro y mucho, ante la perplejidad de Javier Cacho que quería hablar de toros: hay pasiones que no se pueden ocultar.
Me descolgué de ellos nada más empezar la corrida y alcancé un compromiso: la próxima invitación será mia en La Quimera, el reino de Antorrín que hoy estará triste porque su amigo Fandiño se ha quedado donde estaba.   Vale; no se conquistó Zamora en una hora. A Fandiño no hay que forzarle ni exigirle algo que, a lo peor, aún no está en condicones de dar. Ernesto Caballero, aunque no sepa mucho de toros, sabe del malditismo de la fama: ha llegado donde está, y sin discusión, tras haber pasado el calvario del teatro independiente sin un puto euro que llevarse a la boca. Yo le recuerdo de los tiempos heroicos y me parece que ahora, desde la cumbre del María Guerrero, no ha cambiado nada. O casi nada, tampoco hay que exagerar.
Hemos alcanzado un acuerdo; puesto que Javier Cacho, el defensor de los derechos sanitarios  de los animales, ha apoquinado todo lo apoquinable, yo invito en la Quimera  la noche que nos venga bien y que El Pescao esté en vena. El Pescao es un genio del flamenco, un marginal, un dinamitero en las raices del jondo: un crak como se dice ahora. Un personaje de García Lorca, que hablaba de los sonidos  negros del cante. A ver si en Palencia se enteran de una vez, que tienen un genio, que en Palencia nunca se enteran de nada. Un hombre que, mirando al guitarrista,empieza su lamento gitano y telúrico afirmando que para hacer bien una seguiriya hay que "haber jugado al escondite con el hambre" es de otro planeta; del planeta lorquiano de Manuel Torre, de Joselito,  Belmonte, Rancapino, Camarón y toda su descendencia. Como no queríamos hablar de teatro no le digo nada a Ernesto Caballero sobre el Pescao; se lo diré la noche en que vayamos a la Quimera, si el Pescao no pega la espanntá, porque en eso se parece a Rafael de Paula.
Unos San Isidros gloriosos, en el desaparecido Café Soto  Mesa, Pablo Hermoso de Mendoza, que no sabía nada de flamenco y supongo que sigue sin saberlo, se quedó fascinado por la copla de Clara Montes y por el quejío de El Pescao. Eso fue hace, por lo menos 20 años; como yo era el  muñidor de aquellas noches fastuosas y tormentosas conseguí que la estrella de la inauguración de la finca de Hermoso fuese el Pescao. No sé qué pasó, pero desde entonces el genial caballista no quiere hablar  del Pescao y éste no sabe no contesta. El Pescao es así . Tampoco sé lo que pasó anoche en la Quimera donde la gente de Que trata de España, se fue a celebrar no sé qué con el Pescao que los esperaba a la puerta del Fernán Gomez: Hasta la VV, mi adorada Nausicaa, se vió metida en el embrollo. No sé cómo ha sido la última representación hasta que me llama Robert Muro y me dice: genial, lleno. Se me va el texto de pantalla y pongo un SOS a Loaysa que me dice, eres un manazas, sabes escribir, pero   nunca aprenderás tecnología. Falta de respeto de un escenógrafo a un crítico y autor; pero a distancia  me arregla el desaguisado de mis manazas; y aqui tienen ustedes  la crónica recuperada de este dia y que ustedes lo pasen bien. La gente de Que trata de España, sigue la farra por los cafés de Madrid donde me he dejado media vida. Que no maltraten demasiado a Nausicaa VV. La edad me ha hecho virtuoso y estoy en casa, esperando una peli del Oeste. Descorcharé  un buen crianza de Ribera del Duero. No me importa agotar las existencias porque Javier Cacho me ha prometido unas botellas de las mejores bodegas.

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