Lo mejor de la miurada fue un toro, el
segundo, que no parecía miura, Jabonero de nombre. Temperamental, pero noble y
rutinario. Encastado en cierta medida y con movilidad; mas pedirle la vuelta al ruedo es de locos. No sé qué dirán palmeros y
especialistas; pero es probable que esta noche y mañana jaleen al mismo público
que el otro dia censuraban con saña por aplaudir a los victorinos; ¡qué país,
que paisaje y qué paisanaje! Esto es un contradiós. Lo encomiable del otro dia es que Victorino fue Victorino y lo censurable de hoy es que Miura no ha
sido Miura. El tercero y cuarto, de
nobles y apacibles, parecían juampedros; al quinto, inválido, le echaron los cabestros. Y el sexto, muy flojo y mansurrón y de peligro sordo. Todos sin personalidad y de casta aguada. Todo es discernible y discutible; mas,
pedir la vuelta al ruedo para el segundo solo puede obedecer a un momento de enajenación transitoria.
Bien por el presidente. El primero fue el peor, con los pitones en el
cielo como si quisiera cornear la virginidad plateada de la luna. Rafaelillo,
el león de Murcia, estuvo igual de mal en el malo que en el bueno. Y Serafín Marín, el exiliado de su Cataluña natal, el hijo de charnegos nobles y trabajadores, se estrelló de parecida forma que el murciano. El rey de este San Isidro finiquitado sigue siendo, por las malas Victorino; y por las buenas, Puerto de San Lorenzo.
De lo que podemos estar seguros es de
que no saldrá de esta corrida ninguna propuesta para el Premio Paquiro. Ni siquiera
a la cuadrilla de Javier Castaño. Porque, me pregunto yo, por qué el peonaje no
puede aspirar a un Paquiro, que premia y la
jerarquía. Marco Galán, David Adalid y
Fernando Sánchez son excelente subalternos, con personalidad propia y forman un equipo conjuntado, pero
están lejos del Paquiro, aunque más lejos está Javier Castaño. Ayer, por
ejemplo, Joselito Rus, Curro Robles,
aunque salieron mal de la cara del toro, pusieron pares de buena ejecución. Hablando
absolutamente en serio, yo creo que la gran hazaña, el gran acontecimiento ha
sido la ciencia del doctor Máximo García Padrós y
su equipo, suturando heridas, restañando sangre, recomponiendo cuerpos. Ha sido
una feria crudelísima con varios momentos críticos.
Que en estos momentos, a casi un año
de la primera reunión del jurado, las redes sociales hayan empezado ya a
discutir, unos con coña y otros en serio, sobre el Paquiro. Eso solo ocurre con este galardón. Al Paquiro le
precede su fama e incluso la profecía; lo cual demuestra su máxima importancia
entre moros y cristianos. El Paquiro lo crearon Luis María Anson y Luis
Abril, con el paraguas financiero durante años de Telefónica en solitario y
últimamente en collera con Caixa Bank. Nunca se le ha dado a un ganadero y en ese
caso Victorino resulta impepinable. Hay
más días que longanizas y queda mucha tela que cortar y a la vuelta lo enden tinto. ¿Cuántas vidas ha salvado García Padrós el último mes?. Eso es un hecho muy relevante. Si alguien lo propusiera yo lo apoyaría sin reservas; aunque antes, naturalmente, le pediría que se retirase del jurado. Pero me temo qe no. Ya hay amigos y colegas pensando en Perera y su conquista de las Ventas; o en el Corpus próximo de Granada de JT.
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