Carlos Hipólito, premio de lujo.
Vuelvo a Albacete. Por culpa de Carlos Hipólito, los Premios Pepe Isbert y la Asociación de Amigos de los
Teatros Históricos, Amithe, o sea Javier López-Galiacho. Carlos Hipólito
ha sido distinguido por El crédito,
de Galcerán, trabajo también galardonado con el Valle Inclán. Hipólito,
una luminaria del teatro español cada vez con más luz. Como dijo Manuel Galiana
al entregarle el premio, Hipólito no parece tener techo en ninguno de los
géneros que aborda: drama, comedia, tragedia. Mario Gas lo puso a cantar en Follies
y no me extrañaría que su destino fuese la Escala de Milán. También ha sido premiada la Hemeroteca de ABC,
historia viva del teatro español.
Teatro Circo: un monumento. Vuelan fantasmas
de trapecistas en triple salto mortal; trotan
ecuyeres magníficas; sollozan en sordina rugidos de fieras, melancolías de
payasos, amores contrariados. En todo circo hay siempre
un amor maldito y un riesgo de autodestrucción. Y el holograma de una mujer que
me fascinaba, Pinito del Oro: la
diosa del trapecio y la silla.
Teatro Circo de Albacete, el único, o por lo
menos el más bello, de España; La Asociación Amithe funciona gracias al viático de los Arcos, firma de cuchilleros ilustres, que
nada tiene que ver con el Arco de Cuchilleros de Madrid, cuevas de Luis
Candelas el bandido generoso. Un Ayuntamiento ilustrado protege las iniciativas
de López Galiacho que junta en su
persona la pasión del teatro y la pasión de los toros. Todo bajo la advocación
de José Isbert, más recordado por una frase en Bien venido Mr. Marshall que por su
genialidad de actor: “yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una
explicación, y esa explicación os la voy a dar”. Debieran ponerla como lema
bordado en oro, en su despacho todos los alcaldes de España. De ensalzar
la memoria y el genio de Pepe
Isbert se encarga Amithe con los premios de su nombre. Y como memoria de
una saga un nieto, Pepe Isbert, que
iba para galán de postín y por infortunios de la suerte se quedó varado.
Para amenizar la gran gala de entrega llevaron Los toros a escena, una idea que hace años puso en
marcha el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, última edición. Aunque lo haya escrito yo, es un buen
espectáculo. Lo digo sin rubor porque este es mi blog en el que solo mando yo y
por eso muchos lo llaman una Una voz sin amo. Tres actrices, tres personajes: Isabel Blanco una guiri glamurosa; Sabela Hermida una tabernera
castiza y Esther Alvarado una
periodista sabeora. El baile arrebatado de Raquel
Valencia, grande de la Quimera en la
que todos grandes; con la guitarra de El Persa. Y la batuta de David de Loaysa, en dirección y espacio
escénico. Improvisó un cameo para Galiana
y por poco lo convierte en protagonista;
virtudes de los grandes como Galiana. Antorrín
Heredia más desgarrado que nunca
hasta el exceso. Con razón se dijo que el jazz y el flamenco, más que
música, son lamentos de dos razas oprimidas: los negros y los gitanos.
Y un torero en escena, toreando de salón,
enamorando guiris en competencia con un cantaor excesivo. Con tal pureza lanceó
Sergio
Serrano que, desde los altos del andamiaje,
se oyó una voz: “sitio para Sergio en los carteles de
las ferias”. Sergio Serrano le ha hecho
ese toreo, insolente de tan puro, a los
samueles, a los adolfos, a los cuadris. Cinco veces abrió la Puerta Grande
Albacete, una tras otra, y ahora no le
dan a comer ni una rosca. Misterios del sistema que impera en el toreo. Su
espejo es Diego Urdiales. Un modelo a seguir. Diego ha sufrido y sigue sufriendo. Y, siendo el torero más puro del momento, aún le cuesta entrar en los carteles. Tanto le cuesta que, en muchos, no entra
Tuve ocasión de conocer por la mañana a Sergio Martínez, otro torero albaceteño
del que con más gusto he escrito. Rompió las Ventas más de una tarde y luego la
puta espada le rompió la faena y le astilló la puta Puerta Grande. Me lo presenta un crítico joven y beligerante:
Lorenzo del Rey. El saludo de Sergio
Martínez me conmueve y, por sí solo, justificaría una vida de cronista: “cuando mis hijos
quieran saber quién fu su padre como torero les enseñaré sus crónicas”.
Albacete. Inolvidables tardes de toros en la
Feria, la mejor de todas las ferias de Septiembre; noches interminables de mus en
el Callejón con Miguel Ángel Cuevas;
en las Rejas, madrugadas taurófilas y sosegadas; el buen yantar y el buen beber.
El Callejón es la catedral; Las Rejas es una ermita. Rodolfo ha recuperado viñas
malditas sobre campos de metralla, los refugios y los búnqueres de la guerra.
El vino, diálogo de la paz. Albacete en
el corazón.
Sublime sin interrupción, maestro. Y emocionante al máximo para un albacetense como yo. Gracias. Y gracias por 'Dignidad', recomendada y que anoche disfruté. Lástima que la quite de Madrid. Pero va de gira.Un abrazo y hasta El Tormo, templo de la gastronomía manchega en los madriles y olé.
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