miércoles, 26 de julio de 2023

TRILEROS Y Trilleros. De la política y el trile

No confundir trilero con trillero, que es el que hace o arregla trillos,  artefacto usado en lejanísimos tiempos para triturar, tirado por bueyes o por mulas, la mies en la era.  Trilero es un pícaro  y es término que mucho conviene en estos días de política enfangada y tramposa. Quizás la política fue  siempre   así, pero ahora con la democracia y mi provecta edad lo noto más. Los trilleros procedían de un pueblo de Segovia, Cantalejo y paraban en casa de mis padres, la señá Rosario y el señor Francisco, que por un módico precio les daban  de comer y cenar,  más colchón o manta en  que dormir. Yo  me llevaba muy con los trilleros  y procuraba tenerles fresca la bota o el porrón de vino con gaseosa para apagar la sed. Además de arreglar trillos, o empedrarlos  con finas y cortantes piedrecitas,  los trilleros hacían cribas, para separar el grano de la paja cuyos restos  se llamaban granzas o algo así y se usaban para alimentar los animales. Los trilleros bajaban a mi pueblo dos veces al año, una para sacar piedra de los cantos rodados a orillas del rio Carrión, y otra para la cosa de los trillos propiamente dicha.

Trilero significa tramposo, estafador, timador, engañabobos y engañalistos,  fullero, y añadan ustedes nombres,   que en eso el diccionario español, el de la RAE y mejor aún el de Maria Moliner,  es muy rico. Últimamente yo uso con frecuencia el Vocabulario palentino,  que tampoco es manco.  Una verdadera joya.  Trilero toma  su nombre del juego del trile que es arte muy ingenioso y en el que, naturalmente, siempre palman los incautos: incautos y avariciosos todo hay que decirlo. Se necesita poca parafernalia para este juego:  una mesa plegable, tres cazoletas o vasos opacos, y una bolita de papel. Y la verborrea del que ha plantado la mesa en medio de la calle, el cual esconde hábilmente, o no esconde,  la bolita bajo una de las cazoletas o vasos. Todo es muy sencillo y basta con acertar algo evidente a simple vista, dónde está la bolita. El trilero cuenta con un gancho, un holgazán bien adiestrado que anda dando vueltas por allí. Al fín,  éste  se decide a apostar y, naturalmente, siempre gana,  contagiando su euforia y su vista de lince, a los demás que siempre palman. No me dirán ustedes, y si me lo dicen me decepcionarán sobre manera, que no está bien traida la analogía y que no me merezco un sitio en la práctica parlamentaria. Un sitio que enaltezca mi oratoria por los siglos de los siglos. ¿Hay trileros o no hay trileros en la clase política española que medra hoy dia?. Hay de todo contestarán ustedes y no sin razón. Pero convengamos en que, haberlos, haylos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario