domingo, 8 de junio de 2014

EL SINDROME VICTORINO: QUE VIENEN LOS MIURAS


EL SINDROME VICTORINO-ALIMAÑA: QUE VIENEN LOS MIURAS

A propósito de mi declaración el otro dia a vuela pluma de la Rioja como cuna del castellano; un capotazo literario al toreo de Diego Urdiales y a sus seguidores, mis amigos. Releo todo o casi todo de lo que el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, con Santonja a la cabeza, ha investigado y escrito sobre la cuestión. Como de costumbre, el catedrático Gonzalo Santonja le pega un vuelco a la historia. Ya lo hizo hace no mucho con las teorías cronológicas orteguianas de la corrida, haciendo retroceder en algunos siglos el origen de su actual estructura. Deducciones inmediatas; el castellano nace en la calle, brota por generación necesaria  y exigencia natural de las gentes que ya no podían entenderse en latín o lo hacían con dificultad. Sus orígenes son anteriores en dos siglos a las Glosas Emilianenses, que datan no del siglo X, sino de mediados del XI. Imprecindible para estas cuestiones el Cartulario de Valpuesta,  una joya de dos tomos editada por el Instituto y ya casi agotada. Vean ustedes dónde nos llevan los toros. Empezamos con una verónica o un natural de Diego Urdiales y acabamos en las Pizarras Visigóticas y su parentela. Y a Por los albores del toreo a pie. Aclaradas estas cuestiones lingüísticas con aroma de Berceo, volvamos a los toros: el síndrome del victorino alimaña sacude y condiciona la tarde, última de San Isidro 2014, de las Ventas: que vienen los miuras.

Así que antes  de que se desate  la guerra de los toros de Zahariche, si es que hay tal guerra, otro paseo por la Feria del Libro. Un título recomendable: 

Otras vanidades.- Poesía, Endymión. Daniel G. Sanguino. He compartido muchos ratos esta feria con Daniel, de Disbook. Somos colegas de colección, él mucho más joven. Y recuerdo a Jesús Moya, sus libros, su generosidad y su albergue de gatos. Sus ediciones sobre todo. No hay poeta español, creo, al que Jesús  Moya no le haya prestado ayuda u oportunidad. Como si fuera uno de sus gatos menesterosos y comunistas. Todos los gatos de la calle Cruz Verde donde Jesús Moya, viejo pilar de Edit. Ayuso, tenía Endymión,  acababan siendo rojos. No sé en qué se les notaba, pero lo eran. Por si acaso lloviera, cosa no infrecuente, en la Feria del Libro, les recomiendo estos versos de Otras vanidades: “El sutil perfume de la tierra mojada/ me llena de una extraña emoción”.  Hay más y mejores,  pues este poemario de intención totalizadora, tiene la insólita extensión de 200 páginas.

 

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