Lo peor de estos
Sanisidros es que no he podido ver a los amigos en las Ventas ni en los bares
aledaños de discusión taurina, el ágora de Cúchares:
Chuco, Basilio, Valderrama, Antonio Sánchez, Jose
Luis y Julia, Paquito y Josefina, tantos y tantos que vamos apartándonos de
las plazas o, por lo menos, restringiendo la asistencia a las mismas, acabando
con las buenas costumbres. Lo mejor, acabados los festejos
taurinos, es qe vuelvo con más fe al teatro, con auténtico mono de teatro. 25 años he compaginado en el Mundo la crítica teatral y la crónica taurina, sin que ni uno ni otro se hayan resentido. Es hora de descansar y dar al teatro lo que es del teatro. Y algunos muletazos en tentaderos.
No me
olvido la vertiente cultural que Carlos
Abella imprime a los Sanisidros. Presentaciones de libros, entre los que
destaco la novela de Celia Forneas, Recuerdos, y la biografía de Agapito García Serranito, el gran e infortunado
torero de la sierra colmenareña: en ambas intervine junto a Antonio Lorca y junto a las autoridades
y aficionados de Colmenar Viejo, mi otro pueblo además de Torre de los Molinos.
De las exposiciones programadas por el gerente de Asuntos Taurinos de la CAM,
la sorprendente y original Diálogo con el
vestido de torear. Y otras dos verdaderamente memorables que han dejado
huella: José y Juan y Camilo José Cela y los toros, ésta en el
palacio de Cibeles. Hoy por hoy, Carlos Abella insustituible: toros y
cultura.
Abandono, pues, las
Ventas y me pierdo en el laberinto teatral de Madrid: docenas de obras, sobre
todo en el circuito alternativo, ecos todavía de la lectura dramatizada
de La Argentinita, en el Maria
Guerrero, un auténtico montaje, dirigida
por Santiago Sánchez. Me llaman de
la librería Yorick, especializada en teatro -función que antes desempeñaba La
Avispa de Julia y de Joaquín-
editora de La Argentinita, no tienen caseta en el Retiro, su "caseta está en la calle Valencia 21, pero los libros de teatro y La
Argentinita van bien.
Fallo de los Buero Vallejo, de Teatro Joven, de
ámbito nacional: en torno a los 300 grupos de participación; patrocina Coca
Cola, en medio de vendaval de Eres y conflictos sindicales, al parecer en vias
de solución definitiva. Como ya se ha contado, el Ere y las ofertas de Coca han
sido muy superiores y beneficiosos para los trabajadores: el doble de los dias
y compensaciones por año que han pactado las centrales mayoritarias en las
reestructuraciones laborales de su personal. Como Luis María Anson daba colaboraciones y sustento en el “ABCC verdadero”, a Marcelino Camacho y yo soy
un sindicalista póstumo, o sea de Marcelino y los compañeros mártires del
tardofranquismo, la cosa pasa de teatro a los actuales burócratas
sindicalistas: respeto unánime al sindicalismo, pero no a los depredadores que lo usufructúan. El último cabo que queda por atar, al parecer, es Fuenlabrada y Coca
Cola ofrece, al parecer, reabsorber a los parados que se descolgaron del Ere,
en condiciones no inferiores a las de aquellos que se acogieron a los pactos. Anson para demostrar su rechazo del boicot a la firma patrocinadora de los Buero, pide Coca Cola. Yo no puedo sumarme a la petición: siempre he sido de tinto crianza y últimamente añero, Ribera del Duero; clarete de Cigales y verdejo de Rueda. Lo cortés no quita los buenos caldos y eso lo saben Beatriz, Marcos de Quinto y Juan José Litrán.
De este certamen de los Buero, han salido
algunas luminarias de la farándula, entre ellas Natalia Huarte, premio a la mejor actriz hace algunos años y hoy
estrella de la Compañía Joven de Teatro
Clásico. Natalia se ha incorporado a un jurado de lujo del que daré noticia,
con el fallo, los próximos días. Mientras, la Unir, prepara Almagro y cuida la gira de El
Jardín de los cerezos. Y Teatro del
Arte, santa santorum antes de Angel
Gutierrez, programa otro jardín de los cerezos, menos Vagtangov que el del
niño ruso, menos Chejov también y menos
Stalisnauski ideado y dirigido por Rebeca
Ledesma. Una compañía joven monta, El jardín, la última clase, el último
dia de curso en una escuela de interpretación. Vida privada, amistades, amores,
rencores, enconos, discusiones entre escena y escena: una teoría, muchas
teorías de interpretación. Un montaje didáctico sobre la vida y obra de Chejov;
teatro dentro del teatro, muy fresco y
juvenil con Pirandello al fondo. Un
recorte en las escenas iniciales no le vendría mal.
Y en este ávido reencuentro con el teatro, Israel Elejalde como director de El sótano en La Pensión de las Pulgas,
con un texto de Benet y Jornet. Volveré sobre él, pues
siempre es atrayente que un actor de prestigio afronte tareas de dirección,
produce cierto morbo. En el Español, Sala Pequeña, Novecento, un grandioso texto de Barico con un grandioso Miguel Rellán. Volveré sobre estos
montajes. Y volveré a ver, si me queda un hueco, la reposición de Conversaciones con Alá, que
María Hervás estrenó en Pequeño
Teatro y que fue candidata al Valle Inclán. Quedo con Natalio Grueso para intercambiar libro: él me da su novela reciente
y yo Historias golfas del Café Gijón.
Y sigue la Feria del
Libro sin perder gas, en la que,
contra mi costumbre, he firmado dos
días Historias
intelectuales y golfas del Cafe Gijón;
Disbook caseta 136. Por la tarde gente del común, desconocidos; por la
mañana gente del teatro y los toros; todos bienvenidos, aunque quizá conmueven
más los desconocidos, que llegan desprecupados e inocentes, sin compromisos de
amistad. Muy buena experiencia en esta
Feria, a la que hacía más de diez años no venía.
Una recomendación:
Masonas. Historia de la masonería femenina.- Edit.Almuzara.
Autora, Yolanda Alba. Apasionante recorrid0 por el proceso que llevó a muchas mujeres de
diversa condición y cultura a enrolarse en la masonería. El libro supone un doble avance: el reconocimiento de los
derechos de la mujer y un paso en el esclarecimiento del secretismo de la
masonería, los masones tan desconocidos como mal entendidos. Una autora tan
inquieta y plural como Yolanda Alba, tan
cosmopolita y universal que nada de lo humano le es ajeno, ha hecho un gran
trabajo: desvelar las razones que llevan a trastocar un sistema androcéntrico
en otro más abierto en el que la mujer adquiere
protagonismo. Y de paso arrojar más luz sobre la Masonería que, como
escribe Yolanda Alba, no es una secta, ni un poder político, ni una ONG, ni una
religión. Es una forma de conocimiento, de hombres y mujeres libres, sin credo
determinado, ni partido político, ni ideología común que tiende al progreso de la humanidad;
Igualdad, Libertad y Fraternidad es su divisa: Sabiduría, Belleza y Bien.
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