lunes, 7 de febrero de 2022

 

Francisco Umbral y Javier Villán

En proyecto  la reedición de  Sonetos de la Impostura, si el tiempo y la autoridad competente no lo impiden como decíamos antes, parece adecuado que esta reedición lleve como prólogo la columna que Paco Umbral  publicó  por entonces

    ¨´Javier Villán ese chico sombrío, bueno y duro, valiente y tímido, callado y violento. Ha venido haciendo su poesía y su prosa dia a dia, en el poema o el periódico, y yo siempre he observado de reojo la voluntad creadora, rebelde, literaria y grave del escritor hoy tan cuajado. Javier Villán hizo mucha poesía solitaria y distinta, insumisa, cada dia más sabia, y hoy hace un periodismo crítico del que no se salva nadie, lleno de rigor y de metáforas.

Sonetos de la impostura es un libro que he visto crecer entre la eficacia de Quevedo, con quien Villan vive en conversación, y la urgencia de la crónica en verso, o sea la sátira política, periodística y barroca, cotidina y clásica, contra el socialismo degenerado que nos gobierna y sus avatares, personajes y descaros. Se trata de un centón de sonetos satíricos, algunos de voluntad grotesca, como no se escribía en España desde nuestros clásicos, que son los santos patronos de este revolucionario apacible que es Villán, a quien hay que acercarle un whisky para q se ponga conversador y diga sus verdades en tono conspiratorio, como cuando era el comunista emboscado en el diario ¨´Arriba¨¨

Todos los personajes del naipe socialista, que han traicionado y defraudado, pasan por estos sonetos que son como una columna en verso y donde la intención política no empaña nunca la calidad áurea, sonante, viva. De un  gran barroco en tiempos de neoclásicos, postmodernos, esteticistas, culturalistas y líricos de la nada en verso o la nada entre dos versos. Estos Sonetos de la impostura quedará como el gran memorial poético y político de un tiempo ilustrado por la traición, frustrado por la mala fe.

Juicio y condenación de Cuba, que completa el volumen, contiene retratos poéticos de los tiranos y dictadores de América vendidos siempre al yanki, y aquí encuentra el poeta nuevo material literario para su esperpentismo lúcido e impecable. Asimismo Villán ensaya en esta segunda parte otras formas y medidas poéticas. Finalmente, ese colofón urgente y demorado, Octavio Paz y Chiapas , donde Villán canta la sublevación mejicana con versos largos, lentos, intensos, centrando su denuncia en el gran sacerdote intelectual de América, Octavio Paz, el clérigo traidor a su pueblo, mediante un juego de incardinaciones que utiliza la propia poesía de Paz, contra la hipocresía, la cobardía y los sofismas políticos  del pensador oficial de Méjico. Aquí se hace inevitable el recuerdo de la gran poesía épica de Pablo Neruda.

Villán ha hecho un libro caliente de actualidad y memorable de calidad, más el necesario exceso verbal que barroquiza y engrandece el arte, la denuncia, la vieja y renovada contienda. La Historia¨´.

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