sábado, 17 de septiembre de 2022

Lope y sus doroteas. Ainhoa

 

Palencia, patria del Teatro

Dentro de muy pocos días tendrá lugar en Palencia, la representación de Lope y sus doroteas o cuando Lope quiere, quiere,  obra de Ignacio Amestoy,  con dramaturgia y dirección de Ainhoa Amestoy.  Según viejos cronicones, o leyendas de boca a oreja, que yo suelo tomarme al pie de la letra, el teatro nació en Palencia con  El auto de los Reyes Magos, que escribió para una hermana monja  Gómez Manrique, señor de Amusco, político enredador y pendenciero, intelectualmente se entiende, tío de Jorge Manrique, el de las Coplas, de Paredes de Nava, patria de los Berruguete. No es de extrañar, por lo tanto, que a la gente  de Palencia les guste el teatro y  que para los teatreros de España sea plaza querida y deseada. Lope y sus doroteas, pues, cierra el círculo de Palencia y los Amestoy. Y  me trae a la memoria que No es el primer encuentro del apellido Amestoy con Palencia. Hace algunos años Ignacio Amestoy, ganó me parece recordar,  el premio de textos Ciudad de Palencia que patrocinaba el Ayuntamiento y organizaba la Fundación Caneja bajo la batuta de Rafael del Valle y el apoyo logístico de Rubén del Valle.  Ruben ha sido y es engranaje clave en la Fundación.

Por otra parte este artículo cierra también, sin que la excluya o elimine,  mi relación con el Diario Palentino,  en el cual publiqué hace siglos el primero de los casi 8000 que en mi vida, ya un tanto cansada de periodista, he publicado. Se trataba de un comentario sobre un bar de Saldaña, en el cual no había camareros ni cajero. La gente llegaba, se servía lo que le apetecía y, honradamente, depositaba el dinero correspondiente de la consumición en la caja. Fue el único artículo mío que, me parece, vieron publicado mis padres, el señor Francisco, herrero y peatón cartero de Carrión de los Condes a Torre de los Molinos, y la señora Rosario que me inculcaron el amor al teatro, pues aunque pobres eran muy cultos y dirigían comedias con los mozos del pueblo. Incluso salían de gira, ida y vuelta en el dia, por la provincia.

Si tuviera que explicar  el meollo de Lope y sus Doroteas o cuando Lope quiere, quiere,  diría que es uno de los textos más clarividentes que sobre Lope de Vega, el clérigo atormentado, fornicador y temeroso de Dios y, por encima de todo poeta, se han escrito.  Teatro dentro del teatro. Metateatro. No trata de Lope, es Lope. Si el autor de El arte de hacer comedias, las urdía con tal facilidad que le permitió decir que en menos de horas veinticuatro pasaron de las musas al teatro, en cuestión de amores y amoríos no era menos urgente, aunque siempre hay una que marca más que las demás. Un excelente actor, Angel Solo, ha substituido a Ernesto Arias que se descolgó del proyecto. Lorenza Sánchez, algo más que un ama de llaves, la interpreta una rotunda  Lidia Otón, especie de corifeo sin coro. Y como no hay función buena, sin buenos secundarios, ahí están Nora Hernández y Daniel Migueláñez multiplicándose y doblando papeles. Como escribe Emilio Pascual ¨´la obra está escrita pensando en la complicidad del espectador, en el espectador de hoy, que quizá no sea tan distinto del espectador de entonces¨¨  Ese es el objetivo de todo buen teatro y aquí está cumplido de sobra. Respecto a la escenografía y vestuario de Elisa Sanz y la iluminación de Marta Graña, se atienen a otra norma escénica imprescindible; no entorpecer la acción y el movimiento de los actores.  

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