lunes, 27 de junio de 2022

 

PÉREZ REVERTE  A FAVOR DE LA MUJER EN LA  CUESTIÓN DEL ABORTO

Ha sorprendido Pérez Reverte, reportero de guerra desde siempre y otras aventuras,  antes de ser académico de la lengua, con una nueva batalla sobre el derecho de la mujer al aborto. A mí pudo sorprenderme en tiempos que lo hicieran académico de la lengua,  por cuanto soy un clásico y un ortodoxo del idioma y sigo fiel al lema académico sobre el lenguaje, ¨´limpia, fija y da esplendor¨¨, exigencias no siempre permitidas por  las urgencias del periodismo reporteril. Y menos por el periodismo televisivo en que todo desafuero lingüístico tiene acomodo. El tiempo ha demostrado que el antiguo reportero, sin ser un estilista, es un dominador del lenguaje y que el capitán Alatriste es no solo un espadachín, sino un dialéctico del idioma.

 A mi, de Pérez Reverte hay pocas cosas que me sorprendan. Camaradas contertulios del Café Gijón durante algún tiempo,   compartíamos la amistad y las confidencias de Alfonso, el cerillero. Yo un poco más, creo, pues Alfonso era palentino como yo y tenía un ramalazo ¨´rojísimo¨ como yo militante clandestino del PCE. Ese ramalazo le venía   de cuando, niño, hacía de enlace con la guerrilla antifranquista que la Guardia Civil y la gente de orden llamaba bandoleros. Nunca me dijo si había conocido a Juanín y a Bedoya líderes de esa guerrilla y si los conoció sus nombres, para él,  eran dos más del montón.   Es la placa que Pérez Reverte colocó un dia en el Gijón la que hará inmortal a Alfonso; ¨´aquí vendió tabaco y vio pasar la vida, Alfonso ¨´.

Así que defender el derecho de la mujer al aborto por parte de Arturo Pérez Reverte no me sorprende, pues eso es  no sólo de justicia,  sino también de caballeros. Hace siglos, ya famoso y adinerado Pérez Reverte,  le hice una entrevista  para la cual establecimos un pacto riguroso. No preguntarle sobre dinero ni sobre mujeres. Eran los tiempos en los que, en los mentideros de Madrid, se rumoreaban los amoríos de Pérez Reverte con una ilustre dama, cuyo nombre no diré, casada con uno de los políticos y financieros más influyentes del momento, cuyo nombre tampoco diré,   que era creo presidente del Banco de España o algo así. Esa mujer cuyo nombre no diré se metió luego. O era ya, a escritora de mucho éxito y nombradía efímeros. No hablar de dinero ni de mujeres es el principio que todo caballero  nunca debe traicionar. Al decir hablar quiero decir presumir, tirarse el nardo. A ese principio me atengo y me atenderé siempre. Lo cual nada tiene que ver con las inevitables laudatios que he hecho y seguiré haciendo de admirables mujeres, actrices sobre todo, que he conocido. Eso es otra cosa.

sábado, 18 de junio de 2022

 

Andrés Vázquez,  la ortodoxia torera hecha magia

Ha muerto El Nono, torero de Zamora, de Villalpando, Andrés Vázquez  forjado en tentaderos y capeas. Torero clásico, de los pies a la cabeza. Torero de Madrid, como lo fue otro castellano, este de Salamanca, Santiago Martín el Viti, S, M. su Majestad el Viti como gustábamos de llamarlo los chavales de aldea.  Su Majestad, un respeto.  Andrés Vázquez no ha muerto en los ruedos que es donde,  dicen,  les gustaría morir a los toreros. Aunque yo creo que a nadie le gusta morir, eso se lo inventaron don Ramón del Valle Inclán y Juan Belmonte muy dados ambos a las leyendas y el romanticismo.  ¨´Es usted sublime, don Juan, sólo le falta morir en el ruedo¨¨.  A lo que, dicen,  Belmonte contestó, ¨´se hará lo que se pueda, don Ramón¨.

Andrés Vázquez toreramente, es indisociable de la ganadería de Victorino Martín, Baratero es el nombre que lo encumbró una tarde en las Ventas. Y el primero que se atrevió a matar en solitario una corrida de seis toros del hierro de  Victorino.  Conocía perfectamente, y  ejecutaba los tres tiempos de la embestida del toro, parar mandar y templar. E incluso podía consumar el cuarto tiempo de cargar la suerte. Seguro y firme en la suerte suprema, muleta al hocico del toro y salida limpia por el costado. Humanamente Andrés Vázquez es socio de la desgracia y el fracaso. Se metió en negocios ruinosos, uno de ellos un Balneario cerca de Valladolid, Palacio de las Salinas, fastuoso,  y no sé qué pasó. Y una noche aciaga al regresar a casa sus perros, que no lo reconocieron, estuvieron a punto de matarlo. Hay artículos que uno quisiera no escribir nunca y este es uno de ellos,

lunes, 13 de junio de 2022

 

Marisol, resplandores y cenizas de un mito

Hace años  que se retiró de los fastos de la vida mundana y eligió el silencio. Pero los mitos, aunque lo sean a su pesar, nunca se van de nuestros recuerdos. Y vuelve ahora. Exposición de fotografías, una vida en imágenes, que sobre Pepa Flores, ha montado en la Academia de Cine, el fotógrafo que más la retrató,  que la retrató desnuda, Cesar Lucas; Marisol, el resplandor de un mito.  Aunque a muchos no les gustaran  sus películas de niña prodigio, amábamos a Marisol, un rayo de sol con el cual el franquismo cruento trataba de iluminar sus miserias. Y no dejamos de amarla,  cuando dejó de ser la Marisol, explotada ultrajada por  Goyanes, su marido, para diversión de la gusanera franquista. Pese al éxito fue una niña desgraciada. Y pese al amor tórrido con el incandescente Antonio Gades, fue siempre, al menos para mí, Marianita Pineda bordando la bandera de la libertad, Mariana Pineda, ¨´en cadalso por no declarar¨´. Gades la hizo comunista, la llevó a Cuba para levantar el puño con Fidel Castro cantando la internacional. Y luego Gades  la abandonó por una chocolatera suiza me parece, chocolatera y acaudalada no podía ser otra cosa que suiza, claro está. Pepa Flores se resignó, yo dejé a Goyanes y Gades me deja a mí. Personalmente solo la ví una vez, en la acera del Café de Gijón. Inevitablemente quedé fascinado. Pepa Flores era puro magnetismo. Me la presentó Pepe Diaz, el pintor rojo de Campo de Criptana al que yo dí en llamar el Picasso de la Mancha, que preparaba apuntes para un retrato de  Antonio Gades ya universal.

El desnudo de Marisol, en la portada de la revista Interview y en páginas interiores, seis años después de que Cesar Lucas lo captara en una playa solitaria,  marca el fin del franquismo crepuscular y el principio de las libertades, un antes y un después en el devenir de España. Ignoro cómo Marisol, bellísima e inocente, vivió aquel acontecimiento. Posiblemente como una fatalidad más de las muchas que han jalonado su vida.

Como periodista siempre arrastraré la frustración de no haber podido entrevistar a Pepa Flores. El pintor segoviano Jesús García, amigo de María Zambrano, de Juan Manuel Caneja y sumo sacerdote del culto a Pepa Flores siempre me disuadió del intento, ni lo intentes y yo no ayudaré a profanar su retiro, me dijo un dia. El fotógrafo Cesar Lucas, muñidor de esta exposición ¿ha profanado el retiro de Pepa Flores?. Dígalo él porque Marisol no lo dirá nunca.

 

 

miércoles, 8 de junio de 2022

Nuevos libros de Teuco Castilla, tigre del Olimpo.

La dictadura   obligó al exilio a lo mejor del pensamiento y el arte argentinos. Y a gente del común sospechosa de subversión. El videlazo cruento. El muralista y pintor Ricardo Carpani fue, quizá, el primero que conocí de esta diáspora, en la galería de arte del novelista y columnista de El Pais, Manuel Vicent. A Ricardo Carpani le acompañaba siempre Doris, esposa y compañera, y ocupaban un apartamento en la calle Villanueva, esquina al paseo de Recoletos casi enfrente del café Gijón. El Café de Gijón, centro de tertulias donde los españoles aspirantes a la fama cultivaban sus fracasos y ambiciones,  era la patria de los exiliados.  La gente de teatro, salvo Eduardo Freire y su mujer y acaso Eduardo Recabarren, paraban cerca de María Boto en la Sala Mirador, de Lavapiés que había llegado a España viuda y  con  Juan Diego Boto. Y allí arribaron  un dia Teuco Castilla, poeta y titiritero, y Ángel Leyva, poeta tucumano que llegaba con el prestigio de haber publicado un libro en la editorial Losada. Teuco era un seductor, Angel era un entusiasta. Teuco reaparece estos días en España y Ángel supongo que sigue en Sevilla, ciudad de la que se enamoró y probablemente de todas sus habitantes.  De El Guaira, también titiritero y hermano de Teuco,  no sé nada desde entonces. De Leopoldo Castilla recibo cuatro libros, de golpe. Alimento espiritual directamente desde el Olimpo; Jerusalén, Tigre de dios. Poeson, Baltasar, Como si hubiera pasado una garza.

Teuco se ganaba la vida como titiritero en el Retiro de Madrid, sábados y domingos por las mañanas y tenía encandilados a los niños, sobre todo a mi sobrino David, más que un hijo, que se sentaba en primera fila y de allí solo se movía para pasar el platillo a los padres de los niños, orgulloso de que Teuco le dedicase algunas historias de sus muñecos. Historias que Teuco  repetía en casa en algunas celebraciones.