sábado, 30 de septiembre de 2017

JAVIER GUTIERREZ Y RETRATOS PUNTA SECA.


 



 

Me cuentan que Javier Gutiérrez
 es una estrella de la tele; pero como tengo la   costumbre de no ver televisión, salvo algún partido de fútbol de trascendencia política, o películas del oeste, si es posible el spaguetti, no sé qué clase de estrella es. Sé que es un gran actor. Se lo digo de vez en cuando, eres el mejor  actor del mundo, y me contesta con humildad que eso también lo dice su madre. La gente convencida de sus excelencias siempre se apoya en la madres    para reafirmarse. Con la señorita Gaviria, hoy señora de Moreno me pasaba lo mismo. Eres la fisio más guapa del mundo, le decía para que me torturase menos.  Y me respondía eso me dice mi novio…Y mi madre. Y mi padre. Su padre es Juanjo Gaviria.  Su madre es Maite Turrez con la que hicimos la señorita Gaviria, hoy señora de Moreno, y yo un precioso librito titulado Dialogo con el vestido de torear; una auténtica belleza.

Volviendo al “mejor actor del mundo”, cuando hizo ¡Ay Carmela! vio en primera fila a Marcos Ana y me pidió que se lo presentara. La leyenda de Marcos Ana, propalada por Fraga Iribarne es que había arrancado de un mordisco la oreja a un cura. La realidad de este poeta  eran 20 años de cárcel, el preso más longevo de la dictadura. Y que a los 40 años de su edad reclusa no había conocido muje. Fue como si le hubiese presentado a Dios y María Diaz no quiso perderse el   ágape  en el que Marcos Ana nos contó su vida.  Javier Gutiérrez  es una máquina de hacer teatro: vértigo y sosiego. Lástima, aunque suerte para el  sin vivir de su profesión, que el cine y la tele  lo hayan expropiado.

 Me pareció extraordinario en Arlequino, servidor de dos amos,  buen texto de Alberto San Juan, injustamente vapuleado por El Pais. Está plenamente justificada su presencia en esta serie , que cuenta ya con Pedro Casablanc, Luis Bermejo, Marta Poveda, Sara Moraleda y yo mismo con un retrato al vitriolo muy celebrado. Una editorial de renombre ya se ha ofrecido a publicar el libro si decido ampliar estos retratos a autores y ensayistas. Gran idea.  Y que sea muy selectivo. Y, como última recomendación y en nombre de la libertad de expresión, me recomiendan considere que hay más teatros que el Pavónkamikaze. Cosa innecesaria y paradójica, pues  me aconsejan que Elejalde, Irene Escolar,  Carmen Machi, María Hervás,  de Kamikaze obviamente, no deben faltar. ¿En qué quedamos? 
 Javier Villán. Retrato al vitriolo
Algunos amigos de confianza me llaman capitán araña porque en estos retratos al pastel o a punta seca embarco a todos/as menos a mí. Yo creo que estos amigos no buscan el equilibrio y el conocimiento, sino el morbo. Voy a complacerles antes de que después de los imprescindibles Sara Moraleda, Marta Poveda, Luis Bermejo, Pedro Casablanc y Beatriz Argüello,  que será la próxima, me adentre entre en los  campos de faranduleros y cómicos de la legua, como don Quijote se echó a los  campos de Montiel.


 Lo primero, decir que soy un hombre leal y que guardo muy bien los secretos que hombres y mujeres me han confiado y siguen confiando. Sobre todo,  los secretos de alcoba.  Me gustan las corridas de toros, aunque hace años que no veo ninguna, ni siquiera en televisión, esa atrocidad. El lenguaje televisivo nunca refleja la naturaleza del toreo. Este gusto mio por los toros a punto ha estado de privarme de la amistad de algunas actrices eminentes, antitaurinas furiosas. Ante esto echo mano de Valle Inclan que por boca de don Estrafalario,  dice en Los cuernos de don friolera; ojala el teatro suscitara la pasión que suscitan los toros, entonces el teatro estaría salvado.

Valle era amigo de Juan Belmonte y es verdad, según todos los indicios, su célebre sntencia, “Juan, es usted sublieme, solo le falta morir en el ruedo corneado por un todo” A lo que Belmonte respondió, "se hará lo que se pueda don Ramón”.

Fui seminarista y  se enamoró de mí una monja, la monja capillera de mi libro Sin pecado concebido, a la que un dia, mientras preparábamos los ornamentos, le toqué el culo sin querer. Sigo enamorado de Liz Taylor, la judía de Ivanhoe y soy el amante secreto de la adorable Marylin.  Solo lo sabe Truman Capote. Ni Richard Burton ni Henry Miller se han enterado nunca de esto y un caballero no debe hablar de mujeres. Sigo pensando que la democracia en España es una democracia putrefacta, mejor que la Dictadura sin embargo. Lo de Marylin lo sospecha Alfredo Amestoy que, en su obra En el cielo no hay Chanel, la manda a la tierra de la mano del Che Guevara. Este es mi retrato al  vitriolo que tampoco es para tanto. Cuando llegué a la costa catalana hace  siglos, llegaban los primeros bikinis y las suecas, todas las extranjeras eran  suecas para nosotros. Me preguntaba yo cómo todas podian ser tan epectacularmente hermosas y la suerte de los alemanes de tener novias así y  que estas soportasen sus borracheras. Una  me lo explicó una noche. “No somos novias, sino putas de lujo bien pagadas, señoritas de compañía. Las borracheras forman parte del sueldo”. Y no se habló más de asunto. Para ser un seminarista tímido y acomplejado, la vida empezaba a resultarme placentera y excitante. La existencia de Dios, si existe, supone la existencia del diablo. Sé qu este exste pues a menudo es cómplice de mis fechorías y mis bondades, que alguna hay. Me salvaré por el teatro. Y la unidad de España, esta España en escombros, me importa un bledo. No creo en las banderas y por educación no digo lo que haría con ellas y cada ve menos en las personas. Pero guardo con celo sus secretos. Como ven no hay mucho vitriolo en este retrato. Pero mi vida no da para más.

KAFKA EN LA MIRADOR DE LAVAPIES


Aún quedan 3 dias en La Mirador, de Dafnis Balduz. Véanlo si Kafka sigue turbándoles. Y si no, también; les turbará a partir de ahora. El anuncio de  Expediente K, dramaturgia a partir de Carta al padre,  me produjo una  insólita curiosidad. En realidad me basta con este texto apasionado de la carta a palo seco; pero bienvenida sea esta dramaturgia de Susanna García Prieto  con dirección de Alex D. Capo, capaz de recrear el texto de un autor que sigue a cuestas con la imagen espeluznante de un escarabajo patas arriba.  Kafka me produce un terror iluminado y súbitas iluminaciones de pánico. En general lo kafkiano, lejos del tópico de la angustia que lo reduce a enigmas de difícil entendimiento, suscita la inquietud de un territorio sin explorar o mal explorado.  Consciente de mi incapacidad teórica para arrojar luces o más sombras  sobre él,  hace unos meses me propuse  escribir una novela sobre los personajes de EL castillo, El proceso o sus espectros. Y naturalmente de Gregorio Samsa.

No sé si Dafnis Balduz, con esa sombría encarnación de la víctima y su verdugo va a aportar algo a mi novela, pero esta posibilidad era otro aliciente, bastardo por mi parte. La  dramaturgia a base de sicofanías,  impide una narrativa lineal del asunto. Y con la vida de Kakfa, judío alemán nacido en Praga,  Balduz presenta apuntes negros de lo que se avecinaba: Hitler el nazismo. Aunque la biblia del nacionalsocialismo no se publicó hasta 1925 y Kafka murió en 1024, todo estaba ya en el aire envenenado. Hitler no solo era un ideólogo de la barbarie antisemita, era un agitador de masas. Algun chispazo  de este histrionismo hubiera valido para calibrar en toda su extensión la virtudes actorales de Balduz. Pero eso ya no sería laobra de Susanna Prieto, sino la mía inferior sin duda.

No salí feliz de la sala Mirador, salí molesto y convencido de que el buen teatro debe producir incomodidad, de que un intérprete debe ser capaz de transmitir muchas sensaciones y muchas vidas acerbas. 
Expediente K es un falso monólogo, un buen artificio teatral. Y, aunque no se explicite en el texto,  una profecía maldita de lo que pudo haber sido la vida de Kafka de haber sobrevivido a la tuberculosis liberadora. ¿Uno más entre los millones de judios gaseados?. Me turba imaginármelo.   

miércoles, 27 de septiembre de 2017

KAMIKAZE PREMIO NACIONAL DEL INAEM


UN PROYECTO Y UNA HISTORIA

A Israel Elejalde y Miguel del Arco, teatralmente, siempre los recuerdo juntos desde aquella incursión en los predios de Pirandello, La función por hacer. Posteriormente Veraneantes fue otra llamada de atención definitiva. Como si anunciaran ya este proyecto Kamikaze producto de una nueva visión organizativa del teatro  al que el Inaem ha otorgado el Premio Nacional de Teatro. Su teatro es un elemento de transformación no de consumo, pero se consume y mucho. Este es el enigma. Aunque su intención al dirigirse a todos los públicos -jóvenes, personas, curas, canónigos y militares- puede difuminar un perfil demasiado exigente. Cómo consiguen la excelencia, debe de formar parte de ese espíritu proteico y  a la vez popular. Kamikaze  es un proyecto totalizador y colectivo del que también forman parte Aitor Tejada y Jordi Busó.

 Su primer gran acierto fue   Ifigenia en Vallecas, con una María Hervás que nos recordó lo más abrupto de Jbara, la mora de Confesiones a Alá; y lo más escondido de la amnésica en Teatro solo.

Ensayo,  todavía en cartel con Fernanda Orazi, María Morales, Jesús Noguero y el propio Elejalde, es la  postrer obra maestra actoral de Kamikaze, en espera de la próxima. Sólo por esto, que probablemente ningún miembro/a del jurado ha visto, ya merecían el premio. Pero el  Premio  ha sido a un proyecto ya materializado y en pleno desarrollo, no a una obra en concreto. O sea,  que bien están las cosas como están y Kamikaze seguirá creciendo.  No hacerlo sería malo para el teatro español.En otras ediciones otros jurados lo teníamos más crudo y había más competencia. Este país llamado España solo se entiende desde la paradoja. Y en ocasiones, -vean la sedición, la subversión, la desconexión, la biblia en verso de Catalunya- ni siquiera desde la paradoja.  O se entiende desde el teatro o no se entiende, pese a que el ínclito Pablo Iglesias, piense que el teatro es una mariconada.

Un Ministerio conservador premia la vanguardia. Con un jurado vanguardista, todo hay que decirlo, o por lo menos mitad y mitad. Tenía previsto dedicar este retrato a punta seca de hoy  a Elejalde o a algunas de sus  actrices de mi devoción. Pero prefiero dedicárselo a todo el equipo de Kamikaze. Que nadie piense que han vendido su primogenitura por un plato de lentejas. Por otra parte,  los tiempos del teatro como  Resistencia política  han pasado. Como comentamos, de vez en cuando, Juan Margallo, Petra Martínez y Hormigón entre otros, hemos llegado a la conclusión de que “convicto y cautivo el ejército rojo, la democracia putrefacta ha alcanzado sus últimos objetivos”

martes, 26 de septiembre de 2017

EL LUNAR Y EL BESO DE CHATERLEY


 Toda un actriz
Un lunar en  un lugar recóndito o, por lo menos velado, de su cuerpo. Ana Fernandez, al salir de la Margarita Xirgu me dio un beso, pero no me enseñó el lunar. Tampoco se lo enseñó nunca a su marido. Ese lugar sagrado lo conocía mejor el guardabosque que cuidaba la fauna y flora de las tierras y los bosques: yo creo que el beso fue desagravio porque me creyó en una silla de ruedas y su feroz diatriba va contra un hombre atornillado a su silla, su marido, tan inútil de cintura para abajo como de cintura para arriba. Bienvenido el beso, como el guiño de María Hervás en Los Gondra que suscitó la sana envidia de mis colegas de la crítica y del publico en general.  "En mis guiños mando yo",  certificó la Hervás. Gracias a la diosa Talía hace siglos que dejé la silla de ruedas izada durante un breve periodo a hombros por los conserjes de todos los teatro de Madrid.
 “El sexo es un estado de gracia” dice Constance;  o un sueño confirmó yo. El diálogo profundo de dos cuerpos desnudos.  El lunar de lady Chaterley es una recreación libérrima y muy eficaz, por parte de Roberto Santiago, de la obra que estuvo 30 años prohibida en Inglaterra, El amante de lady Chaterley,  de D.H. Lawrence. Resplandece  la libertad de una mujer y espejo de mujeres venideras.

 Las exigencias  de lord Cliffort es cosa de  poder conyugal más que una cuestión de cuernos. Que sea un empleado, un siervo no  agrava demasiado la cuestión.  Con tal de retenerla es capaz de pasar por todo. Son  100 libras, calderilla, que su esposa ha había donado a un hospital mientras no las necesitara   para sí misma. Lady Chaterley  asume su propia defensa  oportunidad de oro para que Ana Fernández despliegue  una amplia gama de virtudes actorales y escupa  su veneno reivindicativo.  Gran actriz en un personaje demoledor.

 El alegato de Lady es devastador, defensa de la libertad y una diatriba contra lord Clifford, un militar  herido en combate y atornillado a una silla de ruedas y tan  lisiado  de cintura para arriba como de cintura para abajo. Es un feroz juego de lenguaje, de adjetivos calificativos. Hasta 50 adjetivos logra escupir  Constance y cada uno con el sarcasmo y la ironía precisos. Odio en estado puro y con razones inapelables. Y una interpretación de las que marcan en una temporada.

lunes, 25 de septiembre de 2017

SERRAT, CATALÁN MALDECIDO


Historias de Joan Manuel.
El separatismo montaraz ha puesto en su malévolo punto de mira a Joan Manuel Serrat por su posición contraria al referéndum unilateral del 1 de octubre. Para que no haya malos entendidos, la sagrada unidad de España no es parte imprescindible de  mi filosofía política. Pienso, además,  que ese referéndum lo perderían Ada Colau y la tramontana de Puigdemont. Políticamente, yo permitiría el referéndum para que se pegasen el ostión. Pero hay una ley y esa ley hay que cumplirla.

 No se puede renegar constantemente de España y estar, a la vez, chupando de la teta de la vaca. Desde los decretos de Nueva Planta de Felipe V, incluso antes, la cuestión catalana es un cáncer. Que se vayan o que se queden, pero no pueden estar a la vez repicando y en la procesión, al caldo y a las tajadas.

En cuanto a  Serrat creo recordar que en tiempos de la Oprobiosa  se negó a ir a Eurovisión (1968) representando a España si no le dejaban cantar en catalán. Aquello era más difícil que el folclore  de ahora. A Eurovisión fue la Masielona y ganó. El boicoteo y quema de los  discos de Serrat, fue duro y partía del Régmen como ahora parte de otro Régimen

Mi retrato a punta seca de Serrat  es sencillo y breve; catalán ante todo y, por corolario natural, español. Como tantos catalanes/españoles, cuyos derechos cercados por el independentismo hay que salvaguardar sin concesiones: Els altres catalans, que decía Candel. Esos son los que de verdad deben preocuparnos. A su canción Mediterráneo un dia le atribuí tanta importancia como a la Novena Sinfonía de  Beethoven. Lo cual quizá es un poco exagerado.

Hace siglos Joan Manuel, Josep María Pou y yo fuimos colegas en la Universidad Laboral  de Tarragona como  hijos de funcionarios. Mi padre era cartero. Los padres de Serrat y Pou ignoro qué serían. Pou y Serrat estudiaban peritaje industrial y yo capataz agrícola. A mi me expulsaron por una huelga de hambre que decían había organizado  huelga que quizá ni siquiera se realizó. Pero a la clandestina Radio España Independiente le venía bien difundir esta rebelión contra  el ministro favorito de Franco, José Antonio Girón, artífice de las Laborales  y lo difundió a bombo y platillo. Cuando volví a tener noticia de Pou y de Serrat ya estaban en la cumbre. Me gustaría preguntarle a la gran Montserrat Carulla, soberanista radical sin mácula y sin sospecha qué piensa de rodo esto. Quizá lo lleven a la hoguera en Catolonia, pero el mercado musical del resto de España y de Latinoamerica es más amplio. Y ese no se le va a cerrar. Además le apoya Sabina,  la izquierda castiza que es más seria que el soberanismo.  O sea.

viernes, 22 de septiembre de 2017

ANA FERNANDEZ Y ARTURO FERNANDEZ


La fascinación de Lady  Chaterley

 

El otro dia Ana Fernández en la sala Margarita Xirgu, después de saludar por el clamor que había suscitado El lunar de lady Chaterley, me dio un beso. Lady Chaterley merece una profunda reflexión en especial por la colosal interpreación. Ese gesto afectuoso me permite recordar el guiño pícaro de María Hervás en Los Gondra o el beso de mariposa que bajando escalerilla del proscenio  de María Guerrero, me mandó Aitana Sánchez-Gijón  tras La rosa tatuada.

  A la espera de que vuelvan al Ambigú las Crónicas  de Padilla,  que me quedé sin ver; a la espera de que repongan Virginia Woolf, de Clara Sanchís  o de ver otra vez Ensayo, que no me cansaría de ver sobre todo por la brutalidad actoral, cambié de aires. Tampoco me importaría volver ver a Irene Escolar y su Lorca.He convenido con Dani Galindo volver a ver juntos Ensayo  y abrir un debate en la red. En próximo post recuperaré los Retratos al pastel,   de actrices/actores de mi devoción, incluso uno propio que será, naturalmente, un Retrato al vitriolo. Con estas cosas en la cabeza me fui a ver una alta comedia y a Arturo Fernández para oxigenarme con algo frívolo o no tan frívolo. Considero Alta seducción no solo una comedia alta, sino  una comedia política.
 Un galán de 88 años.

Carmen del Valle, enfrentada a la indudable capacidad de seducción, de Arturo Fernandez, un galán de 88 años,  era un enigma tras el buen  recuerdo hace poco de su buen papel en La cocina. Enigma resuelto. En Alta seducción exhibe la capacidad de atracción de una puta de lujo.  Se trata de una comedia de enredo, con muchas peripecias imprevistas y  coincidencias estupendas. Y desenlace rosa. Un encuentro nocturno una prostituta a la que le ha fallado el cliente Es una comedia política en la medida que los 7 clientes de Gertrudis, uno por dia de la semana, son diputados del Congreso de distinta ideología.

El  descaro  de Trudi, está bien controlado por Carmen del Valle con algún gesto provocador estudiado y comprensible.  Pero al público le  impacta menos que de entretenida  de lujo en el bar.   Es una comedia artificiosa cuyos hilos enrevesados Manuela Reina tiene muy bien atados.  Y también política pues  desliza algunas cargas de profundidad, que acaso no gusten a la “derechona” de Umbral, gran amigo de Arturo, que poblaba el estreno.

 A Arturo Fernández su público lo ha encasillado como seductor y espera sus gestos, sus tics, sus ademanes cuidados que, de tan artificiosos, parecen naturales. .  Arturo Fernández es cautivo de su público. Un dia le propuse un monólogo poliédrico (Machbeth, El alcalde de Zalamea, Hamlet, El concierto de San Ovidio, Escuadra hacia la muerte, Comedias Bárbaras.) y no logré convencerle. 

 

martes, 19 de septiembre de 2017

LUIS BERMEJO Y LA CRITICA. RETRATO


Un profesional de  gran carisma en el actual panorama español: autoridad, respeto. Luis Bermejo no es un estrella;  agobiado, nervioso, sin parar. Su carisma es parecido al de Javier Gutiérrez, Willy Toledo,  Alberto San Juan,  Nathalie Poza. O sea la vida, el teatro insurgente, el Teatro de Barrio. Carismático, pero no mediático. Puede que nadie  le pida  una entrevista ni antes  ni después  de un estreno.  Es un actor cuya   forja no admite marcha atrás. Y le gusta la crítica incluso la del dia del estreno, función muy condicionada, piensa él, por la presencia de amigos y familiares Que le guste la crítica debe de ser porque la crítica siempre le trata bien. Depende, en Barcelona nos pusieron a parir.  Y hace poco un crítico que se llama Javier Villán dijo de mí en El Traje que había que ser muy actor para estar a la altura de Javier Gutiérrez; eso es un elogio, claro, porque Gutiérrez es un grandísimo actor; pero ya establece una jerarquía.

Con Luis Bermejo siempre me ocurre algo. O le cambio el nombre o me confundo de obra. Pero nunca le he  puesto a parir. Le gusta la crítica porque dice que aprende de nosotros. A veces, hace tiempo, me he quedado en la calle esperando los periódicos ya no, porque ninguno sale al dia. Pero madrugo para leeros.

Como con Bermejo siempre me ocurren cosas,  tomo nota de a fugacísima charla. Agobiado, angustiado, el dia del estreno y otros días. Se viste de domingo como en los pueblos los días de fiesta,  traje, zapatos.  Se mira al espejo y se encuentra bien.  “Elijo sobre todo el después, con quien charlar después la función, la gente que me acompañará a  tomar unas copas a comentar la la obra; claque no, no me gustan las   claques, me gusta la controversia, los interesados en la esencia y la naturaleza del teatro. Los que siguen mi teatro”. De la crítica lee todas, las favorables,  la desfavorables y las ajenas y aprende de todos  aunque tiene sus preferidos,  sus escritores a los que sigue tanto por sus juicios como por loa calidad de su prosa. Lee también las críticas ajenas. “Si el dia del estreno los periódicos de papel salieran  a la hora del chocolate en San Ginés, me gustaría discutirlos”.

viernes, 15 de septiembre de 2017

SARA MORALEDA Y SU RETRATO A PUNTA SECA


 

O al pastel?
El vínculo con el que desde hace un tiempo uní a Sara Moraleda, actriz, con el resto del arte  ha sido  siempre Frida Khalo. Frida y el dolor, Frida y la fuerza de la vida y la capacidad creativa. Vestida de tal y ante la casa de Diego Rivera me envió un dia una fotografía. Había mucha alegría en esa foto. Y cierto dolor como si Frida Khalo presintiera ya el piolet de Mercader apiolando la montaña sagrada de una cabeza especial a la que Stalin había puesto precio. Siempre que volvía de Méjico se presentaba por el café de Gijón y luego los camareros y Pepe Bárcenas me decían ha venido una chica guapa y rara, peinada de una forma y extraña y te ha dejado recuerdos. Yo les preguntaba si venían con ella Trotsky y Diego Rivera y me decían pues no sabemos quién era pero era un elemento antipático que no nos cayó bien.   Vestida de Frida se presentó en la gran fiesta del Premio Miguel Mihura que ganó Beatriz Argüello.

La conocí en un Valle Inclán, en la mesa de las Pingüinas, que esperaban a Fernando Arrabal porque habían trabajado en su obra  sobre las mujeres de Cervantes dirigidas por Pérez de la Fuente. Se me acercó acompañada de María Hervás, a quien yo  conocía de Confesiones a Alá, y me dijo: “Soy Sara Moraleda, siempre has escrito bien de mí”. Ahora ha vuelto de México sin Trotski y sin Diego Rivera. En alguna ocasión hemos maldecido juntos la traición de Siqueiros, acaso el más grandioso muralista mexicano y un estalinista  execrable. El ametrallamiento de la casa en que vivía refugiado Trotsky  forma parte de la historia universal de la infamia, historia que debe asumir todo el movimiento comunista lacayo de Stalin por entonces, el gran zar rojo y asesino...

México esta vez tengo, la sensación de que le ha producido a Sara Moraleda más pesares que gozos. Lo he notado cuando, camino de Mérida o Almada, paso por Talavera de la Reina donde se refugia. Ahora está en  Luchana, en   Don Gil de las calzas verdes. ¿Quién dijo que los clásicos eran aburridos?. Moraleda, Ernesto Arias y yo hicimos el año pasado por Cervantes y sus geniales intereses más que el Instituto del mismo nombre y la Academia de la Lengua juntos. Elegíamos un entremés, yo resumía el argumento y los tres, constituidos en jurado, premiábamos a los acertantes.

 Ernesto Arias

lo ví el otro dia en el Galileo haciendo en La duda, un cura bondadoso frente a una demoniaca monja, la hermana Aloysius encarnada por una odiosa  Carmen Conesa. Hay personajes que marcan y de haberme encontrado por la calle a la Conesa la hubiera escupido a la cara. Complicada obra sobre la fe, la calumnia, la pederastia, la intolerancia, con la coartada de dios y la virtud al fondo. Un texto durísimo  de  Jhon Patrick Shanley. Además de esos dos personaje enfrentados están  la monja joven, hermana James,   y la señora Muller (Marta Wall)  madre de un niño de tendencia homosexual al que elpadre maltrata por ello.

 La hermana Aloysius es una monja que nada tiene que ver con la monja capillera de mi libro Sin pecado concebido, a la que un dia, sin querer, le toqué el culo en la sacristía y desde entonces me daba más vino de consumir y algún bocata que remediaba la precaria dieta del seminario. Mi monja capillera era de una  piedad más parecida a la hermana James.

 La sospecha de pederastia que la monja mala arroja sobre el padre Flynn me recordó El principio de Arquímedes, áspero texto de Josep María Miró que vimos en la Abadía magníficamente interpretado; un monitor de natación acusado de acariciar  a  un alumno con temor al agua; en consecuencia un abusador.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

NOCHE CUMBRE EN KAMIKAZE


El arte de ser actor.

Ecos de Durrell, Cuarteto de Alejandría. María, Fernanda, Jesús, Isra. Ecos digo, no identidad; porque estos cuatro personajes no son la pintora Clea, mi favorita, ni Justine, la fascinante libertina que acaba en un kibuzt israelí, perdida su belleza; ni Baltazhar, ni Mountolive. Vuelvo a Durrell. Solo por esto, eterna gratitud a Pascal Rambert, cuya exégesis y laudatio hizo Jordí Buxó. Acabó nombrándolo “artista residente”, protector de Kamikaze, alma y cuerpo de Kamikaze; una especie de unión hipostática. Al parecer, a partir de ahora Rambert sólo escribirá para Israel Elejalde. Israel ha demostrado poseer muchos registros y es difícilmente encasillable. Como Fernanda Orazi la deliciosa argentina, a la que siempre asociamos, por lo menos yo, con Pablo Messiez, una divinidad del teatro, superadas las iniciales e inevitables comparaciones con Veronese y Tolcachir. Como considero a los argentinos excelsos comediantes, incluso a  poetas como Teuco Castillo y titiriteros como su hermano el Guaira, no tengo inconveniente en declarar la excelencia de Fernanda Orazi; Fernanda es la argentinidad. Como Israel, aunque no sea argentino, es la excelencia.  Y a partir de Ensayo, la excelencia son tambié María Morales y Jesús Noguero.

 Teuco es un gran poeta, lo cual no va a evitar que cite una de las frases que más me impresionó de Ensayo: “Los malos poetas suelen ser buenos verdugos”. Verdugos de la palabra, me imagino que quiere decir Rambert. Porque la palabra, en grado sumo, es el arma de un excelente escritor que desconoce los mecanismos elementales del teatro. Y el teatro es más que palabra; es también, y acaso sobre todo, intérpretes. Como los citados.

lunes, 11 de septiembre de 2017

RETRATOS. MARTA POVEDA


El lugar del miedo  

Estrena en La Comedia el 5 de octubre La dama duende y, aunque parece segura de sí misma y es una actriz energética, puede que en sus ojos estén apareciendo  ya las flores moradas del miedo. Quizá lo atenúe el hecho de que ya lo estrenó en el Festival de Almagro. Pero miedo es la primera palabra que se le ocurre a Marta Poveda ante la inminencia de un estreno. Y después, la preocupación de buscarle su lugar al miedo porque éste  tiene   su sitio sus razones, sus causas. Halladas  las causas  de ese temor, me confesó un dia,  estas pueden convertirse en un factor creativo.  La precisión, el nervio exacto de una interpretación es   parte de su conciencia de actriz. Nada puede quedar al albur ni a la improvisación. Más tarde podrá permitirse alguna pirueta, algún virtuosismo.

 Sus estados emocionales los somatiza intensamente. Todo su cuerpo es palabra, palabra viva.  Un poco de sufrimiento tampoco viene mal, esta escena se me va a escapar, se la voy a estropear al autor y al autor hay que tenerle mucho respeto y a  los compañeros hay que tenerles mucho respeto.

Responsabilidad, esa es la palabra exacta. Inseguridad hasta que pisa la escena Al escuchar la palabra sufrimiento pienso  en el libro de Dom Richardsom  Interpretar sin dolor, que cambial los postulados de Strasber. No es muy partidaria  del Metodo me parece deducir cuando afirma que el teatro es un trabajo de amor, un trabajo colectivo. Y un fallo personal no puede arruinar el trabajo de los demás. La función, especialmente el dia de estreno, es también un despojamiento del ego, del superyó que en teatro  asalta a veces al intérprete,  una función no es   solo  mía, es de todos; la gente no va a estar pendiente solo de mí. La función está hecha, está integrada. Pero das en pensar que le falta el hilván, el bordado, a tu personaje le falta esa segunda alma que tú le das sin que se note, sin que chirríe.

 Por qué tiene que haber una noche de estreno? El estreno lo tememos los intérpretes,  es el peor dia de la función, la cosas no pueden salir bien,  aunque los aplausos estén asegurados. Nunca salen bien, es lo más provisional del mundo, el peor dia para juzgar una función, para juzgarte a tí misma por muy trabajada que creas que la tienes.  Lo más probable es que el personaje vaya por un lado y la actriz, aunque esté muy brillante, por otro. Aún no se ha producido la fusión divina entre la dos naturaleza; personaje e intérprete. (Próximo capítulo Luis Bermejo)

sábado, 9 de septiembre de 2017

LA FARÁNDULA;RETRATOS AL PASTEL RETRATOS AL PASTEL. UN AÑO KAMIKAZE


Pórtico acaso innecesario, pero oportuno

Quién iba a decir hace un año, cuando empezó Kamikaze, que la máxima aspiración de toda actriz  iba a ser el ambigú. O la  Sala Grande. Por el proyecto  de Elejalde, Aitor, del Arco y Jordi Buxo han pasado Carlota Ferrer, Irene Escolar, Ana Wagener, Fernanda Orazi, María Hervás, Clara Sanchis, Mamen Camacho etc.. El Pavón es el Pavón, por supuesto, pero el Ambigú es el templo de mi idolatría, esas actrices de mi devoción y de  mi adoración pagana. Larga vida al PavonKamikaze, ahora que el teatricidida del Matadero que fue esencia de buen teatro, don Feijóo creación de Carmena (¿recuerdas, Manola, a Manolo y Lola a las 11 en la plaza de paja?) ha decidido que Arrabal y Max Aub son teatro muerto y les ha quitado sus salas. El martes en Kamikaze se estrena ENSAYO, montaje que amenaza con ser la “más alta ocasión que vieron lo siglos”. Y otros estrenos de importancia. En resumen, Madrid capital del tearo que, es tanto como decir; Madrid capital de la gloria

Retratos al pastel, grabados a punta seca

Empiezo a recuperar una serie veraniega y ya otoñal, sobre  actores y actrices que se me fue al  carajo en el proceloso mes julio. Ya no será lo mismo, pero el material que reuní todavía es válido. El serial no tendrá periodicidad fija, será muy personal e incluso arbitrario que es como me gustan a mí las cosas. Se llamará Retratos al pastel. Y en algunos casos  Grabados a Punta Seca. Es de justicia que comience con aquellos a los que más he incordiado, Marta Poveda, de cuya paciencia abusé hasta la impertinencia y Pedro Casablanc con el que siempre estaré en deuda por su colaboración en el Premio Mihura.
 Habría sitio también ocasión de Sara Moraleda, siempre que regresera de México acompañada de Frida Khalo, Trotsky y Diego Rivera, pero ha vuelto sola con sus pesares que alivia en Teatros Luchana con una comedia de Calderón, Don Gil de las calzas verdes,  que habré de ver un dia de estos.

 Los gozos que Casablanc  me proporciona como actor son punto y aparte. El punto de partida era  el estado de ánimo de un intérprete los días previos al estreno. Me dí cuenta de que era el mismo, más o menos, que cualquier otro dia. Así que he tirado por la calle de en medio y escribo con rigor, pero sin realismo periodístico. Con ustedes,  Pedro Casablanc.

Estudió Bellas Artes y es un magnífico dibujante. Y diseñador de objetos. A él se debe la pequeña escultura de metacrilato con que el Español y el Café Gijón  premiaron a Beatriz Argüello  ganadora del Miguel Mihura. Nada de lo que yo creía cuenta especialmente un dia de estreno, ni siquiera  unos trazos para distraer el tiempo, cada cosa tiene su momento. Los años  lo  han hecho escéptico pero no indiferente. Recuerda un respuesta que le dio  Richard Burton a un periodista qué le preguntó que hacía  antes de entrar en escena; “dejar el cigarro en el cenicero”. 

 Desde que está en esto ha representado una y a veces dos obras de teatro al año. Así que a estas alturas pocos rollos. Reconoce  el espacio que va  ser parte  de su vida durante  unos días.  En el camerino  le gusta estar en completo silencio  antes de salir a escena. O donde echar una cabezadita o dormir una buena siesta. Pocos camerinos  tienen cama.  Antes intentaba por todos los medios encontrar los resortes misteriosos de eso que llaman concentración, pero nunca ha sabido muy bien en qué concentrarse. Un poco de calentamiento corporal, una tabla de calistenia japonesa o unas carreras por el escenario ayudan a tonificar el cuerpo.   Teniendo en cuenta que la partitura debe estar muy ensayada uno no puede ponerse a pensar en que le va a devorar un tigre, o se va a  enamorar de una amazona, Intenta que arte y naturaleza sean en el escenario la misma cosa, como dijo Goethe.  Hace años, el día del estreno, dormía mal, sentía un estado de nervios permanente. Ahora lo importante es llegar descansado  Porque el teatro requiere energía y procura volver a leer la obra entera, el ejercicio de la memoria es fundamental, memorizarlo  todo. Ley sagrada: sólo si  te despreocupas del texto que tienes que decir saldrá de ti como si lo estuvieras creando en ese momento”. (Próximo capítulo: Marta Poveda)