miércoles, 2 de abril de 2014

SINDICALISMO, TEATRO Y COCA COLA

Soy un sindicalista póstumo. Me convenzo de ello en el almuerzo que ha convocado Robert Muro con el jurado de los premios Buero Vallejo y algunos directivos de la Compañía. Empezamos hablando de teatro y los Buero, naturalmente. Y acabamos hablando de la situación laboral en Coca Cola y las embotalladoras. Me explican que una cosa son  las embotelladoras y otra cosa la Compañía propietaria de la fórmula; que no es igual aunque sea lo mismo;  y  que el conflicto está en las pequeñas embotelladoras españolas, que no perciben la amenaza de dos grandes embotelladoras europeas invasoras del mercado. También hablamos de sindicalismo y es ahí donde compruebo mi desfase. Sospecho que Fuenlabrada, no es la Perkins de Marcelino Camacho. Es la primera conclusión de las informaciones que intento dilucidar. Ignacio García May cuenta historias de sindicalismo,  de cuando era director de la RESAD, que no repito porque dejarían peor a quienes las toleraban que a quienes las imponían.

Dias de decisiones duras. Decido aplazar la lectura dramatizada de La Argentinita en el María Guerrero en la que Enrique Ponce iba a hacer de Joselito el Gallo y Paloma Cuevas de Lola Gómez, hermana de José y esposa de Sánchez Mejías (Luis Francisco Esplá). Santiago Sánchez, el director y todo el grupo (Aida Gómez, María Toledo, Fundi, Villamor, Javier Reverte, etc....) está de acuerdo. El tabaco ha sido duro: la cornada le ha arrancado los músculos del pecho y ha perdido parte de la clavícula. La única preocupación de todos, en estos momentos, es la recuperación del matador; aguantaremos el estreno de Argentinita lo que podamos.

Me llegan las primeras fotos de Maite Túrrez para la exposición de las Ventas programada  por la perspicacia de Carlos Abella: Diálogo con el vestido de torear. En ella también estará presentes, con vaios óleos y acrílicos, Malgorzata Zak y Joanna. No sé cómo quedarán los textos del diálogo; pero la fotos y la modelo, desde la coronilla hasta la "planta el pie, la pantorrilla y el peroné", que dice la canción, son espectaculares. Me preguntan si mi alejamiento de los toros, salvo estas peripecias coyunturales, se debe a la llegada al Mundo hace algunas temporadas de Vicente Zabala de la Serna. No es la primera vez y quiero aclararlo de una vez por todas. No. La llegada de Vicente fue una liberación. Yo estaba harto de 130 corridas al año; nuevos tiempos, nuevas gentes, nuevo pensamiento  Naturalmente ni Luis María Anson ni PedroJota Ramírez me consultaron una decisión empresarial ni tenían por qué;  fue una liberación. Ahora mis necesidades taurinas, muy selectivas, las tapo con mi Diario, que está teniendo una aceptación más que razonable: el  fin de semana, me informa Salva Ferrer, ranking de visitas. Le confirmo-reconfirmo a Javier Aresti que acepto el  ofrecimiento que me hizo en el Paquiro de presentar un apartado de las próximas CC GG.

Me llaman de la Unir para una clase on line con sus numerosos alumnos: La crítica de teatro y el espectador. En ausencia de Ignacio Amestoy,  me hace la presentación, desmesuradamente elogiosa como es de rigor, Juamma Romero.  Romero estrenará muy pronto, en la sala Tú, Prisionero en mayo. Con esta percha, que decimos los periodistas,  salta un  tema sobre el que vengo meditando a raiz de los últimas funciones  que he visto, MBIG  y Dorian, por ejemplo;  cómo los nuevos espacios, La Pensión de las Pulgas, la Casa de la Portera, Tú, Microtetro, estan modificando las escuelas tradicionales de intepretación. Me ocuparé de ello en la próxima entrada del blog.

Vuelvo  al sindicalismo y a Coca Cola. Tengo la sensación de que se ha pretendido erosionar una marca paradigmática del capitalismo multinacional. Y que, con ello, se ha herido la sentimentalidad de los consumidores del célebre refresco. Yo bebo vino, crianza de Rioja y Ribera del Duero o verdejo de Rueda. Mi sentimentalidad, pues,  con Coca Cola es puramente teatral: el Premio Valle Inclán, los Buero Vallejo  y otras prestaciones culturales de la universal marca. No tengo más interés del que pueda tener con la Caixa, de la que no soy cliente, al celebrar que el banco catalán copatrocine con Telefónica el Premio Paquiro. Sí me alarmaría que la situación laboral, en vias de solución al parecer, aunque traumática cuando median despidos,aunque sean incentivados,  repercutiese en el teatro o en parte del jurado con escrúpulos. Nunca apoyaré, por supuesto, una actitud bucanera de Coca Cola, pero no parece que sea una situación muy distinta de las muchas que convulsionan el mercado. El capitalismo no se devorará a sí mismo, como preveía  Marx: se transforma para seguir dominando. De lo que no me cabe duda, escuchadas las condiciones de la Compañía, es de que cualquier sindicalista con dos dedos de frente, por aguerrido que fuere,  hubiera aceptado esas condiciones de un ERE más que razonable en las actuales circunstancias. Pero yo soy, como he dicho al principio,  un sindicalista póstumo. Conclusión lorquiana: "señores guardias civiles/ aquí pasó lo de siempre;/ murieron cuatro romanos/ y cinco cartagineses". Mañana hablaré de teatro y, si se tercia, del Borbón y el 23F.    

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