La memoria es caprichosa pero no infiel. No sé si me equivoco pero creo que la última vez que ví algo parecido, ocurrió en las Ventas, puede que en San Isidro de 1979. No recuerdo ni cartel exacto ni detalles. Solo recuerdo que en el cuarto toro, el último torero indemne, casi seguro Rafael de Paula, entró en la enfermería. Supongo que era Rafael de Paula porque en la corrida estaba José Bergamín. En el desolladero, esto sí lo recuerdo con precisión, Bergamín, el poeta Caballero Bonald, los pintores Jesús de la Torre, Joaquín Pacheco y yo haciendo tertulia sobre la fatalidad de la tarde. De pronto la notica brutal, más brutal que la enfermería abarrotada de las Ventas; el Grapo ha volado la cafetería California, de Goya. Creo que fue esa misma tarde y casi a la misma hora. Luego, por la noche, en el barrio de Salamanca, la caza del rojo con bates de beisbol.
El cartel de hoy está en la memoria de todos: David Mora, Antonio Nazaré, Jiménez Fortes. Bastaron dos toros para destrozar el cartel y destrozar a los diestros; David Mora pudo morir en uno de los lances más absurdos e inexplicables de la tauromaqia: la larga cambiada de rodillas frente al portón de chiqueros. Jiménez Fortes no puede seguir toreando en ese estado físico tan precario; es carne de toro. Y Antonio Nazaré acabó con la rodilla destrozada. Desolación. Una masacre.
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