sábado, 20 de abril de 2024

 

BULOS, ACTRICES Y CASTINGS

A quienes procedemos del ejercicio del periodismo diario en la redacción de un periódico, no nos sorprenden las urgencias con que Carlos Gil, el patrón de esta nave llamada ARTEZ,  _siempre a punto de zozobrar y siempre a flote¨_ Nos preocupan, naturalmente, sus achaques, más como amigo que como mandamás. Si algo enseña y a algo obliga el ejercicio del periodismo diario es la rapidez. No se piden preciosismos de estilo, ni filigranas del pensamiento. La sencillez  de expresión y la claridad no siempre son perceptibles en la prensa y a veces, al leer los periódicos que ya muy raramente compro, me asaltan  algunas dudas y no pocas certezas.  Aceptada pues la necesidad de las urgencias como inherente a la propia naturaleza del periodismo, vayamos a la elección del tema  del cual vamos a escribir hoy. Carlos Gil, no impone ninguno, pero a mí se me ocurren para este número, varios temas posibles y de actualidad,  circunstancia de la cual el periodismo no puede prescindir.  Por ejemplo, el asunto Ramón Paso, mi amigo, acusado de abusar de  actrices, o a aspirantes a tales,  en los castings, cosa que no me creo ni borracho, aunque muchos me dicen que puedo estar equivocado; otro, tema podría ser el cambio climático o el genocidio que en Palestina están perpetrando los nazisionistas de Netanyaju y sus derivas internacionales que pueden llevarnos a una III guerra  mundial, que sería la última, pues no quedaríamos nadie para contarlo. Como consecuencia colateral, personalmente esto me  llevaría a desmentir la filosofía de Luis Miguel Dominguín. Éste formaba parte del cartel de Linares la tarde fatídica que Islero mató a Manolete. Gitanillo de Triana, el tercero, murió tiempo después en accidente. Lo que llevó a Luis Miguel, sobreviviente, a sentenciar: “siempre ha de quedar alguien  para contarlo”.

Cuentan lenguas apócrifas y viperinas que Luis Miguel, ya una celebridad,   cuando se acostó con Ava Gardner, definida como “el animal más bello del mundo”, consumado el acto, el seductor legendario  se levantó raudo de la cama; y que ante la perplejidad de Ava,  todavía sobria pues aún no había empezado a beberse toda España y parte del mundo entero, respondió; “voy a contarlo”.  Tan sublime  importancia atribuía a haberse acostado con Ava; y tan españolísimo era el autoproclamado número uno de la tauromaquia, en las   Ventas del Espíritu Santo de Madrid,  que si no daba al viento  una aventura amorosa de este calibre, ésta carecía de importancia.  Reconozcamos que, en cosas  de catre, los españoles somos somos como niños.

 La autoproclamación de número uno, por parte de Luis Miguel,  era una respuesta  a la pretensión de Antonio Ordóñez de alzarse con el cetro de la tauromaquia que,  para sus partidarios,  era cuestión resuelta, nadie igualaba a Ordóñez. Entre ellos,  Juan Gómez Soubrier, periodista, escritor, personaje un tanto ambiguo en sus fidelidades de amistad  y …..jugador de mus, deporte que también practica  el director de este papel. Cuando alguien nombraba a Antonio Ordóñez,  Soubrier,  ordenaba “de rodillas, mortales”. Yo prefería a Chenel, el gran Antoñete, que   desdeñaba el mus. Era jugador de póker. Cuando Javier Reverte,  Celedonio Perellón, genial pintor erótico,  y yo publicamos El libro del Mus, se acabó la discusión.

Para los anales de la historia musística,  queda una partida memorable entre Gregorio Ordóñez meses antes de ser asesinado por  ETA, Fernando Fernández Román, comentarista de corridas de toros en televisión española, Gómez Angulo concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, por el PP. Fernando y yo, arrasamos sin discusión. También considero razonables adversarios de mus a Manuel Leguineche, el Fari, taxista y cantante; y el propio Rey Emérito, Juan Carlos de Borbón, hoy Rey Lear sin patria,  acusado de  apropiación indebida de caudales y percepción de comisiones ilícitas. A éste, le dediqué un ejemplar del libro con la siguiente dedicatoria,

“por ser de origen divino

La Treinta y Una Real

Cayó de abuso

En desuso.

Juegue Majestad con tino

Pues sería desatino

Equivocar el camino

Por la Treinta y Una REAL”.

Para los no versados en la materia,  la Treinta y Una Real consiste en  TRES SIETES y una figura, la Sota de Oros preferentemente,  e imbatible. 

   Pero volvamos a Luis Miguel que se ha colado de rondón en este artículo gracias a Ava y a Bosé. El dedo índice hacia las alturas, era también una respuesta a Hemingway,  partidario de Ordóñez. La noche celebérrima de Ava, y la necesidad de contarla, es circunstancia a la que doy poco crédito. Luis Miguel era un seductor nato, sin proponérselo. Hubo suicidios de hermosísimas mujeres el dia que Luis Miguel enmaridó con la Bosé, in memoriam. Se casaron en un viaje relámpago a las Vegas. Lucía cuenta en sus memorias que nada más  conocerse, en la fiesta de presentación de  Muerte de un ciclista, clave en la filmografía de Juan Antonio Bardem y de Lucía Bosé, huyeron del barullo y  se pasaron tres días con sus noches en una suite del Palace Hotel  fornicando  hasta la extenuación. Vamos a ver, pues, cómo se resuelve el asunto Ramón Paso, cuya inocencia, con perdón, a mi me resulta más facil aceptar que su culpabilidad. Con perdón también de Natalia Millan, gran actriz, que me reprocha que yo le siga apoyando a tal "monstruo"

domingo, 14 de abril de 2024

 

ARS MORIENDI

Salto cualitativo desde la excelencia

Pablo Jiménez ha publicado un nuevo libro de poemas, Ars Moriendi. Oportuno para las horas de estos sombríos días. Un libro heterodoxo al que en tiempos más obscuros aún que los actuales, le hubieran negado el nihil obstat y hubiera ido a parar al Index librorum prohibitorum. Pablo Jiménez es un gran poeta que ya había publicado, me parece, sus Obras Completas, pero ahora con este texto las completa más. En  los lejanos tiempos del Aquelarre transgresor de Alberto Álvarez de Cienfuegos,  que había sido capitán jovencísimo del Ejercito Republicano y amnistiado tras años de cárcel, Pablo Jiménez era ya un   poeta tendente al clasicismo, un sonetista de excepción. Fue seminarista y parece que en todos los  Seminarios, para los cuales eran  reclutados los muchachos listos y pobres de los pueblos,  nos enseñaran a pensar en endecasílabos. Por lo que a mí respecta, Sonetos de la impostura, edit Akal, es un libro  por el cual a punto estuvieron de exiliarme, pues el PSOE lo tomó como ofensa y ataque personal a los sociatas. Sonetos de fuego y nieve, es un libro más templado..

 La colección de sonetos de este Ars Moriendi es modelo inalcanzable para la mayor parte de los mortales.  Resalto con orgullo estas confluencias sin pretender compararme con Pablo Jiménez, lo cual sería vanidad por mi parte. Pablo siempre fue persona de orden, fiel cumplidor de sus obligaciones, enamorado fiel de su novia, que sigue siendo  su mujer, Pilar, después de  cincuenta y dos años bien contados. Por lo que puedo deducir de Ars moriendi, Pablo llevaba escondido entonces un insurgente desesperado, sin límites ni lindes, como  otros llevaban  la clandestinidad política. Ars moriendi no es un libro sin esperanza, es un libro desesperado al que pone prólogo un trabajo ejemplar, por su lucidez, su poética y su profundidad, Javier Magano. No es un prólogo explicativo, que suele ser lo normal; es un prólogo iluminador lleno de revelaciones.  

El título Ars moriendi  evoca el Ars amandi, del romano Ovidio, pero no hay que dejarse engañar por las apariencias. Hay que tener más oficio, mas dedicación para  morir que a para amar, a no ser que el amor sea la nada que quema, la nada imposible que se niega y se reconoce a sí misma en cada aliento. La negación del amor y, a la vez, la negación de ese esa negación; una forma  del absurdo existencial.  La poesía de  Pablo Jiménez ha dado un salto cualitativo desde la excelencia que lo caracterizó siempre. En este nuevo libro se reconoce y se niega a sí mismo, es el ser y el no ser shakesperiano, es el todo y a la vez  la nada; no le es aplicable la norma latina “dos negaciones afirman” que sería en último caso una norma gramatical y Jiménez niega también la gramática como anécdota efímera y a la vez esencialidad fundante. Podría también haberlo titulado morituri te salutant, pero eso sería limitar el alcance de sus múltiples desdoblamientos. Un caos que en el orden muere y en el desorden vive, o viceversa.  Particularmente inquietante es la  versión que ofrece del mito fratricida de Caín y Abel,  o de la pasión y muerte de Cristo, víctima lejana y legendaria éste, del resentimiento de Abraham que, airado, sacrifica a su hijo Isaac pese a  tener suficientemente contento a Dios por su disposición a la obediencia. Ars moriendi, un libro que debiera sacudir los cimientos del desértico panorama de la actual poesía española y no pasar inadvertido.

sábado, 13 de abril de 2024

 

ToniCustodio. Adios a un artista y un hombre de bien.

Hay noticias que llegan tarde y que uno preferiría  no llegasen nunca. Hace algunos meses murió Toni Custodio. Yo no me había enterado. Hacía tiempo que no nos veíamos ni hablábamos por teléfono; y meses también que no hablaba  con Cristina Cerezales Laforet, su viuda, la cual sin duda me lo hubiera comunicado. Me  cuesta usar la palabra viuda referida a Toni y Cristina pues los amores eternos no acaban, viven para la eternidad y nunca quedan viudos. Ahora, por una llamada mía de rutina navideña, con bastante retraso,     me entero. Cristina es o fue profesora de dibujo, pintora y grabadora. Se pasó a la escritura, brillante y creadoramente, y yo aproveché los versos de Rafael Albertí para reprochárselo: “el dolor enterrado/ de enterrar el dolor/ de nacer un poeta/ por morirse un pintor”. Si quitamos lo de poeta y lo cambiamos por escritora y narradora, la cita le Alberti le cuadra bien a  Cristina. Toni Custodio fue  un hombre de bien, y muerto sigue siendo un hombre de bien. Un hombre, en el buen sentido de la palabra,  machadianamente bueno, que trataba de pasar por la vida inadvertido y en silencio. Cosa harto difícil en  un artista que  conjugaba la vertiente  profundamente creativa  del arte, con el humanismo sencillo y puro de la artesanía. El  más bello y lujoso libro que se ha hecho sobre Alberti y Lorca, reproducción de algunos de sus  poemas, manuscritos,  se debe  a Toni Custodio. El lujo del no eclipsa la belleza, y  la belleza se manifiesta en él, cotidiana y sencilla. Toni Custodio era, es,  un hombre de síntesis; y de fidelidades permanente y solidarias. Cincuenta años casado con Cristina Cerezales, padre de varias hijas que han conquistado el mundo, abuelo, levadura, iluminación. Una vez estuvimos a punto de hacer el Camino de Santiago juntos, Toni, Cristina y yo, una experiencia que a mí me fascinaba; enseñarle mi aldea, la casa donde nací, invitarle a las alubias estofadas  de mi hermana Elisa; escuchar el canto de los canónigos y el órgano en la catedral, la Bella Desconocida, sus mágicas vidrieras; pero al final decidió quedarse acompañando a Carmen Laforet que vivía con ellos, ya había dicho adiós a la escritura y odiaba el folio en blanco como una amenaza a su intimidad. Y nos fuimos solos Cristina y yo. Manuel Cerezales, su suegro,  me decía a menudo que Toni era como el hijo que todos los padres habrían querido tener. Adiós, amigo. No digo que descanses, porque las almas como tú nunca descansan; vuelan por esferas celestiales a las que los demás no tenemos acceso.

jueves, 11 de abril de 2024

José Leal y Fernando Rivas en Orfila; el sábado, clausura y fin de fiesta

En la Galería Orfila, la más antigua de España, cincuenta años de cultura y agitación política y artística exponen dos artistas , en diálogo cada una de sus obras respectivas; el pintor Fernando Rivas y el escultor José Leal. Dense prisa en visitar la muestra o seperderán una de las exposiciones del año, pues ésta se clausura el próximo sábado. La clausura de una exposición es algo a lo cual los artistas nunca se acostumbran, o se acostumbran mal. Aunque los cuadros o las esculturas tengan, todos ellos,  el punto rojo de la venta. Miran a los compradores que se los llevan como si estos los despojaran de una propiedad de la que nunca quisieran desprenderse. Y sin embargo, compradores (inversores,  coleccionistas de capricho o, simplemente diletantes del arte por el arte) rehenes son de la compra y de de venta. A Fernando Rivas, suficientemente conocido en el mercado y los circuitos del arte , yo lo descubro ahora. Quizá lo recuerdo vagamente, muy vagamente y sin atreverme a  asegurarlo con rotundidad,  allá pen los 80/90 del pasado siglo,por el estudio de Angel Aragonés, cuya obra a mi me atraía por las preocupaciones políticas y sociales que expresaba.  Aragonés siempre estuvo vinculado a Orfila y su espíritu insurgente. Luz y color, los  cuadros Rivas exigen la complicidad de quien los contempla; una especie de expresionismo abstracto, de realismo mágico. Bosques, jardines; jardines y mundo vegetal. 

A José Leal lo conozco de antiguo, aunque haga siglos que no nos vemos. Leal es de Almería, con el indalo como bandera. El indalo, la silueta esquemática de un hombre, es el totem y el símbolo de Almería, la expresión rupestre de una identidad vieja. Trabajó con Luis Cañadas, muralista imbuido,    de un espíritu clásico y artesanal. Un artesano mágico, un artista de las teselas, excelente dibujante. Otro indaliano que tenía una fe absoluta en José Leal, era Paco Alcaraz, víctima  de una vida emocional y personal trágica, que pintaba flores para liberarse. Alcaraz era restaurador del Museo del Prado y de colecciones particulares. Cuando no pintaba flores, hacía retratos de Peseta, su gata, y de Romero su perra. Conocedor de la historia y la importancia del marco en la pintura, tallaba marcos primorosos y llegó a hacer, creo recordar, una exposición en Bellas  Artes. Ambos y , en cierta medida Capuleto, otro almeriense, quizá el más dotado de todos para la pintura, tenían absoluta fe en José Leal. Por entonces éste hacía espejos, cristal y cobre, hoy piezas de museo, que a mí siguen fascinándome.

Esta exposición de Leal, tras una larga e intensa trayectoria, confirma aquellos lejanos augurios premonitorios. de quienes le conocimos. Piezas de bronce y acero inoxidable, figuras de íntima y temblorosa humanidad. Y al fondo, lejanamente, Henry More. O eso creo yo. Leal da forma al vacio, modela sus líneas inaprensibles e invisibles, la materia no es  sus elemento necesario y moldeable, sino sus cómplice. Ajeno a modas y ajeno a todo que no sea la esencialidad de su arte, está convencido de que sólo permanece el arte surgido de la necesidad interior y personal. El reencuentro con Jesé Leal  me ha traido no sólo ráfagas de un pasado que creía perdido; me ha traido el vendaval de un futuro que tiene mucho de eternidad.

martes, 9 de abril de 2024

 Ajustes y reajustes de CUENTAS.

Carta abierta a la atención de  don Almeida, alcalde de Madrid. 

Pasadas las bodas, tornabodas y felicitaciones, a las que educadamente me he sumado y me sumo, hora es de recordarle a don Almeida, edil supremo de la capital de España, o séase Madrid algunos asuntos pendientes que le incmben y nos preocupa

sábado, 6 de abril de 2024

 

Teresa Urquijo y Martinez Almeida; Bodorrio de postin

Durante  unas horas,  a causa de una boda de alta alcurnia, la tranquilidad serrana de Colmenar Viejo ha sido minuciosamente alterada. Se han casado doña Teresa Urquijo, de noble estirpe  borbónica, y don José Luis Martínez Almeida, alcalde de Madrid  y Abogado del Estado, que es la nobleza de platino y oro de la abogacía. Doña Teresa es 22 años más joven que Almeida, pero el amor no repara en esas minucias. A mi dacha de Colmenar llega el sonido de   fanfarrias, trompetas, campanas   y esquilones;  y el olor de las viandas servidas por  Lhardi garantía de clasicismo gastronómico y certificación  añeja del buen guisar. Los salones de Lhardi, siempre fueron centro de conspiraciones, contubernios y de homenajes;   hay quien dice que, antaño,  fueron  picadero secreto de nobles y de reyes. Entre los homenajes,   el más  sonado fue  uno a Manolete por parte de la intelectualidad franquista, temerosa de que el diestro se hubiera pasado  al enemigo tras intimar con la España del exilio en México. Pese a su amplitud,  en los locales de la Carrera de San Jerónimo no caben 500 invitados, así que bien está lo de la finca colmenareña.

 Teresa Urquijo y Martinez Almeida se han casado primero por la iglesia, como dios manda,  en la parroquia de los jesuitas de la calle Serrano. Me parece que éste  fue el templo de donde salió Carrero Blanco, tras comulgar y escuchar misa, momentos antes de su voladura por ETA. Fue la más espectacular y perfecta acción  en  la historia de la organización terrorista, la cual arrancó lágrimas del dictador Franco y un enigmático comentario, aun sin descifrar, “no hay mal que por bien no venga”. 

En resumidas cuentas, puede afirmarse que el enlace ha sido un auténtico bodorrio si nos atenemos al significado que atribuye  al término, el diccionario de la RAE. Grandes fastos y celebraciones en torno a la ceremonia nupcial, quinientos invitados de alcurnia  y convite, este en una finca de Colmenar Viejo llamada El canto de la Cruz. Colmenar, pues,  ha sido durante unas horas el centro del universo. Habrá sin duda resopón;  y tornabodas, para que el viejo romancero pueda seguir vigente, “si grandes fueron las bodas, mas grandes las tornabodas”.

Pero me estoy dando cuenta de que a esta crónica le falta el toque chic y mundano de pasarela, el aire de las pamelas, los vestidos de firma y exclusivos, esmóquines, fracs y otras indumentarias,   tocados en cuya parafernalia no estoy muy puesto. Parece que las mujeres rivalizaran en los tocados más grotescos y ridículos.  Vean el de la rana madre Esperanza Aguirre. Isabel Ayuso, su discípula, dejó al novio bajo sospecha en casa, exhibió muslamen y hombro y se quedó con el personal.

Tampoco me he enterado, lo cual cuestiona mi sagacidad de reportero, de dónde los ilustres contrayentes,  pasarán su luna de miel. Puede que hayan pasado ya sus lunas de mieles pertinentes,  y que sus obligaciones profesionales les impidan tales gozosos y  humanísimos derechos.

Paz y tranquilidad para los novios. En mi aldea de Torre de los Molinos, Palencia, dadas las circunstancias del casorio, les hubieran dado la cencerrada, estruendo  de cencerros  y exigido en azumbres de  vino un alto canon de casamiento; pero eso son costumbres bárbaras y un poco cafres, afortunadamente en desuso.

 

sábado, 30 de marzo de 2024

 

ARS MORIENDI

Salto cualitativo desde la excelencia

Pablo Jiménez ha publicado un nuevo libro de poemas, Ars Moriendi. Oportuno para las horas de estos sombríos días  semanosanteros. Un libro heterodoxo al que en tiempos más obscuros aún que los actuales, le hubieran negado el nihil obstat y hubiera ido a parar al Index librorum prohibitorum. Pablo Jiménez es un gran poeta que ya había publicado, me parece, sus Obras Completas, pero ahora con este texto las completa más. En  los lejanos tiempos del Aquelarre transgresor de Alberto Alvarez de Cienfuegos,  que había sido capitán jovencísimo del Ejercito Republicano y amnistiado tras años de cárcel, Pablo Jiménez era ya un   poeta tendente al clasicismo, un sonetista de excepción. Fue seminarista y parece que en todos los  Seminarios, para los cuales eran  reclutados los muchachos listos y pobres de los pueblos,  nos enseñaran a pensar en endecasílabos. Por lo que a mí respecta, Sonetos de la impostura, edit Akal, es un libro  por el cual a punto estuve de tenerme que exiliar, pues el PSOE lo tomó como ofensa y ataque personal a los sociatas. Sonetos de fuego y nieve, es un libro más templado sin otra consecuencia que una novia que me dejó por otro.

 La colección de sonetos de este Ars Moriendi es modelo de perfección inalcanzable para la mayor parte de los mortales.  Resalto con orgullo estas confluencias sin pretender compararme con Pablo Jiménez, lo cual sería vanidad suicida por mi parte. Pablo siempre fue persona de orden, fiel cumplidor de sus obligaciones, enamorado fiel de su novia, que sigue siendo  su mujer, Pilar, después de  cincuenta y dos años bien contados. Por lo que puedo deducir de Ars moriendi, Pablo llevaba escondido entonces un insurgente desesperado, sin límites ni lindes, como  otros llevaban  la clandestinidad política. Ars moriendi no es un libro sin esperanza, es un libro desesperado al que pone prólogo un trabajo ejemplar, por su lucidez, su poética y su profundidad, Javier Magano. No es un prólogo explicativo, que suele ser lo normal; es un prólogo iluminador, lleno de revelaciones.  

El título Ars moriendi  evoca el Ars amandi, del romano Ovidio, pero no hay que dejarse engañar por las apariencias. Hay que tener más oficio, mas dedicación para  morir que a para amar, a no ser que el amor sea la nada que quema, la nada imposible que se niega y se reconoce a sí misma en cada aliento. La negación del amor y, a la vez, la negación de ese esa negación; una forma  del absurdo existencial.  La poesía de  Pablo Jiménez ha dado un salto cualitativo desde la excelencia que lo caracterizó siempre. En este nuevo libro se reconoce y se niega a sí mismo, es el ser y el no ser shakesperiano, es el todo y a la vez  la nada; no le es aplicable la norma latina “dos negaciones afirman” que sería en último caso una norma gramatical y Jiménez niega también la gramática como anécdota efímera y a la vez esencialidad fundante. Podría también haberlo titulado morituri te salutant, pero eso sería limitar el alcance de sus múltiples desdoblamientos. Un caos que en el orden muere y en el desorden vive, o viceversa.  Particularmente inquietante es la  versión que ofrece del mito fratricida de Caín y Abel,  o de la pasión y muerte de Cristo, víctima lejana y legendaria éste, del resentimiento de Abraham que, airado, sacrifica a su hijo Isaac pese a  tener suficientemente contento a Dios por su disposición a la obediencia. Ars moriendi, un libro que debiera sacudir los cimientos del desértico panorama de la actual poesía española y no pasar inadvertido.

sábado, 23 de marzo de 2024

Usos y costumbres.

Semana Santa en Casa de Labranza

En Villoldo, pueblo de la provincia de Palencia,  un amante de las raíces y la tradición como herencia histórica, Juan Miguel Hoyos Gil ha montado un insólito museo que sorprende a quienes por casualidad u objetivo preciso  lo visitan. Se trata de lo que,  en términos antañones,  podríamos llamar una  casa de labranza,  comunes en los pueblos de Castilla, a base de aperos, utensilios de cocina y otros artilugios. Lo traigo a colación porque unos  amigos, me han ofrecido para pasar  Semana Santa, una casa de labranza con piscina. No dudo de la casa ni de la piscina ni  de los amigos. Aunque la casa de labranza que yo recuerdo se parece  más a esta en que Hoyos Gil  ha instalado su museo. Pasen y vean. Esta casa  tiene  dos entradas, una principal que daba al vestíbulo de la vivienda; a la izquierda  estaba la cocina y en ella Julia, Julina en familia,  preparaba los aperitivos para los familiares y amigos gorrones que llegaban de visita de la capital, y a la derecha, el salón de estar, comedor  a la vez, y una habitación de dormir al fondo. La otra entrada,  para animales de carga, es el cuartocarro, cuyo nombre por si solo explica su naturaleza. Después venía, a mano derecha, la marranera hoy carbonera, me parece, donde hozaba  y gruñía un marrano bien alimentado con salvados, berzas, repollos, patatas y  las sobras de las comidas, que era  avío para  todo el año. Ignorante de su destino, vivía a cuerpo de rey. Dinero no había, pero tocino y chorizos, incluso jamones bien curados al aire en lo alto de la panera, no faltaban. La panera era una habitación alta sometida a todos los vientos que   entraban por sus ventanas abiertas de par en par. En mi casa de Torre de los Molinos, muertos mis padres,  no criaban marrano por el mucho trabajo que daba. Por eso recuerdo las matanzas de Villoldo y a Julina Gil   batiendo enérgicamente la sangre para que no se coagulara. En la herrada de uso común, la sangre  caía a borbotones  entre horribles chillidos del animal al que la vida se le iba arrebatada por el cuchillo del matachín. Vivía a cuerpo de rey y moría a cuchilladas. Las imágenes que más presentes tengo de Julina en mi memoria  son  de rodillas recogiendo la sangre del animal en una herrada. De ese marrano, llamado también gorrino,  se aprovechaba todo, los jamones, el tocino…todo; “del cochino, se decía, hasta los andares”. Después del cuartocarro y la marranera, había un terreno  en el que estaba la leñera,   un pozo de brocal alto.para enfriar el vino en verano y un huerto, la  herrén. Miguel, marido de Julia, la cuidaba con esmero ayudado por Arturin, diminutivo para diferenciarle del padre,  al que yo apodaba Séneca por su sabiduría natural y buen criterio.  La herrén daba patatas, cebollas, puerros, tomates, calabacines. Donde hoy  está el museo, era una sala amplia para comer y dialogar,  y horno donde cocer los panes.  El  patriarca de la casa era Arturo, cazador furtivo, y la matriarca Teodora, Teo, orgullosa de haber nacido en Paredes de Nava, devota de la Virgen de Carejas  y fiel a los “novillos benditos”. A Arturo, trabajador y desvivido por su familia, lo llamaban tiro fijo,y  no podía permitirse un fallo. Cada cartucho, que se reutilizaban y recargaban por economía, valía un dinero. Siendo furtivo, se llevaba muy bien con la Guardia Civil que, ignoro por qué razones,  nunca  le registraba el zurrón.  Él cazaba y Teodora limpiaba la caza y la mandaba a restaurantes de postín de San Sebastián. Lo cual era una ayuda importante  para la precaria economía doméstica.


jueves, 21 de marzo de 2024

 

La taberna, proletariado y costumbrismo.

 Del  Alabardero a Garibaldi

Ser tabernero es una ocupación noble, pero nada fácil. Lo sé porque mi padre era tabernero, yo fui tabernero, con taberna propia, un chiringuito playero en Canet de Mar;   y de taberna fueron algunos lances  poco edificantes de mi  asendereada vida. Ser tabernero en una tasca llamada Garibaldi, en pleno barrio del Lavapies castizo madrileño y con perspectivas  revolucionarias es doblemente complicado: a la revolución por la gastronomía. Primero hay explicar que Garibaldi fue un político y militar italiano que se alió con el rey Amadeo de Saboya para lograr la Unificación de Italia, entonces dividida en tribus. Lo vual no viene al caso.

 Dicho esto, estoy dispuesto a aceptar, con Pablo Iglesias, que la taberna es el último reducto del proletariado y la democracia. Pero conviene reflexionar sobre esta posible verdad. Primero está la economía; “economía Horacio, economía”, sentenciaba Hamlet. En este sentido una  tasca “solo para rojos”, tal como se anuncia,  será sin duda muy revolucionaria, pero temo que poco rentable. No son los rojos, sino los burgueses los más dotados económicamente. Y sin manduca ni libaciones abundantes no hay negocio, mírese por donde se mire. Además cómo saber si quien  se sienta a la mesa ¿es rojo, facha o mediopensionista?. ¿Habrá un cancerbero que nos pida el carné?.

 Una amiga, amante del buen comer y el buen beber y sus posteriores consecuencias gozosas, me cuenta que ha estado en Garibaldi y sin hacer caso de retóricas revolucionarias ni cartas doctrinarias, ha comido hasta hartarse. Tira un poco a rojilla, pero no es de izquierdas, es del PSOE. Los camareros, ante una comanda tan insólita allí, alubias blancas con chorizo,  lechazo  asado y ensalada de escarola, han tardado un poco más de lo normal en servirle, lo único que habrá que arreglar. Ese es el camino y la salida para su taberna de Lavapiés; casticismo y buenas guisanderas, señor don Pablo Iglesias, que la guisandera, antañón, en las fiestas patronales de los pueblos de Castilla, era mujer muy solicitada y de prestigio.  Si así se hiciere, cuente usted  conmigo y con mis amigos;  pero a estos no se le ocurra pedirles el carné de rojos o se producirá la desbandada. Como creo que ya he dicho, se han hecho del psoe.

Además, en una taberna, está la praxis cotidiana del funcionamiento. Lo que se llama el engranaje bien engrasado. A una taberna hay que dotarle de actividad no sólo gastronómica; hablo por supuesto en base a  la experiencia de la taberna de mi padre. Un suponer; los días de frio, nieve o lluvia, los campesinos se refugiaban en ella para calentarse y jugar al mus, al tute o al julepe, por el módico y miserable gasto de un porrón de vino con gaseosa. El porrón puede ser muy proletario,  pero es poco rentable. Y,  para estos tiempos de oropel y modernidad, me atrevería a afirmar que poco estético, Una taberna, por lo tanto, es cosa también de naipe. Los clientes  se juegan al julepe, o al tute,  el dinero que ahorran en bebida, o en comida, putas sardinas arenques o trozos de chicharro en vinagre, que a mí me gustaba con locura y era muy de jornaleros. Hoy día, sigo prefiriendo el chicharro al besugo de navidades.

La taberna del señor  Francisco y la señora Rosario, mis padres, era el ágora de la aldea y por ella pasaban todas las preocupaciones y alegrías de la gente del campo. Teníamos que abrir muy pronto, a las seis o máximo las seis y media,  pues, antes de empezar las faenas, los trabajadores pasaban por allí a tomarse un copa de orujo, o de mistela, un vino dulce pegajoso, o un sol y sombra, mezcla de ambos, nombre que también se daba a la mezcla de anís y coñac. El café era de puchero, pues no teníamos máquina. Mi madre lo dejaba hecho  por la noche y yo sólo tenía que recalentarlo de madrugada.

     En fin, que le deseo suerte a Pablo Iglesias con su taberna,  y puede contar con mi presencia  siempre que su condumio me satisfaga y plazca. Con la edad he reforzado mi condición burguesa de sibarita refinado. Literariamente la taberna en Madrid tiene buena imagen. Está por ejemplo la Taberna del Alabardero y su “rincón de Bergamin”, ¡sosiégate  corazón,  no te alborotes! Allí el maestro dejaba caer sus pláticas de insumisión y rebeldía ante un auditorio restringido, impecune  y mayoritariamente masculino.

 Forzoso es recordar para los amantes del teatro. La taberna fantástica, de Alfonso Sastre, in memoriam. Ideología, sangre y cuchillos. La protagonizó Rafael  Álvarez el Brujo, un Brujo en estado de gracia maldita, potenciada  por la dirección  de Gerardo Malla; y por un Carlos  Marcet, el tabernero, en los mejores momentos de su condición de actor.

viernes, 8 de marzo de 2024

 

PAN

Pan llanco de Colmenar Viejo

No hace muchos años todavía, cuando yo empecé a considerarme tan colmenareño como palentino de Torre de los Molinos,  o casi,  hijo adoptivo de Colmenar, éste  tenía fama de amasar y cocer el menor pan de la comarca, en una panadería situada a la salida  del pueblo, camino de Miraflores y de Hoyos  de Manzanares, cerca de la plaza de toros. Los fines de semana los catetos de Madrid, que salían al campo a las estribaciones de la montaña de la Pedrera, a comerse la tortilla de patatas hacían cola ante esa panadería que ignoro si sigue existiendo. Supongo que la manera artesanal de hacer el pan ya no se usa, pero los que nacimos en una aldea de Castilla la tenemos muy presente y ha marcado nuestros  gustos paneros.  Comíamos pan blanco y reciente todos los días, pan candeal. Un lujazo. Y enocasiones de escasez de trigo, pan de centeno que no estaba del todo mal.Aunque algunos, no muchos, prefirieran el pan “más posado” Se trataba de unos usos solidarios establecidos,  sin que a nadie se le pasara por la imaginación saltárselos.  Los rebojos, o sea el pan duro,  se usaba para hacer sopas de ajo hervidas en cazuela de Pereruela o  para dárselos a los galgos de liebres,  que no sé por qué,  los preferían al pan reciente. En Torre de los Molinos, mi pueblo,  había un horno, de propiedad privada y uso colectivo. Cada dia le tocaba cocer a un vecino, el cual repartía la hornada entre los demás vecinos, operación que se repetía a diario.  Amasar el pan, darle forma redonda, con más o menos miga según gustos, marcar sus coscoritos exteriores que era la parte más preciada, meterlo en el horno con una pala muy larga, y con ella retirarlo cuando se consideraba cocido era un rito observado con precisión. La temperatura del horno se consideraba adecuada según el color que adquiría el barro de su bóveda. Nadie que no haya pasado esta experiencia artesanal puede valorar cabalmente la calidad del pan,  ni en Colmenar Viejo ni en ninguna parte. O sea, que diría PacoUmbral, el cual popularizó en sus artículos una muletilla que hizo fortuna entre su numerosos lectores, “iba yo a comprar el pan”.

martes, 5 de marzo de 2024

CAMPECHANO

Titulo. El rey que fue. Autoría y espacio escénico, Ioglars. Dirección artística , Albert Boadella. Ayudante de dirección, Alberto Castrillo-Ferrer. Reparto; Ramón Fontseré, Dolors Tuneu, Pilar Saenz, Martí Salvat, Bruno López-Linares, Javier Villena. Iluminación, Bernat Jansá. Espacio sonoro, David Angulo. Vestuario, Pilar Sáenz.

Siempre se espera con interés, un nuevo estreno del grupo catalán y  Albert Boadella, en mayor o menor medida no defrauda. Decir Ioglars es decir Boadella, uno de los mitos del teatro español, un mito vivo,  insurgente, provocador, catalán a su pesar, de Vich. A Boadella lo odia, o lo odiaba, Cataluña entera y parte del extranjero, o sea España. Diéronle cárcel las Españas. Se escapó ayudado por Dolors Caminals, su compañera, pintora excelente de paisajes. Pasó la frontera, se bajó los pantalones, literalmente, y enseñó el culo a la derecha contumaz y a una izquierda ortodoxa y taliván que empezaba a pensar que Boadella no era de los suyos. Aún estaban cerca los tiempos en que, por Boadella, vestidas de negro a la entrada de los teatros donde representaba, rezaban rosarios las piadosas mujeres de la España profunda y celtibérica. Yo lo ví. Y también vi una feroz expresión de odio a la entrada del coso de Marina en Barcelona, “no  a la pena de muerte, excepto para Boadella”. Aquella época belicosa e insurgente pasó y ahora Boadella aborda la figura patética del Rey Emérito, Juan Carlos de Borbón, exiliado en la morería de oro y petrodólares, patético y shakesperiano. Retrato benevolente y piadoso de un picha brava que, todo hay que decirlo, cumplió el destino histórico con Adolfo Suárez de canalizar el tránsito de la dictadura a la democracia. Sobre otras circunstancias más obscuras, por ejemplo la ambigua actitud inicial de Juan Carlos, el tejerazo del 23F hasta decidirse a condenarlo con rotundidad; y la deslealtad a su padre don Juan, el personaje más odiado por Franco, Boadella pasa de puntillas. Virtudes humanas  aparte, que las tiene, Juan Carlos es un ladrón, de aquella estirpe sentenciada por Valle Inclán cuando Alfonso XIII  tuvo que exiliarse: “ a los borbones  los hemos echado de España, no por reyes, sino por ladrones”. Tome nota Felipe VI, el cual cuenta con la simpatía de gran parte del pueblo español y los sabios consejos de su mujer, la Reina Leticia, la leti para los amigos que la conocieron en televisión española donde trabajaba. Con todo, los republicanos seguimos con el lema, "a por la III y en ellos estamos".

El montaje de El rey que fue es un montaje que me atrevería a llamar minimalista; pocos elementos pero imprescindibles, sobre la cubierta de un yate en la que el Rey Emérito celebra  una fiesta. La interpretación de Fontseré, Dolors Tuneu  y Pilar Saenz tiene el toque inconfundible de Ioglars que es ya un sello, una marca.  Los juglares genuinos. Calan en los personajes, los desvelan  y lanzan sus vísceras y sus vuelos al espectador ávido, entre carcajadas y silencios. A veces Stanislaski difuminado y con frecuencia la Commedia de l Arte al fondo. Fontseré, al que en alguna ocasión  definí como una síntesis catalana  de Charles Chaplin y Laurence Olivier, completa con el Borbón la lista de personajes que marcan y definen la vida española del siglo XX; Jordi Pujol, Josep Pla, Dalí. Puede que un dia haga un Picasso, con su aureola de comunista y de vividor de la vida, pintor que nada buscaba y todo lo encontraba sin proponérsemo,  que supone un desafío En un momento de esta función hace un Franco genial y desternillante. Pero no es el Franco de la Cruzada y los fusilamientos que convirtió España en un cuartel sangriento; es un Franco imitado por el Borbón/Fontseré. Puestos a matizar, no es esta la más alta ocasión que  vieron los siglos de Ramón Fontseré,  pero Ramon Fontseré essiempre Ramon Fontseré, o sea un genio , el cual debe medir  el posible  riesgo  de parecerse cada vez más a sí mismo en detrimento del personaje que encarna.


miércoles, 28 de febrero de 2024

Aniversario y reivindicación de Juan Perez  Creus, el último satírico

Estoy seguro de que Alfonso Ussia, epígono de Pérez Creus,  en cierta medida, no tomará a mal el título de esta croniquilla. Traigo a colación a Pérez Creus  porque me parece que hace días se ha recordado, si bien un poco cicateramente,  el centenario de su nacimiento. Ignoro si las próximas generaciones, sin objetivos claros contra los que luchar o a los que satirizar, darán algún otro vate digno de tal nombre como el de Juan Pérez  Creus;  un  coloso de la literatura que abarcó el humor, la novela mágica,  (precedente  afirman algunos_ del realismo mágico  sudamericano),  el ensayo y los libros de viajes. Es quizá la hora en que alguna editorial valiente y arrancada aborde la edición completa de su dispersa obra , Ramón Akaun suponer. En mi agenda de estos días tenía y tengo anotado, ignoro con qué finalidad, “Juan Pérez  Creus el satírico  suicidado”. Cualquiera que fuera el motivo de mi recordación, toda circunstancia me parece  buena para escribir de él, humorista, narrador  y poeta que llevó hasta el fin su humor y su sarcasmo vitalista. Se tiró desde la azotea de una casa de siete pisos,  por culpa de una mujer que no le quería. Los viejos, escrito está,  no deben enamorarse. Y  menos de una mujer joven,  ligera de cascos y muy guapa, Mireya o Mirenca o algo así, creo que se llamaba, dependienta  rescatada de  un supermercado de más allá del telón de acero.

Semanas antes de su suicidio, la palabra  autodevastación le gustaba más, me lo encontré en el Café Gijón, de Madrid, ayudándose de un andador, tal era la decrepitud de su ancianidad. Buscaba a su Vivenca o como se llamara, dónde se habrá metido esta  zorra. No voy a insistir en  esos momentos desdichados;  prefiero recordarle, entre otros  sublimes,  en una comida en Salamanca, con un grupo de poetas invitados por el Gobernador Civil, Ulpiano  llamado, al que apodaban el casto por haber cerrado las casas de latrocinio, o sea de putas, de la ciudad.  Al tal Ulpiano no se le ocurrió otra cosa, en su discurso de bienvenida, que declararse enemigo de don Miguel de Unamuno tan vinculado a Salamanca. No habíamos llegado a los postres de un suculento banquete, cuando empezó a circular de mano en mano, un  epigrama  de Pérez Creus,  que decía:

Se dice antiunamuniano

Que es como negar ser hombre;

Que le vayan dando a Ulpiano

Por donde acaba su nombre.

Pérez Creus fue señero en la sátira cotidiana, erótica y mujeril; véase esta muestra dedicada a una fémina,  de muchedumbres conocida  por su prodigalidad desenfadada  en el arte amatorio ,

Y llamarte putísima seria

Como llamarle cerro al Himalaya,

Como llamarle arroyo al Amazonas.

 

Perez Creus no eludió la satíra política a los prebostes del Régimen,  en las páginas del ARRIBA, donde entre otras publicaciones, dejaba sus COPLAS DE MAESE PÉREZ; como demuestra este poemilla dedicado a José Solis, Ministro del Movimiento y camisa azul.

Del Norte al Sur, del Este hasta el Oeste era

Del regimen franquista la sonrisa,

Sonreía mejor que Monna Lisa

 Este es mi homenaje póstumo, muy póstumo pero también muy sentido, a Juan Pérez Creus que había sido Comisario Político del bando republicano durante Incivil guerra del 36 y que,  llegada  la victoria de Franco, fue depurado y amnistiado después bajo la protección de Camilo José Cela y de Jaime Campmany que lo admiraron siempre.


domingo, 25 de febrero de 2024

 

Carta a Antonio Leyva que se marchó sin avisar.

Hola Antonio. Te envié esta carta hace unos días, pero se me olvidó ponerle sello y me la han devuelto para que la franquee adecuadamente. Por eso te llegará con retraso. Después de irte, te han hecho un homenaje en Orfila, galería  que tú fundaste con otro poeta, Julián Marcos, el cual  se pasó al cine consciente de que en la poesía carecía de porvenir. Causas ajenas a mí voluntad me impidieron ir a tu homenaje. Primero una pregunta, ¿por dónde andas?. Luego, un reproche;  esto no se hace a un amigo, a los amigos. Aunque nosotros, los de entonces, no seamos los mismos. Te has ido en silencio. Con discreción,  sin armar bulla. La discreción, bien mirado, en personas como tú, no era una virtud sino una necesidad de aquellos tiempos obscuros; La necesidad de la clandestinidad política en que nos movíamos muchos, por abruptos terrenos aledaños al Partido. O dentro del Partido.  El Partido Comunista, nada más que hablar. No había otro. El Psoe,  durmiente o de vacaciones. Decir el Partido era decir PCE, el único al que verdaderamente odiaba y temía Franco, junto a los monárquicos de don Juan de Borbón, amigo de la antiespaña en la que nunca jamás de los jamases llegaría a reinar. A riesgo incluso de una trifulca  familiar borbónica. ¡Palabra de Franco, Franco Franco!

La   Galería Orfila, no era el centro de nada y era el centro de todo. Julian Marcos, como ya he dicho,  renunció a Orfila para dedicarse  dirigir  cine, su gran pasión. Tú continuaste un proyecto que hoy rige tu hijo, Antonio Leyva San Juan. Tu condición de poeta de vanguardia,  de la que Fanny Rubio ha dejado constancia en sus estudios sobre las revistas de poesía de los años cincuenta, es un hecho menos conocido, pero cierto. Aún no he podido leer tus dos últimos poemarios porque en  la Casa del Libro no dan razón, mi librero de Colmenar Viejo  es un tanto indolente y tú indolencia postal no me los ha enviado. Aprendices de periodistas,  que están haciendo un máster,  me preguntan sobre la aventura de Crónica3 de las artes, revista que fundamos tú y yo, que sobrevivió honrada y heroicamente tres o cuatro años; sin cambiar críticas favorables por publicidad pagada, que era cosa bastante normal en aquellos tiempos. Teníamos las mejores firmas de críticos de arte, pero la mayor parte de la revista la escribíamos nosotros dos. Quiero citar  a Manolo Conde porque era amigo muy especial, al que siempre temíamos fuera a ocurrirle algo indeseable. La revista se llamó Crónica3, porque se nos unió Jacinto Sánchez, que tenía un taller de impresión de libros, revistas y catálogos de pintores, con lo cual la salida a kioskos estaba asegurada. Jacinto Sánchez era un gran profesional al que yo conocía del periódico Arriba a cuya “desfalangistización” ambos contribuimos, yo en redacción, desde el PCE insurgente clandestino, y Jacinto en talleres, al principio desde USO, organización  sindical autogestionaria, modelo Tito de Yugoslavia,  y más tarde me parece recordar,  desde Comisiones  Obreras.


lunes, 5 de febrero de 2024

TEATRO. UN RELEVO, Pérez de la FUENTE en el FERNÄN GOMEZ.

Y un OBITUARIO, el poeta y crítico de  ARTE ANTONIO LEYVA

El alcalde de Madrid don José Luis Martínez  Almeida ha substituido, en la dirección del Teatro Fernán Gómez,  a Laila Ripoll  por Juan Carlos Pérez de la  Fuente, ambos de reconocido prestigio en el proceloso mundo del teatro.  Aunque fuentes municipales insistan en calificarlo como relevo puramente profesional,  se trata creo yo de un gesto político, pues Pérez de la Fuente está considerado un hombre próximo al  PP, circunstancia  aproximativa muy personal de alguien que en tiempos, creo recordar, gozó de la confianza de Rajoy; no me hagan mucho caso  pues mi memoria puede serme infiel.  Al decir  via muy personal, me refiero al sello exclusivo que Pérez de la Fuente imprime a sus acciones teatrales e ideas y, por lo tanto, también a sus actitudes “políticas”, una especie de verso suelto.  Respecto a la relevada,  Laila Ripoll, yo no la considero vinculada orgánicamente a ningún grupo político, si bien es evidente su compromiso con los españoles presos  en el horror de Auswith, cerca de diez mil, marcados por el triángulo azul.

Juan Carlos Pérez de la Fuente ha iniciado su andadura al frente del Fernán Gómez encargando a Helena Pimenta la dirección de La Regenta, Leopoldo Alas Clarín, en versión de Eduardo Galán, autor experimentado e  la comedia y las adaptaciones, el cual   ejerce también de coproductor a través de su empresa Secuencia3. La designación de Helena Pimenta lo interpreto como un inteligente guiño al sector más progresista de la Farándula. Aunque me parece evidente que, en la actualidad, la derecha española no anda sobrada de talentos  teatrales de los que echar mano. Por lo demás, en mis Memorias de próxima aparición, me atrevo a afirmar que Pérez de la Fuente es un “hombre considerado de derechas que ha hecho un teatro que le correspondía hacer a la izquierda”.  Donde estás Ulalume, dónde estás, de Alfonso Sastre, el exiliado de Hondarribia, fue un montaje cumbre; con escenografía de David de Loaysa, siempre a favor del actor como en él es habitual; Zutoia Alarcia y Chete Lera en estado de gracia, un estado de gracia maldita y confrontada en tormentosos ensayos, y un Camilo Rodríguez poliédrico y firme. Chete Lera había iniciado ya un viaje sin retorno al malditismo del cual  fue víctima definitiva años más tarde, muriendo en un accidente de carretera.

 En el haber de  Pérez de la Fuente está también haber recuperado para la escena española, en la que nunca había estado, a Fernando Arrabal. A  la presencia de Arrabal, Pérez de la Fuente sumó otra recuperación, la de María Jesús Valdés, actriz eminente, apartada del teatro por imposición de su marido, Jesús Gil, médico particular del Caudillo, al quedarse viuda y liberada. María Jesús Valdés fue su actriz fetiche hasta que dejó de serlo y acabaron distanciándose. La madre; Como un martirio chino  en los sótanos del Reina Sofía, en la sala de torturas de la Inquisición,  los reunió a los tres de forma memorable. Un momento cumbre del teatro español de los últimos tiempos.

El montaje de la NUMANCIA de Cervantes marcó un punto casi sin retorno en mis relaciones de crítico con Juan Carlos Pérez de la Fuente. Mostré mi desacuerdo, no tanto con el montaje globalmente considerado, sino con la versión que de Numancia habían hecho Alicia Mariño y Luis Alberto de Cuenca. Celebraba yo la interpretación de Beatriz Argüello y mostraba ciertas reticencias  con la de Alberto Velasco; se  tomaron, sin embargo, como reproches personales a este actor los calificativos que yo aplicaba a su repulsivo personaje. Se armó la de Dios es Cristo, cartas al director incluidas en las que se pedía a Pedro J Ramirez mi expulsión del Mundo. Natalia Millán, actriz en la que siempre he puesto mis complacencias., se sumó al linchamiento. Mis desacuerdos con Natalia Millán eran y son de otra índole; Natalia es fervorosa antitaurina  militante y yo he visto en mi vida cerca de cuatro mil corridas,y si ahora no piso una plaza es por causas ajenas a mi voluntad. En lo que sí concuerdo con ella es en la positiva  valoración de Alberto Velasco. O sea, que en mis juicios sobre  Numancia muchos confundieron los culos con las témporas, la velocidad con el tocino y la gimnasia con la magnesia.  Este nebuloso relato espero matizarlo con más precisión en mis Memorias, de próxima aparición.

ANTONIO LEYVA, IN MEMORIAM

Adios amigo. Nosotros, los de entonces, no es que ya no seamos los mismos, es que no somos, es que estamos dejando de ser. Antonio Leyva es poeta muy valorado por las revistas de vanguardia de los años cincuenta, crítico de arte, galerista, fundador de Orfila con Julián Marcos, también poeta, in memoriam, la Galería decana de las salas españolas.  Orfila es más que una sala de exposiciones; fue y supongo que sigue siendo, centro de agitación cultural y manifiestos agitadores. Incluso los pintores ajenos a la política ambicionaban llegar     a Madrid y exponer en ella. El sótano de Orfila, la trastienda, al que se bajaba por una escalera abismática, era, por otra parte, la cueva de los tesoros; restos de exposiciones, cuadros maravillosos a precios asequibles. Allí descubrí un dia los toreros descalzos en busca de una oportunidad, del palentino  Félix de la Vega, que hoy cuelgan en mi casa,  y allí nos hicimos amigos. Felix de la Vega, uno de los grandes silenciosos de la pintura, al que se llevó por delante un cáncer prematuro y malvado.

Con Antonio Leyva fundé la revista Crónica3 de las artes, que sobrevivió dignamente tres años o cuatro,  sin aceptar publicidad o cuadros  a cambio de críticas, gracias a colaboraciones  mal pagadas, o gratuitas, de los mejores críticos del momento. Se preguntarán cómo siendo dos, se llamó Crónica 3. Muy sencillo; pronto se nos unió un taller de imprenta  del que era dueño Jacinto Sánchez, sindicalista de USO y más tarde, de CC OO, creo, con lo cual teníamos asegurada la impresión de la revista. Ciertamente, buen amigo, nosotros los de entonces, ya no somos los mismos, pues ni siquiera somos. ¡Qué solos se quedan, nos quedamos, los vivos!. 


sábado, 27 de enero de 2024

Reivindicación del pateo en el teatro

Peris Mencheta, un grande de la escena y del cine español, y el servidor de ustedes un poco menos grande que esto firma, creamos in illo tempore, antañón que diría Paco Umbral, la ORDEN DEL PATEO o algo así. Reivindicábamos con ella lo que pudiéramos llamar la “claque negativa”, la genuina, que por un bocata, un vaso de vino y entrada gratis la noche del estreno  pagados por la competencia, se encargaba de reventar un estreno.  Nada nuevo, pero en desuso. Queríamos, en suma, que todo el público fuese claque, curioso fenómeno teatral y social gracias al cual yo pude ver teatro en mi juventud impecune. Reivindicábamos la posibilidad del pateo en los estrenos para neutralizar el aplauso convencional y cortesano de los estrenistas: amigos, novias, padres y hermanos del autor estrenado. No recuerdo si llegamos a ponerlo  en práctica, aunque convinimos aplazarlo  hasta después de uno de los estrenos de Mencheta o de algún amigo. Nuestra común amiga María Diaz, siempre entusiasta y siempre amiga de sus amigos, pero más amante del buen teatro, me trae noticias de Peris Mencheta activo y siempre triunfante. Algunos contratiempos pasajeros perfectamente superables por la indomable vocación de crear y de vivir de este teatrero. Lo humanamente posible y aun lo divinamente imposible está en nuestras manos. Por causas ajenas a mi voluntad, malvadas dificultades locomotrices, pasajeras espero,  veo poco teatro últimamente. Y escrito está que una vida sin teatro es menos vida. Así que ignoro cómo va aquella cosa del pateo. Del lado obscuro de la crítica me pasé al lado luminoso y siempre amenazado de la autoría. No hace mucho estrené en la sala Guindalera, de Teresa Valentín y Juan Pastor, Diálogo imaginario entre María Casares y Albert Camus. Noche de infierno, pese a que la dirección y escenografía de David de Loaysa y la interpretación de Sabela Hermida y German Torres fueron cumbres. Y pese a las ovaciones y el clamor, y taquilla agotada los tres días iniciales, fines de semana y gira posteriores. El morbo, supongo, de ver al severo crítico, ¡!!criticado!!. Sólo patearon cuatro o cinco, quizá una docena de espectadores, pero todos convinimos en aceptar  que la causa era porque esos señores o señoras tenían frio  en los pies y necesitaban calentárselos, aunque fuera junio. Voy a repetir aventura, y estoy en ello, con otro texto, Diálogo entre Fridha Khalo y Leon Trotsky. Admirado amigo Sergio Peris Mencheta, vuelve pronto. Tenemos que revisar aquello del pateo.


jueves, 25 de enero de 2024

ANIVERSARIO. MATANZA de ATOCHA

NI OLVIDO NI PERDÓN

El 24 de enero de 1977 unos pistoleros de extrema derecha, irrumpieron en el tercer  piso del número 55 de la calle Atocha y mataron a cuatro abogados laboralistas del Partido Comunista y a un administrativo.  Los asesinados  fueron Luis Javier Benavides, Enrique Valdevira, Francisco Javier Sauquillo, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez Leal. Sobrevivieron gravemente heridos, Miguel Sarabia, Alejandro Ruiz, Luis Ramos y Lola González Ruiz.  Por la masacre fueron condenados  García Juliá, ¨pulso firme y mirada de hielo¨, según los sobrevivientes,  Fernández  Cerrá y  Francisco Albadalejo, considerado autor intelectual del hecho que implicaba también, creo recordar, a García Carréslider del sindicato vertical. En la sombra, quizá,  aunque se desligaran del suceso, el líder de Fuerza Nueva Blas Piñar y Sanchez Covisa, jefe de  los Guerrilleros de Cristo Rey, que meses atrás habían intentado tirarme por la ventana, desde un séptimo piso de Prensa del Movimiento y un falangista de bien, Cristóbal Páez, interponiéndose con riesgo de su vida, lo  impidió llamando a la policía.

Yo esperaba a Manuela Carmena, para no recuerdo qué asunto   y Carmena se retrasó o se equivocó de despacho, no puedo recordarlo. En realidad, los recuerdos de esos momentos siempre se me presentan confusos y convulsos. Sí recuerdo con nitidez, al dia siguiente, los féretros en el Palacio de Justicia, la capilla ardiente a la que asistí en compañía de Manolo López, abogado laboralista, miembro del Comité Central del PCE, y Lola Pintado su mujer;  y recuerdo la  firme actitud de condena del decano de abogados de Madrid,  don Antonio Pedrol Rius, que me pasó una nota para Manolo López. Los ví juntos luego, pero ignoro que contenía la nota ni de qué hablaron.  Una multitud de cien mil personas, quizá más, disciplinada, silenciosa  y dirigida por militantes del PCE, acompañó a los féretros, uno de los cuales salió hacia no sé qué provincia, hasta el cementerio. El actor Juan Diego lloraba a mi lado. Juan Diego y yo nos quedamos en Cibeles y poco después nos refugiamos en el Café Gijón. Policías de la secreta, evidentes, y un poco acojonados, no se atrevieron a decirnos nada. Esas cien mil personas en la calle, aunque silenciosas,  eran muy elocuentes. De una manera o de otra los autores de la matanza, fugados,  lograron escapar de la justicia o castigados con veniales condenas.  García Juliá, prófugo y vinculado en Brasil a turbios negocios de narcotráfico, volvió a España. Ignoro qué ha sido de él.  Ni olvido ni perdón. Era la recién nacida democracia lo que los asesinos querían llevarse por delante y no sólo a los abogados comunistas de Atocha.


miércoles, 17 de enero de 2024

 

VERSOS CONTRA LAS BALAS
Título TRES POEMAS Y UN RENGLÓN. Autor Jesús Figueres. Edición de autor. Páginas 63.

Un grito por la paz, una oración, un lamento; una defensa de la inocencia ultrajada, la herida abierta del hombre al que no le basta su fe en  la DIVINIDAD para enfrentarse al actual horror del mundo. Ni su comunión con su esposa, ni su fe en el padre ARRUPE, que fue, creo, Superior de la Compañía de Jesús. No estoy muy al tanto de este tipo de jerarquías. Recordemos otros libros de Jesús FIGUERES ,?Porqúe lloras, ARRUPE.? O   A ella,  Principiando, o Esperando el principio, sin pretensiones  por mi pate de exahustividad,. Jesús Figueres entre la mística y la pasión por el hombre creyente y desvalido. Formalmente, retoma la disposición tipográfica del verso roto, escalonado, fragmentado. Tendencia que algunos poetas practicaron hace tiempo y que no llegó a cuajar en estilo dominante, tampoco lo pretendían. Trataban de resaltar visualmente, la importancia del pensamiento que les interesaba poner de relieve. Libro  sencillo, elemental, sin retórias y del que los siguientes versos pueden ser su mejor definición y análisis: "Silencio. Mis niños duermen./ Que pare el trueno de la metralla/ y el silbido de las balas" Libro inusual, por distinto, dentro de un panorama poco alentador de la actual poesía española que sigue anclada, creo,  entre un esteticismo heredado de los novísimos de Castellet y el clasicismo de la generación de los cincuenta. Acostumbro a decir, cuando me preguntan sobre poetas jóvenes actuales, que yo me quedé en Quevedo o a lo sumo, en la Generación del 27.  No es verdad del todo. Llegué también a Federico García Lorca, asesinado por el fascismo, a Miguel Hernández, el mito sacro de mi generación hoy ochentona, a Juan Ramón , su "poesía pura",sus manías de neurótico y su Premio Nobel, "no lo toques ya más/ asì es la rosa"; a Luis Rosales, jefe que había sido de la falange granadina, con su hermano Pepiniqui los cuales no pudieron salvar a Lorca, refugiado en su casa, donde, como casa de faangistas, lo creían seguro.  También he llegado a Blas de Otero,  Salvador Espriu y su La pell de brau.    Claudio Rodríguez,  a Pere Gimferrer y algunos otros. Quiero decir con esto que no me quedé en Quevedo, nada más., aunque reconozco leer poca poesía actual y que mi interés por la lírica ha disminuido notablemente. "Malos tiempos para la lírica", que dijo Bertold Brecht.

domingo, 14 de enero de 2024

Eduardo Chillida. Poética del hierro y el hormigón

En estos días, creo que el pasado dia 13,  Eduardo Chillida escultor al que se considera máximo representante de la llamada Escuela Vasca, habría cumplido cien años. El mundo del arte y de la política ha recordado a Chillida que tiene en Hernani  una gran instalación al aire libre, Chillida leku,  un museo que ocupa un considerable espacio: su obra, fundida con el paisaje y la tierra, como si siempre hubiera estado allí, como si allí mismo hubiera brotado de la tierra por generación espontánea. Yo soy más de Jorge Oteiza que de Eduardo Chillida, pero eso es un problema personal que habré de resolver  un dia, más intelectual que pasionalmente,   si me queda tiempo en esta vida, cosa de la cual no estoy muy seguro. Oteiza era, por encima de todo, un poeta, un pensador, que había publicado un libro que a mí me parece definitivo, Existe Dios al noroeste. Tuve un ejemplar con dedicatoria manuscrita que doné a no recuerdo qué organización cultural.

 Madrid cuenta con la presencia de Chillida en el Museo al aire libre de la Castellana,  bajo el paso elevado que une las calles Juan Bravo y Eduardo Dato. Se trata de La Sirena Varada, una mole de hormigón de 6200 kilos que cuelga del techo del paso elevado. En este museo figuran, además, obras de Julio González, Manuel Millares, Pablo Serrano, Martín Chirino, Francisco Gabino, José María Subirats, Rafael Leoz, Eusebio Sempere, Andreu Alfaro….. la flor y nata de la escultura abstracta de vanguardia, española y me atrevería a decir que universal. Sobre todas, sobrevuela la Sirena de Chillida cuya instalación suscitó polémicas y prohibiciones en el Madrid de Arias Navarro, un alcalde más conocido por la cruenta represión que durante la Incivil Guerra del 36 desató  en Málaga, que por sus méritos de alcalde. Arias Navarro fue aquel que siendo ya presidente de Gobierno, anunció llorando y roto de dolor, la muerte del Caudillo, “Españoles, Franco ha muerto”.

En lo referido a la polémica sirena, el equipo técnico del Ayuntamiento de Madrid consideraba, frente a informes  solventes de acreditados especialistas, la arriesgada posibilidad de derrumbre, con el peligro evidente para las personas, contemplativas o viandantes. En realidad, se trataba de una prohibición encubierta dada la personalidad humanista y política de Eduardo Chillida. Después de muchos años, ahí está, varada y voladora, la Sirena, sin haber originado ninguna catástrofe como auguraba Arias Navarro, Carnicerito de Málaga, como le apodó el inolvidable Francisco Cerecedo, muerto de infarto en un viaje a Hispanoamérica, en el que acompañaba  Felipe González; un Felipe  emergente y lejos, nos parecía entonces,  del traidor esencial, del señor equis del comisario Amedo, del Gal y la cal viva. Inocentes que éramos entonces.

Eduardo Chillida podía haber llegado lejos como futbolista; fue un sólido defensa central de la Real Sociedad de San Sebastian pero acabó dejando el futbol para ser un escultor de referencia universal. Le comenté un dia, para un reportaje que me había encargado no recuerdo qué revista, que  Albert Camus, premio Nobel de Literatura y autor, entre otras obras mayores, de La peste y El hombre rebelde, había sido portero de fútbol en su Argelia natal y Chillida se sintió halagado por la coincidencia. Fútbol, poesía y arte. Por algo Rafael Alberti escribió para un portero célebre del Barcelona, Oda a Platko, oso rubío de Hungría. En el seminario de Palencia a mí me gustaba jugar al futbol y era tan voluntarioso como torpe e ineficaz. En un partido, la pelota me golpeó en la cabeza, sin que  yo hiciera nada por ello, y como estaba muy  cerca de la portería, entró a gol. Desde entonces empezaron a llamarme el hermano cabeza. Pero juro que no tuve la culpa.


martes, 2 de enero de 2024

INFAMIA CONTRA PALESTINA INDEFENSA

Creo que fue Theodor Adorno, el gran filólogo y pensador, quien dijo "es  radicalmente obsceno escribir poesía despues de Auswith". Algo parecido podría decirse ahora respecto al nazisionismo de Netanyaju y el Estado de Israel, "es obsceno escribir poesía sobre el genocidio que diezma y trata de exterminar al pueblo palestino." No escribiré , pues, y me limitaré a repetir con

 Salim Yubran, creo

"Ay almas de los muertos en los campos nazis.

Si supierais vosotros, 

si supierais."

O con Fadwa Tuqan

"Que no calle la pluma ni enmudezca el fusil"

O con Mahamud Darwis

"Pero no me regañes si me retraso un poco

ES QUE ME DETUVIERON...."

Todoss con Palestina libre y soberana...