jueves, 26 de agosto de 2021

 

 

Franco, el PIADOSO.

A ese que lo fusilen en la cama

Vuelvo con esta breve semblanza de José Aranguren a la serie retratos al pastel, al vitriolo o a punta seca que es, me parece a mí, la modalidad que corresponde a este insigne militar convaleciente de un grave accidente de coche. ¨A ese que lo fusilen en la cama¨, dijo Francisco Franco Bahamonde. Y así se hizo. Orden de Franco, sentencia de Dios. José Aranguren era director general de la Guardia Civil, Instituto Armado por el que Franco nunca tuvo especial simpatía, salvo desde el momento en que empezó a utilizarla contra el maquis, los guerrilleros de la resistencia de posguerra. El Alzamiento, la Cruzada contra el Comunismo bendecida por la Iglesia. Conviene no olvidar esta circunstancia nada trivial ahora que llega eso de la renta y las casillas y las donaciones. En honor a la verdad no toda la Iglesia la bendijo. Múgica, arzobispo de Álava y Vidal i Barraquer, jefe de la iglesia de Barcelona, no firmaron la carta de adhesión, la carta de los cuarenta obispos españoles. Pero volvamos a Aranguren que prefirió permanecer  fiel a la República y a su honor antes que sumarse al golpista genocida. Franco  lo condenó a muerte. Ambos eran amigos, ambos habían nacido en el Ferrol y sus familias mantenían relaciones cordiales de vecindad.

Aranguren era católico ferviente y militar brillante, cualidades de las que el Caudillo carecía al menos en cuanto al fervor religioso se refiere. Cuenta la historia que, afirmado en su honor militar,   su fe religiosa y la lealtad de su familia a Franco se atrevió a decirle a este, ¨si mañana me fusilan será por haberme mantenido fiel a la República a la que tú has traicionado¨´ Lo fusilaron en efecto tras juicio sumarísimo  mientras convalecía y fue entonces cuando Franco pronunció la célebre e implacable sentencia, ¨a ese que lo fusilen en la cama¨. En ese frío y escueto pronombre se encierra todo el desprecio y el rencor que Franco era capaz de alimentar. ¨´A ese que lo fusilen en la cama¨. Ni rangos ni tratamientos; a ese, a esa escoria de hombre, a esa basura, a esa sombra sin luz, brillo ni consistencia. Parece que Franco le cogió afición al método y años más tarde mandaría fusilar a Julián Grimau, atado a un poste pues no podía tenerse en pie tras las torturas a que fue sometido en los sótanos de la DGS y la ¨caida¨ desde un segundo piso al callejón de Pontejos. Llama la atención, al menos me la llama a mí, este celo por mantener con vida a alguien a quien momentos después se va a fusilar. Es el rito de la muerte salvaje y exclusiva. La sombría liturgia del Sumo Sacerdote con las manos chorreando sangre.

jueves, 19 de agosto de 2021

 

El amor en los tiempos de cólera

O sea ahora mismo, tal cual. La peste, el cólera, la desolación  Un homenaje al amor  eterno; a la vejez y a la muerte. Uno de los títulos claves , Amar en los tiempos del cólera, de un autor, Gabriel García  Márquez , en el cual todos sus títulos son esenciales. La humildad de ser uno de los más grandes escritores del pasado siglo. Le recuerdo viendo juntos en la plaza de Bogotá una corrida de Cesar Rincón, otro colombiano,  universal tras sus cuatro apoteosis consecutivas en Las Ventas de Madrid. Preparaba ya mi libro, Cesar Rincón, de Madrid al cielo, pero me cohibía hablar de literatura ante un mito. García Márquez facilitó las cosas, ¨¡fuera literatura! Hoy, Cesar es más importante que Gabriel, ¡cuatro tardes a hombros!! Eso nunca lo conseguirá un escritor¨.  Con Rincón, su padre y su apoderado Luis Álvarez tenía yo previsto recorrer Colombia, desde la casa de donde su familia murió achicharrada en un incendio, un barrio pobre con un tendido eléctrico primario, casa bajas, puede que algunas chabolas. Creo que esta excursión le apetecía más, dudó un instante y calló. Cesar me llevó por los valles y montañas más remotos de Colombia, donde sorprendentemente era reconocido por todos, gente que posiblemente no había leído un periódico en su vida, ni lo leería porque no sabía leer. Se organizó en su honor una corrida de cebúes, una corrida salvaje en la que no brillaron los naturales largos y templados, sino los revolcones. Esa corrida, de haberla contemplado, probablemente hubiera pasado a formar parte de la épica garciamarquiana, el realismo más rudo que mágico, más zafio que evanescente

Amar en los tiempos del cólera, es una novela compleja yo diría que definitiva y perfecta, que, en cierta medida, ha sido obscurecida por  Cien años de soledad  o Crónica de una muerte anunciada. Macondo, el coronel Aureliano Buendía y los dos hermanos vengadores del honor familiar en la Crónica son más célebres en el universo de Gabriel García Márquez que Fermina Daza y Florentino Ariza, la pareja protagonista.  Tienen el tiempo en contra, pero no morirán.

lunes, 9 de agosto de 2021

 


SILOÉ

Fuente de belleza, fuente de eternidad

Manantial de belleza, iluminación de monjes místicos, miniaturistas, beatos, apocalipsis. Siloé o la belleza absoluta, reproducción facsimilar para fervorosos del arte sin contención ni mesura. Escrito está, lo que invirtáis en belleza, en belleza se os devolverá. Escribió Nietzche, ¨quien ame la belleza no envejecerá´´. Con Siloé seremos eternos. Al alcance de mi  mano, en mi despacho, su último trabajo, su último milagro. Libro de horas de Luis Laval. Mis preferencias,  cuestión personal,  es el Libro de horas de Isabel la Católica, aunque muchos centren las suyas  en los hermosos ejemplares de El libro de Horas de los Escolapios de Zaragoza y El libro de Horas del Obispo Fonseca. El libro de horas de Isabel la Católica lo editó Testimonio, pero me parece recordar lo comercializó, valga la zafia expresioón para un milagro, Siloé   Los libros de horas son objetos fascinantes de la historia del fervor y la devoción medievales. Verdaderos tesoros y como tal deben ser considerados. Este libro de Luis Laval es una prueba irrefutable de la religiosidad del momento histórico. Ha sido calificado como el libro de horas más espectacular de todos los tiempos con 1234 miniaturas, ciento cuarenta y siete a página entera. Célebres y acreditados estudiosos afirman de él que es una joya del ámbito devocional y un testimonio irrepetible de los registros decorativos del arte religioso de la tardía Edad Media. Sus bellas imágines son de una extrema delicadeza y de una prodigiosa intensidad psicológica. Otro hito de esta editorial, pionera de la reproducción facsimilar en la que sigue a la cabeza en España y acaso en el mundo entero.