El Absurdo de Miguel Mihura. Publicado en El Mundo. Desavenencias de Javier Villán
El desarrollo y las peripecias del Premio Miguel Mihura, para premiar a la mejor actriz española de los dos últimos
años, hubiera regocijado al autor de Tres sombreros de copa. Se han cumplido las expectativas más risueñas
de don Miguel: en caso de empate a votos y sin posibilidad de consenso en los
miembros del jurado, la ganadora “debe ser la más joven”; entre Natalia Millán candidata
por Billy Elliot y María Hervás por Las Crónicas de Peter Sanchidrián, la
más joven resultó ser María Hervás, que aporta en esta obra de Padilla en el Ambigú de Kamikaze, una nueva dimensión: el glamour, la capacidad
de seducción que no tiene Ifhigenia. Como
candidatas también figuraban, Fernanda Orazi, Clara Sanchís e Isabel Stofel
entre otras. Es un dato para valorar el
rigor de los jurados y la importancia del
premio que se le ha otorgado, uno de los más prestigiosos del teatro español. Miguel Mihura murió en 1977, y con la Sgae había perfilado ya los fundamentos del galardón. El jurado posiblemente ,
además de la edad, dioadora a María Hrvás por calidad de la interpretación. Pero a nadie hubiera sorprendido el
triunfo de Natalia Millán si no hubiese habido empate en las votaciones. Mihura
siempre ha sido objeto y sujeto de contradicción. La sociedad a la que
satirizaba veía con regocijo sus obras.
Miguel Mihura fue el inventor del teatro del absurdo
antes que Eugene Ionesco y Samuel Becket y todo lo que le rodea tiene ese aroma.
Tres sombreros de copa es su gran
obra, estrenada en 1933 y recuperada por Gustavo Pérez Puig en 1952. Por
méritos y al margen del jurado, cuyo
presidencia se me ofreció y decliné, tanto Natalia Millán como María Hervás son merecedoras del Mihura. Miguel Mihura se adelantó a Becket y a
Ionesco con Tres sombreros de copa. Después de ésta vinieron Melocotón en almíbar, Ninette y un señor de
Murcia y alguna más para regocijo de un público que no percibía la sutil sátira
social y política, creo yo; ni se paraba a reflexionar en la autocrítica. Fernando
Fernán Gómez llevó a Ninette al cine, con la aportación espectacular, me parece
recordar, de Elsa Pataki.
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