jueves, 21 de agosto de 2014

CC.GG.(V) POR MAREAR EL INDULTO, PERERA PERDIO LAS OREJAS.


 
Los toros de Garcigrande blandearon;  y eso que ni los matadores los forzaron  ni los picadores los picaron en exceso; lo justo y, en ocasiones, ni siquiera lo justo. Menos el tercero,  pura aceleración eléctrica, al que Miguel Ángel Perera respondió con una muleta también electrizante. Se sosegó el torero, a medida que sosegó el toro su embestida, y armó el lio y el taco. Como decían los viejos revisteros, “pases de todas las marcas”. Y sitio, con las zapatillas atornilladas en el suelo. Un sector irresponsable de los tendidos pedía el indulto, Perera, cómplice, se hacía el remolón mientras Matías le hacía gestos de que entrara a matar.  Y al final Perera, de tanto marear la perdiz  ensartó al encastado  animal con un sartenazo infame; en el pecado llevó la penitencia: perdió las dos orejas y el toro fue justamente premiado con la vuelta al ruedo. Publicitaron los Chopera la estampa y cornamenta de los Garcigrande/Domingo Hernández durante todo el dia en el tuiter y la verdad que eran pura gloria. En el oscuro ruedo de Vista Alegre lucieron su arrogancia; y también su ambigua mansedumbre,  menos el bravo  tercero.

 Una grupo de amigos trata de convencerme de algo de lo cual  hace tiempo estoy convencido: la tortura no es cultura.  Claro. ¿A quién se le puede ocurrir tal barbaridad?. Tampoco creo que el asesinato sea  una forma de convivencia por más que Max Aub, via Thomas de Quincey, proclamara el crimen como una de las Bellas Artes. Exageraciones de poetas. No hay crímenes ejemplares, aunque alguno  podría ser  benéfico para la humanidad.

Desde que un tal Mosterin me reprochó que defender la  tradición de la corrida en España era como defender la ablación del clítoris en África, decidí que nunca jamás discutiría con antitaurinos, algunos de cuyos supuestos, sin embargo,  podría compartir. Pero no hay forma.  El asesinato  es cuestión que se solventa  con ir al diccionario. Respecto a la tortura tampoco es difícil de resolver, incluso sin necesidad de diccionario:  práctica policial humillante y desconsiderada, que tiene como objetivo obtener de la víctima, mediante el dolor y el sufrimiento,  información en beneficio de un gobierno o un grupo político. Referida a los animales consiste en maltratarlos  con el único y exclusivo  objetivo de hacerles sufrir.  Ninguna de las dos circunstancias  -la tortura como instrumento político y el maltrato como sadismo- creo que sea aplicable a la corrida de toros.

Los toros salmantinos  estaban postrados no por malas artes torturadoras, sino por falta de casta, si bien el tercero podría ser el toro de la feria.  La mano de seda de Ponce con el primero y su inteligente firmeza con el áspero cuarto  cerraron su feria bilbaína sin trofeos, pero  en plan figura, pese a algunas protestas con que fue despedido. La esencia de la tarde fue la rotunda faena de Perera  a un toro rotundo.  El sexto fue menos toro y la faena menos faena, aunque el público quisiera ver en ella un calco de la anterior. La tenacidad un poco crispada de Julián López tapó en parte  los defectos de su lote. Perera fulminó al sexto, le pidieron la segunda oreja y ahí se vió la autoridad y categoría de un presidente; Matías González se enrocó  en el palco y resistió las oleadas de gritos pendencieros. Actitud que mantiene la categoría de una plaza. En el palco no debe  haber sentimentalismos baratos. Ni caros. Mañana, con unos tendidos convulsos a favor de Perera, será una tarde clave. 

1 comentario:

  1. De lo más cabal que he leido sobre lo de ayer en Bilbao solo veo en falta algo que yo añadiria en la reseña del 6º "Perera fulmino al 6º".. de un SARTENAZO y le regalaron una oreja

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