domingo, 21 de mayo de 2017

TEATRO. CAROLINA ÁFRICA FRENTE AL VIENTO


Viento del este, viento del oeste

De gira por los caminos de España. La Belloch de Carolina África; con Jorge Kent,  Paola Ceballos, Jorge Mayor, Pilar Manso. Justo es nombrarlos porque hacen muy bien su trabajo.

En Cádiz el viento de Levante es peor que la tramontana del Ampurdán; vuelve loca a la gente. El aire de poniente es benéfico, pero el viento del este puede ser un criminal con intenciones perversas. El viento de Levante que llega de lejos y es incógnito y traicionero. El de poniente es menos malo, llega del mar y con él trae la ternura, el amor. La tranquilidad, esas cosas. Pese a todo, el corazón se enreda en dudosos afectos. Para este tipo de desventuras, de perezosa melancolía, Carolina Africa tiene virtudes especiales. A mí me parece una gran autora, y una excelente actriz. Y sin duda una buena directora de sus textos y  de su persona.

Carolina Africa anda siempre enredando con estaciones de veranos e inviernos y vientos. Verano en diciembre, su anterior obra, por ejemplo, que vuelve ahora a la cartelera madrileña.

 Siempre a contrapié.  O eso parece. Carolina África es una excelente autora, y actriz y directora. Posee una poderosa  presencia escénica; lo cual nada tiene que ver ni con la tramontana ni con el viento de Levante que rompe los nervios y los cristales. Es ella, su personalidad. Ainhoa se impone; Paola Ceballos (Pepa) muy bien en  su doble papel: enfermera en hogar de enfermos mentales y en un hospital de cuidados paliativos; hay matices. Desparpajo en ambos.  Pepa es una chica alegre, carente de prejuicios, a la que le gusta divertirse. Su amiga Ainhoa es más reservada y seria, le cuesta mucho abrirse a un hombre. Es tímida y desconfiada.

El encuentro de Ainhoa, escritora en crisis,  y Juan (Jorge Mayor) en el tren va adquiriendo tintes de intriga; llega a no parecer casual. Juan es un madero que oculta su identidad; inquieta su duplicidad cuando se descubre: ramalazo político y policiaco. Sobrevive el impulso sentimental, pero con heridas. Jorge Kent está espléndido en su doble papel; trastornado mental y enfermo terminal. Gestual, gesticulante en el primero; firme y enérgico en el segundo. Buen trabajo de conjunto sin olvidarse de Pilar Manso.

 

 

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