Con la venia, señor alcalde. Vuelven
las cosas donde solían; o sea desde Bilbao a Colmenar Viejo. ¡Viva el toro! En
tiempos Joaquín Vidal, Carlos Ilián, colateralmente
Paco Apaolaza y, por colmenareño de
adopción, este servidor, queríamos hacer de este pueblo serrano la gran reserva torista de la CAM; la reserva
torista del mundo entero. Volveré a La Corredera, o a su recuerdo, que tampoco hay que pedirle a la vida, ni
a nadie, lo que sospeches no te puede
dar. O no quiere. Esa aspiración de Vidal,
Ilián, Villán y Apaolaza, era una gran objetivo, pero ¿respondía a los
deseos de los aficionados de Colmenar? Éramos, sin duda, los
mejores y los más beligerantes, sin giros vertiginosos de veleta ni intolerancias, y
corresponsables de una tauromaquia más o menos pura. En activo sólo queda
Carlos Ilián, defendiendo la plaza
inexpugnable de Marca. Colmenar Tierra de Toros. ¿De verdad? Esperemos la
corrida, aleatoria, y las dos novilladas éstas sí con novilleros punteros.
Rara y complicada Aste Nagusia
de la que sólo me queda claro la guerra
civil entre partidarios de Matías González
y detractores. “Con las que has montado tú en Bilbao”, me reprochó un
miembro del jurado amigo mi negativa a que el Premio Paquiro a Enrique Ponce fuera compartido. En realidad
dijo algo menos elegante, pero da igual. Me confirman que el frente anti Matías cuenta con la potentísima
fuerza de Leopoldo Sánchez, el tío
de José Ignacio Sánchez, una
institución salmantina en Euzkadi, un poder fáctico. A mí me da igual; tengo afecto
y respeto a Leopoldo Sánchez, pero de él lo que más me gusta es la vieja
izquierda memorable y depuradísima de su sobrino José Ignacio. Nadie me da
razón sobre la actitud de Juan Manuel
Delgado, por mejor nombre el Averías
- no sé sí las produce o las arregla- determinante en la Junta
Administrativa, y procedente, creo, del sindicalismo de LAB.
Con la venia, señor alcalde; voy a
participar en todo lo participable de estas Fiestas de los Remedios. De momento,
lo inmediato es ir a la procesión de la
Virgen que baja de su santuario a presidir el jolgorio. El señor cura
subastará entre los vecinos más
pudientes el privilegio de portar las andas de la Virgen sobre sus hombres. La
Iglesia, siempre repicando y en la procesión. Como en los toros. Los Papas prohibían las
corridas en tiempos de Felipe II; pero celebraban a sus santos y sus vírgenes
con corridas A Beneficio. No me he perdido, en 25 años, procesión de santo o
virgen en las Ferias Taurinas de Iberia. En todas ellas, menos en Colmenar, me
han robado la cartera. Todo un detallazo: se quedaban con la pasta y me
devolvían los documentos, incluido el pase de los toros. Robacarteras honrados
y elegantes, “pintores” de Valladolid. Eso no lo hace ningún político español.
Salud y suerte, buenas fiestas y que corra el
vino de la concordia y el armisticio entre todos los colmenareños, taurinos y
no taurinos, de izquierdas o de derechas, toreros malgastados y novilleros en
ciernes. Sin el toro, difícilmente se entiende esta tierra, así llamada
precisamente, “tierra de toros”. Que esta denominación siga teniendo sentido.
Salud, pues, y como diría el infame Ubu Pujol, que roba a su patria Catalunya,
desprecia al resto de los españoles e insulta a los andaluces, y a todo
charnego que ayudó al progreso catalán tanto como él, sin robar, “salud y forza al canut”. Entre paréntesis,
aunque Ubu Pujol sea un infame, protegido por el Borbón y los sucesivos
gobiernos centrales, no tiene la culpa de que los toros hayan desaparecido en Barcelona.
Pregunten a Balañá.
Bien mirado, paisanos de Colmenar, los
carteles no están tan mal, pensando que podían haber sido peores: dos
novilladas de novilleros punteros y una corrida de toros, cuyo cartel no es el
mejor que pudieran ver los siglos, pero vale. La
Feria de los Remedios de este año induce a una seria reflexión sobre el
porvenir de la Fiesta. Y sobre un modelo de gestión. A los partidarios de lo
público por encima de lo privado, entre los que me cuento, la gestión municipal
de una Feria corta como la de los Remedios, nos parece lógico y beneficioso.
El año pasado, la experiencia piloto
probablemente, resultó costosa. No sé cuánto de costosa, y la oposición de
izquierdas, antitaurina quizá por desconocer la tradición taurófila de la
izquierda tradicional, se le tiró a la yugular al señor Alcalde del PP. Vivo
gran parte del año en Colmenar Viejo, pero desconozco los tejemanejes políticos municipales. Supongo que la oposición considera los toros una expresión franquista de la derecha y, en el mejor de
los casos, una barbarie; lo cual es una
bobada. Sea cual sea el resultado y los
balances, la oposición de una izquierda burocrática, apenas reconocible para los veteranos de trinchera, seguirá tirándosele a la yugular al
señor alcalde de derechas. No está escrito que las fiestas patronales hayan de
ser negocio para nadie, aunque tampoco
es obligatorio que tengan que ser un despilfarro. A quienes anduvieron en las
trifulcas iniciales de Izquierda Unida, con un PCE destrozado más
por las maldades de Carrillo que por la habilidad de la derecha, estas cosas
municipales les hacen sonreir un poco.
Vienen las Fiestas de los Remedios,
disfrútenlas ustedes y sea este el pregón espontáneo de un colmenareño de
adopción: a mal tiempo buena cara y a quien dios se lo dé la Virgen de los Remedios se lo bendiga, El análisis taurino de las
corridas, quédese para más adelante; justo para los días de Feria. Tengo la
Corredera a un tiro de piedra de mi casa.
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