Los huesos de Cervantes y la priora.
En la Sala Verde del Canal se presentó El coloquio de los perros, adaptación del texto cervantino de Martina Cabanas, Ramón Fontseré y Albert Boadella. Las presentaciones de
Albert Boadella no son presentaciones
académicas, sino liturgia. Y esperpento en el sentido noble del término. El
fundador de Ioglars aprovechó la ocasión para hacer un repaso de su turbulenta trayectoria
y entrevistó a Ramon Fontseré, al
que ha cedido el cetro. Boadella puro. El coloquio de los perros lleva una
larga itinerancia por los teatros del mundo, menos por los de Cataluña, -que al parecer es otro mundo al menos para Ioglars- desde que hace tres años dio su primer ladrido en los Teatros del Canal. Una interpretación
formidable de Pilar Sáenz, Fontseré y Xavi Villa, clásicamente ioglaresca. Tengo
a Pilar Saenz por una de las grandes de la escena, aunque le falte la pasarela
que les sobra a otras. La edición de El
coloquio de los perros, por parte de Milagros
Sánchez Arnosi también es muy buena.
Bien está que en el
Patio de Monipodio que han sido y son las Españas, Ioglars traiga a colación a Cepión
y Berganza; también podrían haber traido a Rinconete y Cortadillo,
que es como Tierno Galván llamaba a Felipe González y Alfonso Guerra. Hubo un entremés a cargo de Fontseré, Dolors Tuneu y Pilar Sáenz, trinidad non
santa de Ioglars que siempre es un gozo
admirar; el hallazgo de los huesos de Cervantes
en las Trinitarias, un enredo sobre la mezcolanza de restos que tanto pudieran
ser los del célebre manco como los de una abadesa libidinosa que se metió en la
tumba a copular con una momia; lo de la abadesa libidinosa es cosa mía no de
Ioglars.
Boadella anda en danza estos días por el próximo estreno de
la Ópera Don Carlo en el Escorial, la
leyenda negra de España de su amado Verdi.
A ver cómo se las arregla con ese texto antiespañol el genial titiritero, que se
declara españolista, conservador y burgués. Nada que objetar; todos somos
burgueses. Hace tiempo que el proletariado ha desaparecido y la lucha de clases dejó de
ser el motor de la historia. Burgueses eran los padres procesales del
pensamiento socialista y sin la revolución industrial burguesa no hubiera sido
posible el marxismo ni Marx.
El teatro de Boadella era transgresor, dicho con todos los
respetos. Nunca le gustó a la gente de orden y menos a los poderes fácticos y muy poco al “proletariado de cuello blanco”,
eufemismo de los teóricos del marxismo para disimular su quiebra histórica. El
público de Ioglars era un público joven y heterodoxo o señores ortodoxos e
ilustrados con cierta curiosidad morbosa por el escándalo.
En toda España empezaron a hacerle caso como bandera
anticatalanista y ni siquiera con eso entendieron la genialidad de Ubu Pujol. La tropa política se mantuvo
recelosa, pues los gobiernos centrales -Felipe,
Aznar, Zapatero, Rajoy- han sido
cómplices del Gran Timonel, el Monipodio
catalán, en aras de la gobernabilidad de este desdichado país. Cuando
me enteré de la intención de Boadella de establecerse en Madrid, le
escribí una carta manuscrita de casi dos folios con una conclusión simple: “yo
que tú no lo haría forastero”. Políticamente ha sido tomado como bandera por el separatismo
centralista: su gran confaloniero. Teatralmente será siempre un forajido. Quienes leíamos de
niños las novelas de Marcial Lafuente Estefanía y otros especialistas
del género, sabemos lo que forajido quiere decir al Oeste del rio Pecos.
Familia que conspira
unida permanece unida.
En España se ha
practicado el nepotismo sin ningún tipo de censura y agravio, obedeciendo quizá
a un lema que hizo fortuna en la posguerra: “familia que reza unida permanece
unida”. Quitemos lo de reza, por esas cuestiones bizantinas del laicismo.
Y ante algún gesto de una izquierda nebulosa y emergente que refuerza el núcleo familiar nos
ponemos como basiliscos. Que Tania
Sánchez, moderna Pasionaria, esté bajo sospecha por
favorecer a su padre y a un hermano en
no sé qué transaciones municipales, es sólo una reafirmación burguesa de la familia. Alfonso Guerra le puso un despacho a su
hermano para tomarse unos cafelitos en horas de descanso y su hermano levantó
tal imperio económico que dieron en llamarlo el conseguidor.
Que Ada Colau, la Agustina de Aragón de los desahucios,
haya nombrado asesor a su marido no es más que la consolidación del vínculo de pareja en tiempos de descojonación y promiscuidad.
Lo que peor ha sentado al personal es que Manuela Carmena, Manuela Malasaña contra la francesada, haya dado un puesto de
relieve al marido de una sobrina suya, competente sin duda. Y es que nos la
cogemos con papel de fumar, cosa lógica después de tantos años de corrupción y
expolio por parte del bipartidismo PP y
PSOE, tal para cual. Yo confío en Carmena porque hace casi medio siglo mis amigos
difuntos Manolo López y Lola Sacristán, huéspedes habituales de Carabanchel, Yeserías y el tendido 7 de las Ventas, me la
presentaron un dia para un cafelito. Tanto confío, que si cuajan unas Jornadas
sobre el Holocauto que me ha encargado
la UNIR, pienso invitar a Manuela Carmena y a todo su consistorio municipal a tan
magno suceso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario