viernes, 7 de marzo de 2014

MARIA TOLEDO EN CONCIERTO. LA SOLEDAD DE UN RUEDO Y DE PANERO.

!Qué desolación Las Ventas vacía y su  ruedo vacío; las Ventas por ejemplo; se asoma  uno a la arena, desde el callejón, y es como un desierto; la tierra parda, blancuzca despeñándose suavemente desde  la boca de riego hasta los desagües de la barrera. Carlos Abella prepara las activiades culturales de Sa Isidro; en la sala Antoñete, cuadros de dos artistas polacas: Malgorzata Zak escenógrafa  y profesora de la Resad, y Yoanna que está en Cracovia. Misterio en torno a las fotografía  -de arte y ensayo- de Maite Túrrez: Diálogo con el vestido de torear; hermetismo sobre la modelo que, con las prendas del vestido en sus manos, les comunicará su desencanto, su éxtasis,  sus deseos nunca confesados. Abella y Manolo autoridad del callejón, y José Luis Diez de la CAM organizan y escuchan perplejos los fundamentos. Suenan  -como alucinaciones- fanfarrias, pasobles, dulzainas. Arte y toros.

Alguna vez Maria Toledo me llama por teléfono y deja que su voz flamenca cubra los silencios abismales del cante.  Luego dice como si hablase con el vacío del buzón, "así suenan las letras que has escrito, estoy componiendo para Olivenza". Mañana cantará en Olivenza y yo estaré en Valencia recibiendo un premio, sin duda merecido, de unos amigos, la gente de la Peña Los Machaco.  A Maria Toledo la conocí  en la vieja y vacía fábrica de la Mahu. Amado Jiménez o Ruperto Merino,  cultura de la Comunidad de Madid, me invitaron a compartir escenario con ella: una flamenca y un poeta aficionado a los madrugadas de manzanilla y cante. Como poeta, pues no  sé; de  tablaos y manzanilla, en mi juventud, sabía tela marinera. María Toledo me hizo preguntas sobre mi sentimiento flamenco y cantó poemas de mi libro  El fulgor del círculo:    tientos, bulerías por solea, que es un palo que me gusta mucho....Hasta una seguidilla le puso a algunos versos.
Se desató  una tormenta de apocalipsis: truenos, relámpagos, diluvio; tuvimos que abadonar el escenario del patio y  refugiarnos en la cafetería como sardinas en banasta o como pasajeros de metro en hora punta. Y María siguió cantando y la gente aplaudiendo hasta la extenuación. Mañana, dia 8 de marzo,  canta en Olivenza y seguro que  mejorará mis versos.  Y yo estaré cenando en el Rain con los Machaco y colgándome una medalla. Y recordando a Paco Puchol.

Ha muerto Leopoldo María Panero, el más loco, literalmente, de los Panero. Y el mejor poeta. Ninguno de los Panero ni la madre, Felicidad Blanc, como contaban en aquella película  fratricida con tintes de tragedia, El desencanto, de Jaime Chávarri,  pudo soportar el peso de su apellido: un padre de la corte intelectual de Franco, y un tio del otro lado ambos, dicen las historias,  poetas.. Leopoldo María, el mejor; huésped de manicomios y electro shoks, sin llegar al malditismo de Antonín Artaud; Angel Luis, la imagen casi impoluta de un apellido ilustre. Michi Panero, Michi de noche, la movida y aquellas cosas de la Transición...Nada de nada. Releo a Leopoldo María. Escribía contra El Borbón, contra España, la España del padre; escribía contra el mundo y contra sí mismo. Lo mejor, como es preceptivo, lo que escribía contra él mismo: "He fumado  mi vida y del incendio sorpresivo quedan en mi memoria las ridículas colillas: seres que no me vieron, humos en la boca y silencios por doquier"

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