domingo, 28 de julio de 2024

 

Murió Mariano Haro ¡campeonísimo y perdedor!

Ha muerto Mariano Haro, a los 84 años,  atleta palentino de fondo, que alcanzó la universalidad. O quizá, en plenos Juegos Olímpicos recién inaugurados en París,  no ha muerto,  quizá sigue corriendo en post de una meta inalcanzable, quizá sigue corriendo tras las perdices por las parameras de Tierra de Campos, entre Becerrill y Monzón. Salvo con las perdices, a las que ganaba siempre, Haro fue un perdedor que esta vez tampoco ha podido con su destino y la muerte le  ha ganado la carrera. Haro tenía un sentido de la fama más amplio todavía  que los horizontes de su tierra. Un dia le invité a comer en el Café Gijón de Madrid y estaba convencido de que todo el mundo iba a recibirle con aclamaciones. Nadie, salvo un camarero de León que le pidió un autógrafo, le reconoció.

En su pequeño cuerpo guardaba una potencia inusual, que en las carreras de fondo, siempre era alcanzado por los corredores etíopes, que  le echaban mano a pocos metros de la meta. Haro resultaba muy gráfico en sus descripciones: “yo rompía la carrera con un ataque brutal, me iba solo y ya cerca de la meta, notaba el aliento de los etíopes en la nuca, el aliento  de Abebe Bikila, por ejemplo, te quemaba. En los últimos cuarenta metros me cazaban y me rebasaban. Ocurría siempre” . Manuel Alcántara, poeta, crítico de boxeo de Marca, o de Arriba, no recuerdo bien, le llamaba “la raíz” por lo apretado y fibroso de su cuerpo. Yo creo que era el cuerpo de un campesino consumido por los vientos y el sol de la paramera.

Haro se hizo amigo de sus rivales  y, cuando ya era alcalde de Becerril de Campos, invitó a algunos a su pueblo. Creo que era una forma de manifestarles su poder más allá  de las pistas o del campo a través. El pueblo entero los festejaba con danzas y canciones y Haro les invitaba a lechazo y ensalada de tomate y lechuga. Descansa, amigo. De cazador de liebres y conejos a la carrera, llegaste a la cima y al podio.

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