La tarde fue una cadena de milagros sucesivos; milagros de torería; Morante, Finito, Manzanares. Que los juampedros, tal como salian de chiqueros dando tumbos, se mantuvieran en pie, ya no es cosa de milagro, sino de milagrería. En tiempos titulé una crónica, precisamente en Fallas y en Valencia; "los juampedros, afeitados y asfixiados". Don Juan Pedro escribió una carta al director poniéndome de chupa de dómine y pidiendo poco menos que me echaran del Mundo y me desterraran de los confines táuricos de Iberia porque había ofendido su honor de ganadero. PedroJota publicó la carta y me dió la posibilidad de réplica que rechacé. A los 8 dias, en Castellón, lidiaba de nuevo don Juan Pedro y titulé: "Apoteosis del borrego". Camino de eso iba hoy en Valencia, aunque no podría repetir lo de afeitados por ser eso temeridad impropia; pero si lo de asfixiados, tullidos, estranquillados, espeados e inválidos. Pura ruina el primero, que volvió a los corrales; y pura ruina el bonito jabonero, sobrero, que también debió ser devuelto. El cuarto, otra ruina y a Finito de Córdoba, le tocó lo peor del baile: dos adefesios que no tenían fuerza ni para morirse. Pero el Fino tiró de sus raices y estuvo más cerca de ser el Juan Serrano de sus momentos de gloria, que el Finito de Sabadell de sus tardes aciagas. El difunto Francisco Puchol hubiera llorado de emoción. Y quién sabe si Jaime Sanz, en ausencia de José Tomás, no estará llorando en estos momentos. Al Fino esta oreja le va a valer su peso en oro en esta temporada que empieza: toreo bueno. Y los sucesores de don Juan Pedro no podrán intentar ninguna maniobra; porque este blog, este diario, es mio y de nadie más. Mi voz, mi bocina y mi patria.
Corrida blandísima, sin picar. Como diría un castizo de Madrid, "sangre, ni para un análisis". El señor presidente debió rechazar alguno otro, además del primero; pero entonces quizá nos hubiéramos perdido las faenas de Morante de la Puebla y de José María Manzanares; y de Juan Serrano; imaginación, duende del bueno, el primero; técnica y arquitectura matemática el segundo. La elegancia a Manzanares se le supone, como a los militares el valor; y el aroma a Morante, también. Y la grafía limpia y honda a Finto, cuando es Juan Serrano, también
Discutían una vez ante la Puerta del Principe dos aficionados, uno de la Maestranza y otro de Las Ventas. Defendia el sevillano a Curro Romero con tales argumentos, que el madrleño solo pudo replicar, "Curro, Curro....es buen torero a....su manera". A lo cual el sevillano que era, además, de Camas remató, "¿y si la manera fuera esa y solo esa?". Pues eso. Y si la manera y solo esa, pese a todo lo ocurrido ayer en Valencia, fuera , la de Morante de la Pueba. Morante o el toreo: la suavidad, la despaciosiad de la verónica, el pulso dormido del redondo, la pureza del natural: lo sevillano y lo rondeño. Y el cambio de mano como una plegaria para unir en un pespunte la mano derecha y la mano izquierda: la de la solemnidad y la de la gracia. Aunque, para cambio de mano, el que dibujó José María Manzanares; como un quejido, como un quiebro por la gargantas del flamenco más hondo y más cabal.
Manzanares cortó dos orejas y Morante, una y el Fino otra. El último juampedro tan derrengado como los demás, se partió una mano. Fue un milagro al revés, o sea un maldición ; Manzanares se había soltado de capa, galleos, lances de todo tipo; había reventado la plaza y no se sabe en qué hubiera acabdo aquello de seguir así con la muleta, Pero lo que reventó fue la mano del juampedro y allí se acabó todo. Si los tres diestros de ayer hacen lo que hicieron, con toros fuertes y en pie, acaban con el cuadro.
Lo de Morante es torear a lo grande, eso sí, con el toro chico. Y lo de Villán es escribir a lo máximo de calidad, magia, pureza, emoción... y con exigencias críticas... y olé. Firmado 'El Emilio'
ResponderEliminarEstimado Javier Villan:
ResponderEliminarSoy partidario del manzana pero por encima de todo intento ser aficionado y estará usted conmigo que lo de cargar la suerte no va con el, como tampoco va el llevar los toros medianamente embraguetaos, o no esta usted de acuerdo Sr Villan?