jueves, 27 de junio de 2019



 Miguel Mihura y el absurdo.Artículo publicado en el Mundo el pasado miércoles, Desavenencias.

De haberse estrenado en 1932 Tres sombreros de copa, fecha en que fue escrita, nadie dudaría de que el inventor del Teatro del Absurdo fue Miguel Mihura, un escéptico que se enamoraba de todas las mujeres guapas. El teatro español estaba en la línea de Jacinto Benavente y Miguel Mihura andaba por el disparate renovador de las vanguardias. Pero como Gustavo Pérez Puig no la estrenó hasta 1952, ahí están Ionesco y Becket, con  Albert Camus en la vertiente existencialista, ostentando los derechos de primogenitura. Que Tres sombreros de copa no se estrenara hasta 1953, no tiene nada de particular ni obedece a causas especiales. Después del 32 vino la República, la guerra, la posguerra, la sequía pertinaz que tanto preocupaba a Franco y por eso se dedicó, entre otras cosas, a construir pantanos.  Mihura decidió ocuparse en otro  tipo de teatro más burgués y menos complicado, no exento de crítica a una burguesía zafia y moralista como la española, su público más fiel. 
 Mihura detestaba cualquier signo de revolución, menos en teatro del que fue revolucionario absoluto. Se adelantó a todos y se inventó el Teatro del Absurdo, del cual Tres sombreros de copa es exponente máximo, antes que Becket amotinara  a los presos de San Quintín con Esperando a Godot. Y antes de que Ionesco  estrenara La cantante calva, obra donde no hay cantante ni hay calva. Mihura descubrió, tras el estreno de Pérez Puig, que por ese camino no llegaría muy lejos. Tres sombreros de copa, está ahora en el María Guerrero. En 1941 Mihura fundó La Codorniz, que se promociona, no sé si gracias a él o a Alvaro de la Iglesia,  como “la revista más audaz para el lector más inteligente.  No era un guerrero y, cuando aún no se sabía   si Franco ganaría o no la  guerra, debió de pasar mucho miedo en San Sebastián.
Era un tímido que creó personajes de mujeres adorables como Ninette o Maribel, una con un señor de Murcia y otra con una extraña familia. Sin llegar al amor pasión, sí  accedió  al amor seducción.  Un tímido   cuya máxima aspiración de seductor y máximo halago para su persona, pudiera ser  que  las mujeres dijeran de él; “sé que nunca revelarás  un secreto, un enigma, que pudiera perjudicar mi imagen de mujer”.

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