jueves, 6 de febrero de 2020

JOSE LUIS GOMEZ; Y BRECHT

Jose Luis Gómez. Publicado en mi  columna del MUNDO

Se han iniciado las celebraciones en torno al vigésimo quinto aniversario de la fundación de la Abadía que Gómez ha convertido en un santuario del teatro, regido ahora por su discípulo Carlos Aladro.   La primera vez que lo vimos en España fue en 1975, en el Teatro Lara dirigiendo e interpretando La resistible ascensión de Arturo Ui, de Bertolt Brecht, que muchos se empeñaron en llamar la “irresistible ascensión”, hasta convencerse de que resistible quería decir evitable. Gómez salió de Huelva y mientras aprendía, especialmente en Alemania, las corrientes de vanguardia desconocidas en España, trabajaba de cocinero o camarero en algunos hoteles.  Esta común experiencia yo creo que nos unió, pues yo trabajé en un hotel alemán de Canet de Mar, lo que me permitió conocer a Salvador Espriu que vivía cerca, en Arenys.
 Quería demostrar Brecht que el triunfo de Arturo Ui, Hitler, hubiera podido evitarse; la obra, en el Lara, fue objetivo frecuente de los ultrafascistas Guerrilleros de Cristo Rey, que asaltaban el escenario cada dos por tres, cubriéndolo con pintura negra. Los actores Paco CasaresEusebio Lázaro   avissaban a los periodistas, “ya están aquí los guerrilleros”. Y allí íbamos algunos a ver qué pasaba.
He aprendido cosas de José Luis Gómez, en escena, pero nunca en conversaciones  personales; salvo en raras ocasiones, nunca hemos hablado de teatro, sino del dolor.  José Luis lo teme y siente el ajeno como propio; y sabe, como un escritor francés, cuyo nombre no recuerdo, que el sufrimiento puede convertir a los hombres en seres nobles o malvados. Sabe también que la vida no es buena ni noble ni sagrada. Pero él y su teatro han contribuido a hacerla mejor.

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