domingo, 1 de febrero de 2015

RUEDO IBERICO. REBELION DE LA FARÁNDULA. LA HUELGA (I)


Motin de  cómicos descomulgados.
Tal dia como hoy, hace 40 años, se produjo la rebelion de los actores; un verdadero motín que derivó a una huelga de ocho  dias de telones bajados:   4 de febrero de 1975, una fecha histórica. Por primera vez en España los cómicos descomulgados hicieron una huelga que alarmó al Sindicato Vertical del Espectáculo y acongojó, por no decir acojonó, al Sistema que preparaba su espíritu aperturista  del 12 de febrero. Una apertura tan falsa como su muñidor, Arias Navarro, apodado Carnicerito de Málaga. Franco no había muerto, pero estaba en las postrimerias.
La huelga duró una semana, más o menos, por lo cual tiempo habrá de volver en estos dias, punto por punto, sobre sus avatares y desarrollo. Hubo detenidos y esquiroles. Valga esta breve introducción como recordatorio. Al principio fue seguida por unanimidad, pero pronto empezaron a descolgarse algunos so pretexto de que el paro lo estaba politizando el rojerio del PCE,  my activo por aquellos tiempos. El icono de aquellos dias fquedó fijado por  Tina Sainz saliendo de la DGS a hombros de sus compañeros. He aquí algunos nombres más: Juan Diego, Juan Margallo, Alberto Alonso, Malonda...., así hasta llamada "comisión de los once". Pero también anduvo por medio una enfurecida Lola Flores, cabreada por la detención de su comadre, Rocío Dúrcal. Mañana más.




Importancia secundarios del  teatro. Como los toreros.

Los actores secundarios sostienen, con harta frecuencia, la naturaleza y protagonismo de los primeros. En realidad es una jerarquía impuesta por la división del trabajo, por el sistema de clases.  Además, todos los que llegan a figuras han pasado antes por el meritoriaje de papeles más cortos,  más no por ello, de menor importancia. El teatro español es pródigo en magníficos secundarios que son base y fundamento de la escena; como  los capoteros y banderilleros lo son de una buena lidia del maestro.

Reflexionaba sobre esto el otro dia,  al concluir la representación de Los cuentos de la peste, de Vargas Llosa. Demostrada  la autoridad de Sánchez Gijón y Casablanc, la función se mantiene y agiliza  cuando los dos cómicos, Marta Poveda y Oscar de la Fuente, conquistan el escenario: proteicos y multiformes. Sobreviven a los berenjenales  absurdos en los que los mete la dirección de Joan Ollé y un espacio escénico incómodo para la movilidad de un actor. Una cosa es el humor y otra el disparate.

Marta Poveda y Oscar de la Fuente, fina  sensibilidad de cómicos con varios registros. Ver cómo resuelven escenas, irresolubles por su propia naturaleza, alivia el desasosiego del espectador. Secundarios, camino de primeros.

 

La fura ya no es la Fura.

He dejado pasar unos días para no soliviantarme con un comentario sobre la Fura a su paso por los teatros del Canal. Desde hace muchos años  vengo siguiendo, con  fidelidad de creyente,  a La Fura dels Baus; desde aquellos memorables espectáculos en un galpón de la vieja funeraria de la calle Galileo. Era un riesgo, físico, real, aventurero. Y  un signo de transgresión. O eras furero o no eras nada. Incluso aplaudíamos el fusilamiento escénico de un crítico que señalaba supuestas derivas filonazis de la Fura.

 He sido furero, pero ya no lo soy. La Fura ha evolucionado y, a lo peor, yo no. La Fura ya no es la Fura que es una Fura cualquiera camino de cualquier parte.

Como recuerdo de aquella orgía de carreras, cubos de sangre, “canibalismo” y participación activa,  le queda a la Fura una leve ceniza. Por ejemplo, movimientos  por el patio de butacas que ponen en riesgo la integridad de algún  espectador  sentado en su butaca. Yo mismo estuve a punto de recibir una trompada que recayó en la persona de al lado. La Fura ya no es la Fura. Le ha dado por la Ópera. Espléndidos los coros de la Cam, maravilloso Cármina Burana, con tilde en la i, aunque sea palabra latina que no la admite, para evitar que nadie siga pronunciando Carmina.

No soy furero, ya no; pero sigo siendo goliardo, clérigo a medias y golfo, pues fui seminarista. Por este aroma a goliardo canalla fui a verlos al Canal. Tiempo perdido. Y de lo que llaman  escenografía generativa, mejor no hablar.

 

Guia para Paseillo. De mitos y de ritos.

Paseillo es lo que podríamos llamar un espectáculo de autor, de “arte y ensayo”. El autor asume la responsabilidad absoluta: texto, dirección artística, iconografía, luz, espacio escénico.

Hugo Pérez de la Pica es un García Lorca desterrado del paraíso: un barroco, un romántico. De ese destierro vino a habitar en Tribueñe. No se entendería del todo esta sala sin su aliento y su espíritu.

Paseillo no es una obra de teatro, sino un poema visual flamenco y torero. Una adunación de cuadros desigualmente resueltos. El mito y el rito por encima de la historia. Títulos de algunos de estos cuadros: Rapto de Europa: ángulo de metamorfosis; Paseillo en el cielo: evocación contundente; Taleguilla de Teseo: intuición lírica por soleares.

Raquel Valencia hace del baile una creación dramática. Es una actriz del baile, se apodera de la escena y del público con un magnetismo elegante e inandescente.

Antorrín Heredia, indiscutible en el cante, sobre todo en la soleá, halla la posibilidad de lucirse como actor de varios registros. Son innecesarios los jaleos de algún espectador que confunde el teatro con un tablao. Y perjudiciales. El teatro tiene otros códigos. Para la fiesta y el olé, la Quimera, que está en frente de Tribueñe, a diez metros.

 Sabela Hermida, una intelectual, biógrafa de María Casares, recientemente investida por la Universidad Carlos III, derrocha una deliciosa fuerza cómica; la recuerdo igual de convincente en papeles de más envergadura en el repertorio de Federico García Lorca; excelente contrapunto a la dramaticidad de Rocío Osuna.

 En Curras a pie de calle, tango gaditano, hallan ambas su mayor conjunción, en una intencionada dicción muy sugerente. Bien por Rocío Osuna. Sabela Hermida, si continúa en esto del teatro, dará que hablar. Está capacitada para papeles dramáticos de mayor entidad. Carmen de la Pica, es la voz de la tierra.

El prestigio del Valle Inclan.

Aún no se ha reunido el Jurado y ya empiezan las cábalas y el cotilleo sobre los candidatos de este año: los doce de la fama. Figurar en esa selección previa, y más en temporada tan fecunda como la de 2014, se ha convertido en la gran aspiración de toda la farándula. El Jurado del Valle me parece que examina  candidatos por años naturales: del uno de enero al 31 de diciembre de cada año. Buenos espectáculos estrenados en lo que llevamos de 2015 tendrán que esperar a la siguiente convocatoria. 

 

 

1 comentario:

  1. El Emilio... Martínez4 de febrero de 2015, 10:45

    Magnífico en la forma y en el fondo. Como siempre, de dos orejas. Y qué recuerdos de los que también vivimos, dentro y fuera del hoy hundido PCE, la huelga previa a lo que vendría después.

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